El Tribunal de las Aguas de la Vega de Valencia se erige como la institución de justicia más antigua en Europa, con raíces que se remontan a tiempos de al-Andalus y posiblemente al Califato de Córdoba, se consolidó durante la conquista del Reino de Valencia por el rey don Jaime. Su historia se entrelaza con la necesidad imperante de gestionar la escasez de agua en la fértil vega valenciana, un territorio que ha sido elogiado por viajeros a lo largo de los siglos como un "jardín delicioso" o el "más bello jardín del mundo".

Unas raíces muy profundas
En este contexto, el Tribunal surge como una respuesta a la crucial necesidad de una distribución sabia, equitativa y justa del agua, esencial para la irrigación de las extensas tierras de la huerta valenciana. Las acequias madre, como Quart, Benácher, Faitanar, Tormos, Mislata-Chirivella, Favara, Rovella y Tormos, se convierten en los canales vitales que llevan el agua del río Turia a las 17 000 hectáreas de tierras de regadío. El concepto de "fila", una parte variable del caudal total del río, se convierte en la piedra angular de este intrincado sistema.
El Tribunal opera bajo un sistema de comunidades de regantes, gobernadas por antiguas Ordenanzas transmitidas desde la época de los árabes y puestas por escrito en el siglo XVIII. Estas comunidades eligen democráticamente una Junta administradora, compuesta por labradores de reputación intachable, encargada de velar por el cumplimiento estricto de las normas. El Guarda de la acequia desempeña un papel crucial, garantizando la distribución adecuada del agua según los turnos de riego y comunicando las infracciones al Tribunal de las Aguas.
La singularidad del Tribunal radica en su estructura democrática y en la autoridad moral de sus miembros. Aunque carecen de formación jurídica convencional, los síndicos, elegidos democráticamente, aplican las ordenanzas con precisión, evitando la necesidad de recurrir a la jurisdicción ordinaria. Esta institución ha sido reconocida internacionalmente como un modelo de funcionamiento jurídico en temas relacionados con el agua.

Democrático, rápido y eficaz
La organización del riego y la administración del agua se convierten en funciones esenciales del Tribunal. La solidaridad y la imparcialidad son principios fundamentales. Cada jueves, en la Puerta de los Apóstoles de la Catedral de Valencia, los síndicos se reúnen para resolver conflictos en un procedimiento oral y rápido, íntegramente en valenciano. La rapidez y eficacia del Tribunal se deben a su concentración en los asuntos de la comunidad.
El Tribunal de las Aguas de la Vega de Valencia no solo ejerce autoridad sobre una acequia individual, sino sobre el conjunto de ellas. Su jurisdicción se extiende a los miembros del propio tribunal, comunidades de regantes, atandadores, personas jurídicas y terceros. La imparcialidad es clave, ya que el síndico de la acequia denunciada no participa en la deliberación ni en la votación de la sentencia.

A pesar de la falta de documentos históricos antes del siglo XVIII, se presume que el Tribunal existió desde tiempos remotos. Su origen se vincula a tradiciones andalusíes anteriores, y algunos historiadores sugieren una conexión con la época romana. La institución ha resistido el paso del tiempo y ha sido reconocida internacionalmente como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.

La tradición que sobrevive
La novela de Vicente Blasco Ibáñez, "La barraca", proporciona una visión del Tribunal en el siglo XIX, destacando su importancia en la vida cotidiana de los agricultores valencianos. La institución, aunque centenaria, sigue siendo relevante y ejemplifica una forma única de justicia popular, rápida y directa.
El Tribunal de las Aguas de la Vega de Valencia, con su rica historia y arraigadas tradiciones, representa no solo un sistema de justicia, sino también un símbolo de la identidad valenciana. Su inclusión en la lista de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en 2009 subraya su importancia como testimonio vivo de una tradición cultural única. En cada reunión semanal, ciudadanos comunes y eminentes figuras, desde ministros hasta reyes, se unen para presenciar el funcionamiento de esta venerable institución. La Vega de Valencia ha sabido preservar esta joya de su patrimonio, demostrando que la justicia, cuando es arraigada en la sabiduría y la experiencia de la comunidad, puede resistir el paso del tiempo.

Referencias:
- Plaza Penadés, J. 2007. El Tribunal de las Aguas de la Vega de Valencia. Revista de derecho civil valenciano 2. ISSN 1886-1490.
- Sala Giner, D. 2016. El Tribunal de las Aguas de la Vega de Valencia. Generalitat Valenciana.