A pesar de que nuestro pariente, Homo naledi, tenía un cerebro mucho más pequeño que el de Homo sapiens, el hallazgo de unas tumbas que datan de hace entre 200.000 y 300.000 años desestabiliza todo lo que creíamos saber sobre la evolución humana, ya que está claro que Homo naledi era capaz de un comportamiento tan complejo como la realización de enterramientos de sus individuos fallecidos.
Estos humanos arcaicos enterraban a sus muertos y marcaban las tumbas con símbolos grabados y pintados, tal y como han descubierto los paleontólogos en un sistema de cuevas hallado en Sudáfrica. Son las tumbas más antiguas de la prehistoria conocidas hasta la fecha. Los entierros más antiguos descubiertos anteriormente, encontrados en el Medio Oriente y África, contenían los restos del Homo sapiens y tenían alrededor de 100.000 años.
“Se trata de las inhumaciones de homínidos más antiguas de los que se tiene constancia, anteriores en al menos 100.000 años a las inhumaciones de Homo sapiens”, afirmaron los investigadores en una serie de artículos, que aún deben ser revisados por pares antes de su publicación en la revista eLife.

¿Reescribir la evolución humana?
Hasta ahora se pensaba que Homo naledi no era capaz de 'dar sentido' a este tipo de ritual tan típico de los humanos, por lo que estos hallazgos podrían reescribir la historia de la teoría de la evolución humana, ya que tales comportamientos solo se han observado entre los antiguos Homo sapiens con cerebros más grandes, pero el último descubrimiento es anterior a este grupo en al menos 100.000 años.
Las implicaciones de tal hallazgo son revolucionarias y sugieren una inteligencia similar a la nuestra en una especie con cerebros no mucho más grandes que los de un chimpancé.

¿Cómo son las tumbas?
Dirigidos por el renombrado paleoantropólogo Lee Berger, los investigadores descubrieron varios fósiles de Homo naledi enterrados a unos 30 metros bajo tierra en el sistema de cuevas Rising Star sudafricano. “Estar dentro de las cuevas, dentro del mundo de Homo naledi, no solo es una aventura que cambia la vida, sino que lo que hemos descubierto nos obliga a repensar todo un conjunto de suposiciones sobre los homínidos y la evolución humana”, explicó Agustín Fuentes, especialista en biocultura y profesor de antropología en la Universidad de Princeton, en un comunicado oficial.
Los agujeros o tumbas que parece que fueron cavados deliberadamente -dicen los expertos- y luego rellenados para cubrir los cuerpos, están presentadas de forma ovalada y contenían los restos de una docena de individuos, tanto adultos como niños (probablemente menores de 13 años), homínidos extintos que probablemente fueron enterrados en posición fetal. Los símbolos que aparecen en las tumbas, incluyen sombreados cruzados profundamente grabados y otras formas geométricas, y se encontraron en superficies que parecían haber sido preparadas y alisadas. El estudio también señala que algunas de las marcas parecen haberse hecho por error o quedaron sin terminar (en una de ellas había hasta 46 marcas grabadas no naturales).
Homo naledi es una especie primitiva en la encrucijada entre los simios y los humanos modernos, que tenía un cerebro del tamaño del de un chimpancé, medía 1,5 metros de altura, aproximadamente y trepaba por los árboles. Durante mucho tiempo, se creyó que eran incapaces de tener un comportamiento emocional y cognitivo complejo. ¿Estaremos equivocados?
Inquietudes
Si bien los antropólogos fuera de esta investigación reconocen su importancia potencial, algunos también han advertido acerca de sacar conclusiones precipitadas. Recordemos que el estudio está en fase de ser revisado por pares.
Referencia:
- 241,000 to 335,000 Years Old Rock Engravings Made by Homo naledi in the Rising Star Cave system, South Africa. ProfileLee R Berger, John Hawks, Agustin Fuentes, Dirk van Rooyen, Mathabela Tsikoane, Maropeng Ramalepa, Samuel Nkwe, Keneiloe Molopyane doi: https://doi.org/10.1101/2023.06.01.543133 5 june 2023. Preprint BioRxiv
- Evidence for deliberate burial of the dead by Homo naledi Lee R Berger, Tebogo Makhubela, Keneiloe Molopyane, Ashley Kruger, Patrick Randolph-Quinney, Marina Elliott, Becca Peixotto, Agustin Fuentes, Paul Tafforeau, Vincent Beyrand, Kathleen Dollman, Zubair Jinnah, Angharad Brewer Gillham, Kenneth Broad, Juliet Brophy, Gideon Chinamatira, Paul Dirks, Ellen Feuerriegel, Alia Gurtov, Nompumelelo Hlophe, Lindsay Hunter, Rick Hunte, Kudakwashe Jakata, Corey Jaskolski, Hannah Morris, Ellie Pryor, Maropeng Ramaphela, Eric Roberts, Jacqueline Smilg, Mathabela Tsikoane, Steven Tucker, Dirk van Rooyen, Kerryn Warren, Colin Wren, Marc Kissel, Penny Spikins, John Hawks doi: https://doi.org/10.1101/2023.06.01.543127 Preprint BioRxiv
These preprint will be published in eLife.