Descubre los secretos de los sentidos humanos: Más allá de lo común

Vista, oído, olfato, gusto, tacto… aunque se consideran tradicionalmente como los cinco sentidos del ser humano, en realidad hay varios más.
El ser humano tiene más de 5 sentidos

Desde pequeños aprendemos que el ser humano posee cinco sentidos, pero la realidad es más compleja. Al reflexionar sobre cuantos sentidos tiene el ser humano o preguntarnos cuales son todos los sentidos del ser humano, surgen nuevas dimensiones sensoriales. Los sentidos humanos son mecanismos fisiológicos que nos permiten percibir y reconocer estímulos del entorno, y aunque tradicionalmente se habla de cinco, existen más. En este artículo, exploraremos los sentidos humanos, desde los clásicos hasta otros menos conocidos, y veremos cómo estos influyen en nuestra percepción del mundo. Tener presente que tenemos mas de 5 sentidos abre la puerta a una mayor comprensión sensorial.

Clasificación de los sentidos humanos

Los cinco sentidos clásicos

Los cinco sentidos humanos tradicionales son la vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto, cada uno asociado a órganos y receptores específicos. La vista emplea fotoceptores para interpretar la luz, mientras que el oído convierte las ondas sonoras en señales comprensibles. El olfato y el gusto responden a sustancias químicas, aportando información sobre aromas y sabores. El tacto, más complejo, permite detectar presión, temperatura y dolor a través de receptores cutáneos.

Vista: percepción de la luz

La vista es uno de los sentidos humanos más desarrollados, gracias a los ojos que transforman ondas de luz en impulsos eléctricos interpretados por el cerebro. Este proceso garantiza la capacidad de reconocer formas, colores y movimientos, convirtiendo la luz en una imagen mental detallada. Además, la vista facilita la lectura de expresiones faciales y el lenguaje corporal, fundamentales para la comunicación humana.

Oído: detección de ondas sonoras

El oído capta las ondas sonoras que viajan por el aire, convirtiéndolas en impulsos eléctricos que el cerebro comprende como sonidos. La cóclea en el oído interno traduce las vibraciones en información auditiva. El oído no solo es esencial para la audición, sino también para el equilibrio, ya que el sistema vestibular ajusta la orientación espacial, permitiendo desplazarse con estabilidad.

Olfato y gusto: sentidos químicos

Olfato - Pixabay

Tanto el olfato como el gusto dependen de quimiorreceptores que responden a moléculas disueltas en el aire o en la comida. La interacción entre estos sentidos enriquece la experiencia gastronómica, pues el sabor es una combinación de estímulos gustativos y olfativos. Detectar olores y sabores facilita reconocer peligros, como alimentos en mal estado, o disfrutar de los matices de una comida compleja.

El tacto: varios sentidos en uno

El tacto es multifacético, ya que percibe presión, temperatura y dolor. Su complejidad radica en la variedad de receptores sensoriales en la piel, desde mecanoceptores que detectan la textura hasta termoceptores que miden la temperatura, pasando por nociceptores que advierten el dolor. El tacto es esencial para interactuar con el entorno y para la comunicación no verbal, donde una caricia o un apretón de manos pueden expresar emociones.

Mecanocepción: presión y textura

La mecanocepción permite sentir la forma y la textura de los objetos al tocar. Diferentes receptores cutáneos detectan toques suaves, presión profunda o vibraciones, proporcionando información esencial para manipular herramientas, reconocer objetos al tacto o entender señales emocionales a través de un contacto físico.

Termocepción: percepción de la temperatura

La termocepción es el sentido que informa sobre la temperatura del entorno y de los objetos. Detectar el calor o el frío ayuda a mantener la homeostasis, evitando daños por contacto con temperaturas extremas. También influye en el bienestar, ya que sentir una brisa fresca o el calor del sol repercute en el confort diario.

Nocicepción: detección del dolor

La nocicepción alerta sobre posibles daños en el cuerpo, activando nociceptores ante estímulos potencialmente peligrosos. El dolor cumple una función protectora, motivando a alejarse de la fuente de daño y a procurar cuidados. Aunque resulte incómodo, el dolor es indispensable para la supervivencia, guiando conductas preventivas y de curación.

Sentidos adicionales

Sentido del equilibrio

El equilibrio, o equilibriocepción, se localiza en el oído interno y permite mantener la estabilidad del cuerpo. El sistema vestibular detecta movimientos y cambios de posición, garantizando una orientación adecuada. Sin este sentido, caminar recto o mantener el balance resultaría complicado.

Equilibrio - Pixabay

Propiocepción: conciencia corporal

La propiocepción brinda conocimiento interno de la posición y el movimiento del cuerpo, incluso sin usar la vista. Husos musculares y órganos tendinosos transmiten información sobre la colocación de las extremidades, posibilitando movimientos precisos y coordinados. Esta consciencia interna es esencial para actividades cotidianas, desde caminar hasta escribir.

Reconocimiento de más de cinco sentidos

Al reconocer la existencia de más sentidos humanos que los cinco tradicionales, se adquiere una visión más completa de la percepción humana. La termocepción, la nocicepción, el equilibrio y la propiocepción aportan datos vitales sobre el entorno y el cuerpo, permitiendo adaptarse a situaciones cambiantes y mejorar la interacción con el medio.

Importancia de los receptores sensoriales

Los receptores sensoriales son la base de la percepción. Estos componentes especializados traducen estímulos como luz, sonido, presión o sustancias químicas en señales nerviosas. Sin ellos, comprender el entorno sería imposible. Su función es clave para mantener la homeostasis y responder adecuadamente a las condiciones ambientales.

El impacto de los sentidos en el cerebro

Interocepción y su relevancia cerebral

La interocepción permite percibir estados internos del cuerpo, como hambre, sed o ritmo cardíaco. Esta información interna influye en la respuesta emocional y en la toma de decisiones, conectando las sensaciones corporales con las emociones. El cerebro integra estas señales para mantener el equilibrio interno, influyendo en la salud física y mental.

Influencia de la postura y expresiones faciales

La postura y las expresiones faciales impactan en las emociones propias y en la percepción de los demás. Posturas erguidas pueden asociarse con confianza, mientras que ciertos gestos faciales influyen en la activación emocional. El cerebro integra estas señales corporales, dando forma a la experiencia emocional y social.

Neuronas - Pixabay

La respiración y su efecto en las emociones

La respiración afecta las emociones y el estado mental. Una respiración profunda y pausada promueve la relajación, mientras que la superficial puede aumentar la tensión. La respiración nasal favorece la actividad cerebral vinculada a la concentración y la memoria, ofreciendo una herramienta natural para regular el ánimo y el bienestar.

Referencias:

  • Boring, E.G. (1942). Sensation and Perception in the History of Experimental Psychology. Appleton-Century.
  • Purves, D., Augustine, G.J., Fitzpatrick, D., et al. (2012). Neuroscience. Sinauer Associates.
  • Guyton, A.C., & Hall, J.E. (2016). Textbook of Medical Physiology. Elsevier.
  • Kandel, E.R., Schwartz, J.H., & Jessell, T.M. (2013). Principles of Neural Science. McGraw-Hill.

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