Tras la II Guerra Mundial, las grandes potencias vivieron un gélido enfrentamiento durante más de 45 años, con el planeta como tablero: una guerra de baja intensidad, si se compara con los escombros de los que surgió, que cambió las armas convencionales por sofisticadas técnicas de inteligencia y contrainteligencia e hizo de los espías los soldados que combatieron en la primera línea del frente
Desde que se empezó a generar el clima de tensión posbélico, la cultura tomó caminos delimitados por el poder en sendos bloques: realismo soviético frente a abstracción americana
La Guerra Fría sirvió también de excusa para que la CIA interviniese en auxilio de los más burdos intereses comerciales. Un buen ejemplo son los golpes organizados por la Administración Eisenhower en Irán y Guatemala, ambos de consecuencias devastadoras a corto, medio y largo plazo
El Muro de Berlín se convirtió en el símbolo más visible de la Guerra Fría y la división entre las dos Alemanias. Levantado en 1961 para frenar el éxodo al lado occidental, su caída en 1989 marcó el principio del fin de la RDA y la reunificación alemana