Sí, este tipo de atracción erótica existe y su nombre técnico es zoofilia. Pero el interés por un animal de una especie distinta a la humana no tiene por qué llevar a realizar actos sexuales. Cuando esto ocurre, se denomina bestialismo. Tampoco hay que confundir la subcultura furry fandom -personas atraídas por personajes animales de cine o literatura con carácter antropomórfico- con el interés erótico de los zoófilos.
Casada con una bicha. Aunque el término fue introducido en el siglo XIX por el sexólogo alemán Richard von Krafft-Ebing, pueden citarse ejemplos de zoofilia en numerosas culturas y épocas. Desde el mito de Leda -reina de Esparta- y Zeus -metamorfoseado en cisne- hasta el matrimonio en el año 2006 de una mujer hindú con una serpiente, la atracción sexual por los animales ha estado presente durante siglos en el imaginario popular.
En el manual diagnóstico de Psicología (DSM), la zoofilia estaría dentro de 'Otro trastorno parafílico especificado'.