Ya sea por proximidad, por afinidad o porque son los seres vivos más fáciles de reconocer, el reino animal es el que más curiosidad y fascinación nos despierta, desde la infancia. Pocos niños pueden nombrar alguna planta que no sea comestible, pero la mayoría conoce a numerosos animales.
Definición de animal a través de la historia
Concepto inicial de Aristóteles y Teofrasto
En el año 335 a.C., Aristóteles y su discípulo Teofrasto fueron los primeros en establecer una definición formal de "animal". Clasificaron a los seres vivos en dos grupos principales: animales y vegetales. Los animales eran aquellos seres capaces de moverse por sí mismos, mientras que los vegetales crecían pero no se desplazaban. Esta distinción inicial fue revolucionaria para su tiempo, ya que proporcionó un marco básico para entender la diversidad de la vida. Además, Aristóteles subdividió a los animales en aquellos con sangre, conocidos como enalma, y sin sangre, llamados analma, lo que hoy en día identificamos como vertebrados e invertebrados.
La clasificación de Aristóteles, aunque rudimentaria, sentó las bases para futuras investigaciones. Sin embargo, su conocimiento era limitado, y no incluía organismos como los corales, que, según su definición, habrían sido considerados vegetales. Este error muestra las limitaciones del conocimiento de la época y la necesidad de revisar y actualizar las definiciones a medida que se descubren nuevas especies y se desarrollan nuevas tecnologías.
Evolución del concepto de animal
Con el tiempo, el concepto de animal ha evolucionado significativamente. Durante siglos, las esponjas, por ejemplo, no fueron consideradas animales. Fue el naturalista alemán Rudolf Leuckart quien, en 1848, agrupó a los corales y a las medusas bajo el término "celentéreos", reconociéndolos como animales. Este cambio reflejó un avance en el entendimiento de las características que definen a los animales, más allá de la simple capacidad de movimiento.
A medida que las investigaciones científicas avanzaban, se hizo evidente que la locomoción no podía ser el único criterio para definir a un animal. Las esponjas y los corales, aunque sésiles en su forma adulta, tienen larvas móviles, lo que complicaba el uso de la movilidad como un rasgo definitorio. Este reconocimiento llevó a la búsqueda de características más complejas y precisas para definir a los animales, teniendo en cuenta las excepciones que desafiaban las clasificaciones tradicionales.

Características esenciales de los animales
Organismos eucariotas y multicelulares
Uno de los rasgos más distintivos de los animales es que son organismos eucariotas y multicelulares. Esto significa que sus células tienen un núcleo bien definido y que están compuestos por múltiples células, al menos en alguna etapa de su desarrollo. Esta característica los diferencia de organismos como las bacterias y los protozoos, que son unicelulares y carecen de un núcleo definido.
Además, las células animales no poseen una pared celular, a diferencia de las plantas y la mayoría de los hongos. Esta ausencia permite una mayor flexibilidad y diversidad en la forma y función de las células animales, contribuyendo a la complejidad estructural y funcional que caracteriza a este grupo. Sin embargo, estas características, aunque comunes, no son exclusivas de los animales, lo que complica su uso como criterios definitorios únicos.
Alimentación heterótrofa y locomoción
Los animales son principalmente heterótrofos, lo que significa que obtienen su energía consumiendo materia orgánica. Este rasgo los distingue de las plantas, que son autótrofas y producen su alimento a través de la fotosíntesis. No obstante, existen excepciones, como ciertos animales que pueden realizar la fotosíntesis sin perder su capacidad heterótrofa. Este fenómeno destaca la diversidad y adaptabilidad de los animales en su búsqueda de energía.
En cuanto a la locomoción, aunque es una característica común en la mayoría de los animales, no es universal. Muchas especies tienen etapas de vida sésiles, como las esponjas y los corales. Incluso algunas plantas y algas presentan movilidad en ciertas fases de su ciclo vital. Por lo tanto, la locomoción, aunque significativa, no puede ser considerada un rasgo exclusivo de los animales.
Críticas al concepto tradicional
El concepto tradicional de animal basado en la movilidad y la alimentación ha sido objeto de críticas y revisiones. La diversidad en el reino Animalia es tal que casi ningún rasgo es exclusivo de todos los animales o aplicable a todos ellos sin excepción. Las esponjas, por ejemplo, carecen de sistemas nerviosos complejos, pero son animales. Este tipo de excepciones ha llevado a los científicos a buscar definiciones más precisas y menos dependientes de características superficiales.
La evolución del concepto de animal refleja la necesidad de adaptar nuestras definiciones a medida que aumenta nuestro conocimiento sobre la vida. La búsqueda de una definición que abarque la diversidad y complejidad del reino animal sigue siendo un desafío para los científicos, quienes recurren a métodos de clasificación más avanzados para abordar esta tarea.
Clasificación moderna de los animales

Introducción a la cladística
La cladística ha revolucionado la forma en que clasificamos a los seres vivos. Este enfoque se centra en las relaciones filogenéticas, es decir, las relaciones evolutivas entre los organismos, en lugar de basarse únicamente en características superficiales. La cladística utiliza árboles evolutivos para representar estas relaciones, permitiendo una comprensión más profunda de cómo los diferentes grupos de seres vivos están relacionados entre sí.
Este método ha permitido descubrir conexiones evolutivas sorprendentes y ha cambiado drásticamente nuestra comprensión de la biodiversidad. La clasificación cladística se basa en el concepto de monofiletismo, que agrupa a todos los descendientes de un ancestro común en un mismo grupo, independientemente de las diferencias superficiales que puedan presentar.
Relaciones filogenéticas y Metazoa
En el contexto de la cladística, el término Metazoa se utiliza para referirse a todos los animales. Este grupo incluye a cualquier organismo que descienda de un ancestro común que comparte con seres tan diversos como los humanos, las moscas, los ctenóforos y las esponjas. Esta definición, basada en la ascendencia común, simplifica la clasificación y evita las complicaciones que surgen al intentar definir a los animales por características específicas.
El enfoque cladístico nos permite entender mejor las relaciones evolutivas entre los diferentes grupos de animales y cómo han evolucionado a lo largo del tiempo. Al centrarse en la ascendencia común, la cladística proporciona una base sólida para clasificar a los animales de manera coherente y precisa.
Ejemplos de relaciones evolutivas
La cladística ha revelado relaciones evolutivas sorprendentes entre diferentes grupos de animales. Por ejemplo, se ha descubierto que los cetáceos, como las ballenas y los delfines, están más estrechamente relacionados con los hipopótamos que con cualquier otro mamífero terrestre. Esta relación, basada en la ascendencia común, desafía las clasificaciones tradicionales basadas en características superficiales.
Otro ejemplo sorprendente es la relación entre las aves y los cocodrilos. Aunque a primera vista parecen muy diferentes, la cladística ha demostrado que los cocodrilos están más estrechamente emparentados con las aves que con otros reptiles. Estos descubrimientos destacan la importancia de utilizar métodos de clasificación basados en la evolución para comprender mejor la diversidad y las conexiones entre los seres vivos.
Diversidad en el reino Animalia

Animales vertebrados e invertebrados
El reino Animalia se divide principalmente en dos grupos: vertebrados e invertebrados. Los vertebrados son aquellos animales que poseen un esqueleto interno, como los mamíferos, aves, reptiles, anfibios y peces. Estos animales suelen tener un sistema nervioso centralizado y un mayor grado de complejidad en su estructura corporal.
Por otro lado, los invertebrados carecen de un esqueleto interno y representan la mayoría de las especies animales. Este grupo incluye a los insectos, moluscos, artrópodos y esponjas, entre otros. A pesar de su falta de esqueleto interno, los invertebrados han desarrollado una amplia variedad de adaptaciones que les permiten prosperar en diversos entornos y desempeñar roles cruciales en los ecosistemas.
Animales salvajes y domésticos
Otra forma de clasificar a los animales es según su relación con los seres humanos: salvajes y domésticos. Los animales salvajes son aquellos que viven en su hábitat natural y no han sido habituados a la presencia humana. Estos animales desempeñan roles vitales en los ecosistemas, contribuyendo al equilibrio y la biodiversidad.
Por el contrario, los animales domésticos han sido adaptados para convivir con los humanos a lo largo de generaciones. Estos incluyen a los perros, gatos, vacas y gallinas, entre otros. La domesticación ha llevado a cambios significativos en el comportamiento y la fisiología de estas especies, permitiéndoles integrarse en la vida humana de diversas maneras.
Clasificación por dieta: carnívoros, herbívoros, omnívoros
La dieta es otro criterio común para clasificar a los animales. Los carnívoros son aquellos cuya dieta se basa principalmente en carne, como los leones y los tiburones. Los herbívoros, como los elefantes y las vacas, se alimentan principalmente de plantas. Por último, los omnívoros consumen tanto materia vegetal como animal, lo que les permite tener una dieta más variada. Ejemplos de omnívoros incluyen a los osos y a los seres humanos.
Estas clasificaciones dietéticas reflejan las adaptaciones evolutivas que han permitido a los animales explotar diferentes nichos ecológicos y asegurar su supervivencia. Las estrategias alimenticias juegan un papel crucial en la dinámica de los ecosistemas, influyendo en las interacciones entre especies y en la estructura de las comunidades biológicas.
El impacto del ser humano en la percepción de los animales

Mitos y realidades sobre los animales
A lo largo de la historia, los animales han sido objeto de numerosos mitos y malentendidos. Algunos mitos populares incluyen la creencia de que los lemmings se suicidan en masa o que los ratones son adictos al queso. Estos mitos a menudo se basan en observaciones incorrectas o exageraciones y pueden distorsionar nuestra percepción de los animales.
Es importante reconocer que los animales son capaces de sentir, aprender y tomar decisiones, desafiando la noción de que son seres puramente instintivos. La ciencia moderna ha demostrado que muchas especies poseen habilidades cognitivas avanzadas, lo que subraya la necesidad de respetar y proteger a los animales y sus hábitats naturales.
Relevancia del Homo sapiens en el reino Animalia
El ser humano, o Homo sapiens, es parte integral del reino Animalia. Aunque a menudo nos consideramos separados de los animales, compartimos un ancestro común con muchas especies. Esta conexión evolutiva nos recuerda nuestra responsabilidad de cuidar y preservar el entorno natural del que formamos parte.
La influencia del ser humano en el reino animal es profunda y de gran alcance. A través de la domesticación, la caza, la conservación y el cambio climático, hemos impactado significativamente en la vida de muchas especies. Comprender nuestro lugar en el reino Animalia es crucial para fomentar una coexistencia armoniosa y sostenible con el mundo natural.

Referencias:
- Erwin, D. H. 2015. Early metazoan life: divergence, environment and ecology. Philosophical Transactions of the Royal Society B: Biological Sciences, 370(1684), 20150036. DOI: 10.1098/rstb.2015.0036
- Laumer, C. E. et al. 2019. Revisiting metazoan phylogeny with genomic sampling of all phyla. Proceedings of the Royal Society B. DOI: 10.1098/rspb.2019.0831
- Solomon, E. P. et al. 2013. Biología (9a). Cengage Learning Editores.