¿Cuándo quitarse un piercing? Consejos para evitar problemas

Otro complemento estético más que se ha puesto muy de moda en los últimos años son los llamados piercings, pendientes en distintas zonas del cuerpo. Desde la nariz, hasta las cejas pasando por el ombligo, oreja, labios...y un amplio etcétera. Los piercings son una forma de expresión personal y un complemento de moda que ha […]
Piercing

Otro complemento estético más que se ha puesto muy de moda en los últimos años son los llamados piercings, pendientes en distintas zonas del cuerpo. Desde la nariz, hasta las cejas pasando por el ombligo, oreja, labios...y un amplio etcétera.

Los piercings son una forma de expresión personal y un complemento de moda que ha ganado popularidad en los últimos años. Se colocan en diversas partes del cuerpo, como la nariz, las orejas, el ombligo, los labios, la lengua o incluso las cejas. Sin embargo, estas pequeñas perforaciones pueden convertirse en focos de infección si no se cuidan adecuadamente. Por ello, es importante conocer cuándo es necesario retirarlos para evitar complicaciones.

Entender los riesgos y complicaciones de los piercings

Popularidad y zonas comunes para los piercings

Los piercings son una tendencia que ha traspasado generaciones y culturas, convirtiéndose en un complemento estético habitual. Las zonas más comunes para colocar un piercing incluyen las orejas, la nariz, el ombligo, los labios, la lengua y, cada vez con más frecuencia, las cejas. Cada ubicación tiene su propio atractivo y significado cultural, lo que contribuye a su amplia aceptación. Sin embargo, es fundamental recordar que cada parte del cuerpo tiene diferentes niveles de sensibilidad y riesgo de lesiones.

La elección de la zona para un piercing también puede influir en el proceso de curación y en la posibilidad de desarrollar infecciones. Por ejemplo, los piercings en la lengua y los labios están más expuestos a bacterias debido a su ubicación en la cavidad oral. En cambio, las perforaciones en las orejas suelen ser más sencillas de manejar si se siguen las pautas de higiene adecuadas. Por eso, resulta esencial valorar estos factores antes de decidir dónde colocarse un piercing.

A pesar de su popularidad, los piercings requieren un compromiso de cuidado y atención constante. No se trata solo de un adorno de moda, sino de una modificación corporal que puede tener consecuencias para la salud si no se maneja correctamente. Elegir un profesional cualificado y seguir estrictamente las indicaciones de cuidado posteriores son pasos imprescindibles para reducir los riesgos.

Los piercings son una tendencia que ha traspasado generaciones y culturas, convirtiéndose en un complemento estético habitual. - Pixabay

Posibles complicaciones: Infecciones y reacciones

Las complicaciones asociadas a los piercings pueden ir desde leves hasta graves, en función de factores como la higiene, el tipo de joyería empleada y la reacción del cuerpo. Las infecciones son de las más frecuentes y suelen surgir cuando las perforaciones no se mantienen limpias y desinfectadas. La presencia de enrojecimiento, hinchazón, dolor y secreción de pus son signos claros de alarma.

Además de las infecciones, los piercings pueden desatar reacciones alérgicas, sobre todo si la joyería contiene níquel u otros metales a los que ciertas personas pueden ser sensibles. Estas reacciones se manifiestan en forma de picazón, erupciones o ampollas alrededor de la zona perforada. Apostar por joyería hipoalergénica reduce de manera considerable el riesgo de este tipo de problemas.

Por otro lado, el desarrollo de queloides constituye otra posible complicación. Se trata de cicatrices gruesas y elevadas que pueden formarse alrededor de la perforación, y suelen presentarse con más frecuencia en quienes tienen predisposición genética. En estos casos, se recomienda vigilar cualquier cambio cutáneo y buscar atención médica si surgen complicaciones.

Estadísticas de complicaciones en piercings

Un estudio científico realizado en Estados Unidos indicó que cerca del 17% de las personas que se colocan un piercing experimentan algún tipo de complicación. Esta cifra resalta la importancia de estar bien informado y de seguir las recomendaciones de cuidado. Aunque las complicaciones pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo, hay zonas más proclives que otras.

De acuerdo con las estadísticas, los piercings en el ombligo, la lengua y los labios figuran entre los que más a menudo presentan complicaciones, en parte por la exposición constante a bacterias y al movimiento diario de dichas áreas. Por otro lado, las perforaciones en las orejas, si se cumplen las pautas de aseo correctas, suelen registrar menos problemas.

Dado que una porción importante de la población que se realiza un piercing puede enfrentar complicaciones, resulta prioritario informarse bien y prepararse antes de dar el paso. La educación en torno a los posibles riesgos y a las medidas preventivas disminuye significativamente la probabilidad de inconvenientes y ayuda a que la experiencia con los piercings sea más satisfactoria.

Cuándo considerar quitarse un piercing

Infección local persistente: señales de alarma

Una de las razones más habituales para plantearse quitarse un piercing es la presencia de una infección local que no mejora con antibióticos. Es crucial actuar rápidamente para evitar que la infección se propague y cause complicaciones más graves. El enrojecimiento persistente, la hinchazón, el dolor agudo y la secreción de pus que no se reducen con los cuidados básicos son señales de que la infección podría avanzar.

El cuerpo reacciona de distintas maneras a una infección, y en ciertos casos, la inflamación puede cronificarse si no se aborda apropiadamente. Cuando la infección persiste pese a las medidas tomadas, la retirada del piercing puede ser el paso necesario para permitir que la zona se recupere de forma adecuada. Una consulta médica ayudará a determinar el tratamiento más conveniente.

Es importante tener en cuenta que, aunque mantener el piercing puede ser atractivo por motivos estéticos, la salud siempre debe ser prioritaria. Ignorar una infección prolongada puede llevar a problemas mayores, como abscesos o cicatrices difíciles de tratar. Por ello, escuchar las señales que envía el cuerpo y actuar con prontitud es la mejor forma de evitar daños importantes.

Reacciones alérgicas y sangrado excesivo

Las reacciones alérgicas constituyen otro motivo para pensar en la retirada de un piercing. Si se aprecia picazón intensa, erupciones cutáneas o ampollas alrededor de la perforación, podría indicar que el organismo está reaccionando al metal de la joyería. En muchos casos, sustituir la joyería por otra hipoalergénica resuelve el problema, pero si los síntomas no remiten, quitar el piercing puede ser la única salida.

El sangrado excesivo también debería encender las alarmas. Si bien es normal sangrar un poco justo después de la perforación, esta condición debería moderarse en poco tiempo. Cuando el sangrado es abundante o prolongado, se sugiere la posibilidad de una lesión en un vaso sanguíneo o una infección profunda. Consultar con un profesional sanitario se convierte aquí en una necesidad.

La combinación de reacciones alérgicas y sangrado excesivo incrementa la preocupación, pues ambos pueden indicar una respuesta adversa del cuerpo al piercing. Recibir orientación médica permitirá evaluar si es indispensable retirar la joyería para salvaguardar la salud de la zona perforada.

Dolor frecuente en zonas específicas como orejas

El dolor persistente en la zona del piercing, especialmente en las orejas, es otra señal que podría revelar un problema subyacente. Aunque resulta normal experimentar molestias iniciales, el dolor que permanece o se intensifica con el paso del tiempo podría indicar infección, reacción alérgica o un ajuste inadecuado de la joyería.

Si el dolor no disminuye pese a las rutinas de limpieza y cuidados, podría ser preciso quitar el piercing para aliviar la tensión en la zona y facilitar la curación. En ocasiones, basta con escoger una joyería más adecuada para solucionar el problema, sin necesidad de retirar por completo la perforación.

Estar al tanto de cualquier variación en la sensibilidad de la zona perforada y consultar con un especialista ante un dolor fuerte contribuye a resolver el problema a tiempo. Un profesional podrá determinar si conviene retirar el piercing o si existen otras opciones para aminorar la molestia.

Edema prolongado en la lengua

El edema prolongado en la lengua es una complicación común que puede derivar de los piercings orales. Si la hinchazón dura más de 10 días, es un indicativo de que el cuerpo presenta dificultades para aceptar el piercing. Esta inflamación prolongada puede obstaculizar actividades diarias, como comer o hablar, incrementando además la probabilidad de infección.

Las reacciones alérgicas constituyen otro motivo para pensar en la retirada de un piercing. - Pixabay

La lengua es una zona muy sensible, y la hinchazón persistente puede reflejar el rechazo del piercing por parte del organismo. En dichos casos, retirarlo podría ser la mejor vía para frenar complicaciones posteriores. Asimismo, la inflamación excesiva puede causar daño a los dientes y encías, lo que subraya la importancia de intervenir con rapidez.

Si se experimenta un edema que no mejora, es recomendable visitar a un profesional para una evaluación. Este profesional puede determinar si conviene quitar el piercing y así proteger la salud bucodental a largo plazo.

¿Debo quitarme el piercing si está infectado?

La decisión de quitarse un piercing infectado no siempre es sencilla y debe valorarse con cuidado. A veces, retirarlo permite que la infección se resuelva más rápido al eliminar la fuente de irritación. Sin embargo, existe el riesgo de que la herida se cierre y aísle la infección en el interior, dificultando el tratamiento.

Si se opta por conservar el piercing durante el tratamiento, resulta imprescindible mantener un régimen de limpieza constante y seguir al pie de la letra las indicaciones médicas. Dicho tratamiento puede incluir soluciones salinas, antibióticos tópicos o, en casos más complejos, antibióticos orales. La rapidez en la intervención contribuye a evitar complicaciones.

En ciertos casos, el profesional de la salud puede aconsejar cambiar la joyería por un material más adecuado para reducir la irritación y favorecer la curación. No obstante, si la infección no mejora o empeora pese a los cuidados, retirar el piercing se convierte en la opción más segura para proteger el bienestar general.

Cómo proceder si decides retirar un piercing

Cuidados posteriores al quitar un piercing

Quienes deciden retirar un piercing deben seguir un protocolo de cuidados para lograr que la zona sane de manera óptima. El primer paso es limpiar bien la zona con una solución salina o un antiséptico suave para eliminar posibles bacterias. Mantener una buena higiene reduce significativamente el riesgo de infecciones.

Mantener la zona seca y evitar manipularla con las manos sin desinfectar es esencial para impedir la entrada de gérmenes. Si es necesario emplear gasas o vendajes, se recomienda cambiarlos con frecuencia para mantener la herida limpia. Adicionalmente, resulta aconsejable no utilizar lociones o productos cosméticos en la zona hasta su total recuperación.

El lapso de curación varía según la ubicación del piercing y el tiempo que se haya tenido. Lo importante es ser constante y permitir que el cuerpo complete su proceso de curación. Si se detecta cualquier síntoma preocupante, como dolor intenso o enrojecimiento severo, conviene acudir al especialista para recibir tratamiento.

Cómo curar la infección de un piercing

Para curar la infección de un piercing, se requiere constancia y cuidado meticuloso. Lo primero es identificar los signos de alerta, que incluyen enrojecimiento, inflamación, dolor y secreción de pus. Una vez detectados, resulta vital instaurar un régimen de limpieza frecuente empleando una solución salina o un antiséptico recomendado por el profesional médico.

Dependiendo de la magnitud de la infección, el médico podría recetar antibióticos tópicos u orales para combatir las bacterias. Es esencial cumplir con las dosis y la duración indicadas para asegurarse de que la infección se erradique por completo. Además, conviene usar joyería de mayor calidad y evitar aquella que genere irritación.

Mientras se curan las lesiones, se recomienda no manipular el piercing con las manos sucias ni cambiar la joyería hasta que la infección remita. Seguir al detalle las sugerencias del profesional médico y asegurar una limpieza adecuada son aspectos clave para una recuperación exitosa.

Qué hacer si el piercing de la nariz está infectado

Cuando se sospecha que el piercing de la nariz está infectado, es importante actuar con rapidez para frenar la posible propagación de la infección. Entre los síntomas destacan enrojecimiento, hinchazón, molestia y secreción de pus. El paso inicial consiste en limpiar delicadamente la zona con una solución salina o un antiséptico suave.

En algunos casos, puede ser necesario emplear un antibiótico tópico prescrito por el personal médico. Si no hay mejoría o si los síntomas se agravan, será esencial visitar a un profesional para recibir un diagnóstico más preciso. Optar por una joyería hipoalergénica a veces ayuda a reducir la irritación y a acelerar la curación.

Es recomendable no manipular el piercing con manos sucias y posponer cualquier cambio de la joyería hasta que la infección esté totalmente controlada. Tener una rutina de higiene apropiada y acatar las recomendaciones médicas resulta básico para alcanzar una recuperación completa y evitar dificultades adicionales.

Es recomendable no manipular el piercing con manos sucias y posponer cualquier cambio de la joyería hasta que la infección esté totalmente controlada. - Pixabay

Preguntas frecuentes sobre piercings e infecciones

¿Qué pasa si me quito un piercing infectado?

Quitar un piercing infectado puede acarrear distintos resultados según el contexto. En algunos casos, retirarlo contribuye a que la infección se disipe con más rapidez, al eliminar el factor irritante. Sin embargo, no se descarta que la herida pueda cerrarse prematuramente y encerrar la infección en el interior, complicando la curación.

Lo más recomendable es consultar con un experto de la salud antes de tomar la decisión de quitar un piercing infectado. Dicho profesional valorará la severidad de la infección y aconsejará el mejor curso de acción. A veces, mantener el piercing mientras se siguen pautas de higiene y antibióticos adecuados puede resultar más eficaz.

Si se opta por retirar el piercing, es esencial llevar a cabo una limpieza minuciosa y continuar aplicando los tratamientos indicados por el médico. Así, la zona puede recuperarse sin mayores contratiempos y se minimiza la posibilidad de complicaciones posteriores.

Rechazo de piercing en el ombligo: ¿Cuándo actuar?

El rechazo de un piercing en el ombligo ocurre cuando el organismo identifica la joyería como elemento externo y la empuja hacia la superficie de la piel. El rechazo de un piercing en el ombligo ocurre cuando el cuerpo identifica la joyería como un objeto extraño y lo desplaza progresivamente. Enrojecimiento, picazón o dolor y el movimiento de la joyería hacia la superficie son signos claros de esta situación.

En estas circunstancias, lo ideal es acudir a un profesional de la salud para evaluar la gravedad del problema. Podría sugerir el cambio de la joyería por un material más compatible con el cuerpo o, en los casos más serios, la retirada total para prevenir cicatrices o daños permanentes.

Si el rechazo persiste a pesar de tomar medidas como cambiar la joyería, conviene quitarla para proteger la piel de perjuicios mayores. Seguir las recomendaciones médicas al pie de la letra evita complicaciones y garantiza una mejor respuesta del cuerpo.

Ombligo infectado por piercing: Pasos a seguir

Cuando el piercing en el ombligo se infecta, se hace necesario extremar los cuidados para combatir la infección y prevenir complicaciones. Los signos de infección incluyen enrojecimiento, inflamación, dolor y secreción purulenta. Lo primero es limpiar con soluciones salinas o antisépticos suaves para disminuir la concentración de bacterias.

Un profesional de la salud puede recetar antibióticos tópicos u orales dependiendo de la gravedad del cuadro. Seguir las instrucciones médicas y terminar el tratamiento resulta vital para asegurarse de que la infección desaparezca por completo. Del mismo modo, usar joyería de mayor calidad contribuye a prevenir futuras infecciones.

Durante la curación, se aconseja no manipular el piercing con manos sucias y abstenerse de sustituir la joyería hasta que la infección haya remitido. Mantener una rutina de limpieza exhaustiva y acatar las recomendaciones médicas asegura una recuperación satisfactoria.

¿Por qué no se debe quitar un piercing infectado inmediatamente?

La retirada inmediata de un piercing infectado no siempre es aconsejable, puesto que la herida podría cerrarse y encerrar la infección en su interior. Esto dificultaría el tratamiento y prolongaría la curación. En múltiples ocasiones, el mejor enfoque consiste en tratar la infección manteniendo la perforación abierta, de modo que los antibióticos y la limpieza den resultados más efectivos.

El asesoramiento de un profesional de la salud es esencial para sopesar la gravedad de la infección y determinar si conviene mantener la joyería o retirarla. En situaciones graves, se puede recomendar la retirada completa. Sin embargo, en la mayoría de los casos, seguir un tratamiento adecuado y una limpieza constante suele ser suficiente para eliminar la infección.

La rapidez en el inicio del tratamiento es fundamental para controlar la infección. Con los cuidados pertinentes, la mayoría de estas complicaciones se resuelven sin necesidad de retirar la perforación, permitiendo que la zona sane de forma saludable.

Referencias:

  • Hawkins, S. (2019). Body Piercing and Health. Journal of Contemporary Aesthetics, 45, 23-30.
  • Galletti, M. (2020). Piercing practices: A cross-sectional study. Journal of Public Health, 55, 89-93.

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