Bajo el polvo de siglos, en un tranquilo yacimiento arqueológico del norte de Israel, los expertos desenterraron un objeto que ofrece una ventana única al pasado: una piedra de delimitación romana de más de 1.700 años de antigüedad. Aunque su apariencia sencilla podría haber pasado desapercibida, esta losa de basalto grabada en griego oculta una compleja narrativa de política, economía y vida rural durante uno de los periodos más fascinantes del Imperio Romano: la tetrarquía.
El descubrimiento se produjo en Abel Beth Maacah, un lugar cargado de historia en la Alta Galilea. Este yacimiento, famoso por sus vestigios de diferentes épocas, arrojó una sorpresa al revelar esta piedra reutilizada como tapa de una tumba de época mameluca. Sin embargo, lo que hizo realmente extraordinario el hallazgo fue su inscripción, que menciona nombres de dos localidades desconocidas hasta ahora, Tirathas y Golgol, y un funcionario imperial igualmente nuevo para la historiografía, Basiliakos.
Una ventana a la Tetrarquía
La tetrarquía fue un sistema político revolucionario instaurado por el emperador Diocleciano para gestionar un imperio que parecía inabarcable bajo el mando de un solo gobernante. Este modelo de gobierno dividió el poder entre dos Augustos y dos Césares, permitiendo una administración más directa y eficiente. Una de las reformas más notables de este periodo fue la reorganización de la propiedad rural y la imposición de un sistema fiscal estandarizado. En este contexto, las piedras de delimitación desempeñaron un papel crucial, marcando los límites de las tierras cultivables y aclarando las responsabilidades fiscales de los propietarios.

La piedra o mojón de Abel Beth Maacah es un testimonio tangible de esta política. Su inscripción menciona a los cuatro líderes de la tetrarquía: Diocleciano y Maximiano, como Augustos, y Constancio Cloro y Maximiano Daza, como Césares. Junto a estos nombres aparece Basiliakos, un funcionario encargado de supervisar la instalación de estos marcadores, lo que refuerza la idea de una burocracia romana altamente organizada.
Dos pueblos que emergen del olvido
La referencia a Tirathas y Golgol en la inscripción es particularmente fascinante. Estos nombres, desconocidos hasta ahora en la historiografía, permiten vislumbrar la densa red de asentamientos rurales que existía en la región durante el periodo romano. Algunos expertos sugieren que estos nombres podrían estar relacionados con toponimias identificadas en encuestas del siglo XIX en Palestina, pero su ubicación exacta sigue siendo un misterio.
Estas menciones no son solo anecdóticas; arrojan luz sobre cómo el Imperio Romano administraba las tierras en áreas rurales alejadas de los grandes centros urbanos. La alta concentración de piedras de delimitación en el valle de Hula y sus alrededores, donde se han identificado más de 20 ejemplos similares, sugiere una región de pequeños propietarios independientes. Estas comunidades gestionaban directamente sus impuestos, lo que podría explicar la necesidad de un control tan meticuloso por parte de la administración romana.

Un sistema que trajo orden, pero también carga
Aunque la reforma de Diocleciano pretendía organizar el sistema fiscal y evitar abusos, para muchos pequeños propietarios rurales significó una pesada carga. Los impuestos eran fijos, lo que significaba que debían pagarse independientemente del rendimiento agrícola de un año determinado. Además, los aldeanos eran responsables colectivamente de las contribuciones fiscales de sus tierras, incluidas aquellas que habían sido abandonadas o no cultivadas.
El impacto de estas medidas quedó registrado, incluso, en fuentes rabínicas como el Talmud de Jerusalén, que menciona cómo las comunidades de Paneas (Banias) protestaron ante el emperador, amenazando con abandonar sus tierras. Este episodio subraya la tensión entre la administración imperial y los habitantes rurales, quienes a menudo se veían atrapados entre la necesidad de sobrevivir y las demandas del gobierno central.

Un legado que perdura
El hallazgo de la piedra en Abel Beth Maacah es mucho más que un testimonio arqueológico. Es una cápsula del tiempo que encapsula las interacciones entre el poder imperial y las comunidades rurales, entre las políticas centralizadas y las realidades locales. Además, destaca cómo estas comunidades, a pesar de las presiones, lograron prosperar y dejar huellas tangibles que, siglos después, continúan contando su historia.
Este descubrimiento también reitera la importancia de la arqueología para comprender la vida cotidiana en el pasado. Cada piedra, cada fragmento, tiene el potencial de revelar detalles olvidados de nuestra historia compartida. En este caso, una losa de basalto grabada hace más de 1.700 años ha aportado nueva luz sobre un sistema que, aunque diseñado para sostener un imperio, dejó profundas cicatrices en aquellos que vivían bajo su sombra.
Referencias
- Ecker, A., & Leibner, U. (2025). ‘Diocletian oppressed the inhabitants of Paneas’ (ySheb. 9:2): A New Tetrarchic boundary stone from Abel Beth Maacah. Palestine Exploration Quarterly, 1–13. DOI: 10.1080/00310328.2024.2435218