El cine como ecuación en 'Origen': el rigor matemático y musical que sostiene el caos de los sueños

Christopher Nolan no solo imaginó una tecnología para compartir sueños, sino también un espacio donde habitan el amor, la culpa y el duelo. 'Origen' es más que una hazaña visual: es una historia sobre lo que estamos dispuestos a hacer por no despertar.
El cine como ecuación en 'Origen', el rigor matemático y musical que sostiene el caos
Cada nivel del sueño tiene su propia gravedad, ritmo y estética: una hazaña de diseño narrativo. Ilustración artística: DALL-E / Edgary Rodríguez R.

Para hablar de la subjetividad de la experiencia, Christopher Nolan crea mundos —entre reales y oníricos— por los que se cruzan todas las emociones humanas. En Origen, esos mundos se pliegan, colapsan y se reconstruyen como reflejo de la mente, el deseo y la culpa.

Poco a poco, desde sus prometedores inicios con Memento (2000) e Insomnio (2002), la figura de Christopher Nolan fue llamando la atención como uno de esos cineastas con ideas propias y capacidad para contarlas de modo trepidante.

Su trilogía de Batman lo encumbró, pero también lo hizo esta cinta, y la remató Interstellar (2014). Nolan está ahora en la incómoda posición de convertir cada nueva película poco menos que en un acontecimiento mundial, con el peso añadido y las decepciones que eso puede suponer, como demuestra la controversia surgida con Tenet (2020).

Sueños compartidos, recuerdos cruzados: la arquitectura emocional de la mente

Origen puede haber sido, hasta el momento, su obra definitiva. Es la que le hizo pasar a otro nivel, del mismo modo que sus personajes se mueven entre distintos planos oníricos. Porque eso es —en teoría— de lo que trata: gracias al desarrollo de la tecnología PASIV —que en inglés significa, obviamente, pasivo, pero que responde también a las siglas de Portable Automated Somnacin Intravenous, dispositivo intravenoso automatizado de somnacin— varias personas pueden compartir el mismo sueño, cuyo contenido y escenarios son diseñados previamente.

Esta tecnología está fuera de la ley, pero se utiliza para el espionaje industrial, con los ladrones infiltrándose en la mente de presidentes de grandes corporaciones y robándoles sus secretos mientras duermen, cuando el cerebro está más desprotegido (a menos que se le hayan instalado mecanismos de defensa, en forma de guardaespaldas armados).

El cine como ecuación en 'Origen', el rigor matemático y musical que sostiene el caos
La tecnología PASIV permite compartir sueños, pero también compartir traumas y deseos ocultos. Ilustración artística: DALL-E / Edgary R.

El laberinto de Cobb: entre el espionaje onírico y la culpa irreparable

El mejor de estos ladrones es Dom Cobb (Leonardo DiCaprio), que opera en países sin tratado de extradición con Estados Unidos, donde viven sus hijos, pero al que no puede regresar, ya que se le acusa del asesinato de su esposa.

Recibe entonces una propuesta: si consigue, no robar, sino implantar una idea concreta en la mente de un magnate, su historial delictivo desaparecerá y podrá regresar sin problema a casa.

A partir de ahí entramos en un entorno cada vez más borroso, en el que el mundo de los sueños y el real nos van narrando la historia de Cobb, salpicado por las explicaciones de la tecnología del sueño compartido, con ejemplos visualmente asombrosos y con abundantes secuencias de acción.

A medida que recluta a su equipo y prepara el golpe, conocemos más sobre su pasado y la tragedia que esconde, consecuencia de los peligros de acabar siendo incapaz de distinguir los sueños de la realidad.

Por eso es tan importante el tótem, un objeto que cada soñador lleva encima —una peonza en el caso de Cobb— y cuyo peso y masa solo conoce él; utilizarlo le permite resolver en qué mundo está en cada momento.

La música del tiempo: cómo Hans Zimmer convirtió el sueño en sonido

Uno de los elementos más reconocibles de Origen es su banda sonora. Hans Zimmer, colaborador habitual de Christopher Nolan, compuso una partitura que no solo acompaña a la historia, sino que forma parte de su estructura narrativa. El famoso “braaam”, ese sonido grave y sostenido que se convirtió en sello de identidad del cine posterior, nació precisamente de esta película.

Su origen está en la manipulación ralentizada de la canción “Non, je ne regrette rien” de Édith Piaf, que los personajes utilizan como señal para sincronizar los niveles del sueño.

Zimmer tomó esta canción y la ralentizó digitalmente para imitar cómo sonaría al interior de un sueño más profundo, donde el tiempo se estira. A partir de ahí, construyó toda la partitura como una resonancia expandida de ese mismo tema, creando una banda sonora que, literalmente, suena como si naciera dentro del sueño.

El uso de los diferentes tempos fue clave en una película donde el paso del tiempo varía según el nivel de sueño. El tema principal de la banda sonora, titulado "Time", se convirtió en uno de los más famosos de la carrera de Zimmer, por su progresión emocional y su capacidad para condensar en unos pocos acordes la nostalgia, la pérdida y la esperanza.

Gracias a este diseño sonoro, Origen consiguió que sus escenas más abstractas —como el momento en que una ciudad se pliega sobre sí misma o cuando los personajes flotan sin gravedad— se sintieran emocionalmente ancladas. La música no traduce lo que pasa: hace sentir lo que está en juego. Una elección que demuestra que, en manos de Nolan y Zimmer, forma y fondo son siempre una misma cosa.

El cine como ecuación en 'Origen', el rigor matemático y musical que sostiene el caos
Mombasa, donde los soñadores prefieren no despertar: la ciencia ficción se cruza con lo filosófico. Ilustración artística: DALL-E / ERR

Soñar con reglas: el rigor matemático detrás del caos onírico

Aunque Origen transcurre dentro de sueños, Nolan impuso una lógica interna estricta para que el espectador pudiera seguir la historia sin perderse. A diferencia de otros filmes oníricos donde todo es posible, aquí los sueños tienen reglas claras: el tiempo se multiplica con cada nuevo nivel, el subconsciente genera defensas, y la muerte en el sueño provoca un despertar… salvo que se esté bajo sedación profunda. Esta estructura lógica fue esencial para equilibrar la complejidad de la narrativa.

Para ello, el director trabajó con diagramas y esquemas visuales que ayudaran a los actores y al equipo técnico a entender en qué nivel estaba cada personaje, cuánto tiempo pasaba y qué efecto tendría cada acción.

Emma Thomas, productora del filme, explicó que el guion estaba acompañado de mapas y tablas cronológicas. Este esfuerzo de planificación permitió que la película fuera tan intrincada como comprensible, algo fundamental para mantener al espectador dentro de la historia.

Diseño visual y lógica arquitectonica

El diseño visual de cada nivel del sueño también obedeció a criterios simbólicos y funcionales. El primer nivel, urbano y lluvioso, está asociado a la tensión superficial; el segundo, en un hotel sin gravedad, representa el desconcierto del subconsciente; el tercero, una fortaleza nevada, recuerda a los clásicos del espionaje y actúa como la caja fuerte emocional del personaje que deben manipular.

Y más allá, el “limbo” —espacio sin forma, erosionado por el tiempo— es el reino de los recuerdos y de las emociones no resueltas de Cobb.

Esta lógica arquitectónica, que da forma tanto a los escenarios como a las emociones, convierte Origen en un ejemplo poco frecuente de ciencia ficción introspectiva. Nolan construyó no solo un mundo, sino un sistema. Y en ese sistema, cada imagen, cada transición y cada nivel responden a una idea clara: entender cómo funciona el pensamiento humano cuando sueña, ama, se culpa y quiere olvidar.

El cine como ecuación
¿Final feliz o sueño eterno? La última escena nos deja con la pregunta que aún gira, como la peonza. Ilustración artística: DALL-E / ERR.

Cuando el escapismo ya no es ficción

El final de Origen ha ocupado terabytes de discusiones en las redes sobre si Cobb termina en un sueño o en la realidad. Algo parecido sucedía en Desafío total (1990), donde el personaje de Arnold Schwarzenegger se preguntaba si todo lo que había vivido era real.

En la cinta de Nolan, los sueños son peligrosos. Pueden destruir vidas, como hicieron con la de Cobb y su mujer, o pueden ser un refugio para algunos, como muestra esa escena inolvidable del dormidero en Mombasa, toda una actualización de los antiguos fumaderos de opio, donde docenas de personas acuden para soñar la mayor parte del tiempo, ya que los sueños se han convertido en el lugar donde prefieren vivir.

Pero, ¿es Origen una película sobre los sueños? Nolan lo explicó en unas declaraciones:

“Es una película sobre un hombre que hará lo que sea para recuperar a sus hijos”.

Finalmente, lo consigue. Que sea en el mundo real o en el onírico, es algo secundario.

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