Encuentran en Olduvai la evidencia más antigua de carnicería de elefantes por homínidos: 80 herramientas intactas revelan un comportamiento que cambia nuestra visión de la caza ancestral

Un descubrimiento en Tanzania revela la primera prueba directa de carnicería de elefantes por homínidos, marcando un hito en la historia evolutiva humana.
Un yacimiento en Tanzania revela cómo los primeros humanos ya despiezaban elefantes hace 1,78 millones de años, mucho antes de lo que se creía
Un yacimiento en Tanzania revela cómo los primeros humanos ya despiezaban elefantes hace 1,78 millones de años, mucho antes de lo que se creía. Foto: Istock/Christian Pérez

En el corazón del Gran Valle del Rift, donde la tierra africana narra los capítulos más antiguos de nuestra historia como especie, acaba de emerger una evidencia que está haciendo tambalear algunas de las ideas más arraigadas sobre los primeros pasos del ser humano como depredador. En Olduvai, uno de los yacimientos más emblemáticos de la evolución humana, se ha descubierto el que ya es considerado el sitio de carnicería de elefantes más antiguo del mundo.

La escena, sepultada durante casi dos millones de años, quedó registrada como un conjunto extraordinariamente bien conservado de huesos pertenecientes a un elefante prehistórico, acompañados de herramientas de piedra afiladas que, a pesar del paso del tiempo, aún conservan filos cortantes. Los arqueólogos han documentado al menos 46 partes de una única carcasa de elefante junto a 80 herramientas de piedra que parecen haber sido utilizadas para procesar el animal. Todo ello fechado en torno a 1,78 millones de años atrás.

Este hallazgo, recogido en un estudio dirigido por el paleoantropólogo Manuel Domínguez-Rodrigo y publicado recientemente como preprint en bioRxiv, no solo destaca por su antigüedad. Su importancia radica en que permite vislumbrar un cambio radical en el comportamiento de nuestros ancestros: el paso de un consumo oportunista de grandes animales a una explotación planificada y sistemática de megafauna.

Una ventana al pasado

El yacimiento fue descubierto de forma fortuita en 2022, cuando las lluvias desvelaron parte de una superficie arcillosa en el fondo de una pequeña quebrada. Lo que parecía ser un fragmento óseo suelto resultó formar parte de una escena fósil intacta, desplazada por un corrimiento de tierras en el Pleistoceno.

La carcasa incluía la pelvis completa, ambas patas traseras con tibias y fémures, vértebras parciales, costillas, parte de una ulna y un cráneo invertido con colmillos. A su alrededor, las herramientas de piedra tallada se encontraban dispuestas en una clara asociación funcional. Este vínculo fue corroborado mediante análisis espaciales avanzados, que confirmaron que los artefactos fueron utilizados en la carnicería del animal.

El conjunto arqueológico se sitúa en la base del Estrato Bed II, en un momento de transición ecológica y cultural clave. El entorno era entonces una llanura pantanosa con acceso a agua dulce y rica en fauna, un hábitat ideal para asentamientos humanos recurrentes.

Junto a los huesos del elefante, los arqueólogos hallaron herramientas de piedra sorprendentemente bien conservadas, aún con filos cortantes
Junto a los huesos del elefante, los arqueólogos hallaron herramientas de piedra sorprendentemente bien conservadas, aún con filos cortantes. Foto: Istock/Christian Pérez

El cambio: de carroñeros a grandes cazadores

Durante décadas, la visión dominante sobre los primeros homínidos los presentaba como oportunistas, recolectores o carroñeros que aprovechaban restos dejados por otros depredadores. Sin embargo, el hallazgo de EAK contradice esta imagen. No estamos ante un puñado de huesos dispersos, sino ante una intervención directa, compleja y organizada. Los homínidos no solo accedieron a la carne del elefante, sino que utilizaron herramientas de forma repetida y metódica para procesar diferentes partes del cuerpo.

Este tipo de comportamiento implica una planificación cognitiva avanzada, cooperación entre individuos y una comprensión del entorno mucho más sofisticada de lo que se pensaba hasta ahora. Además, sugiere que los grupos humanos de la época eran posiblemente más grandes de lo que se creía, ya que la explotación de un animal de tal tamaño habría requerido no solo fuerza, sino organización social.

¿Fue Homo erectus el primer carnicero de elefantes?

La cronología del yacimiento lo sitúa en una etapa clave del Paleolítico Inferior, coincidiendo con la expansión de la cultura achelense, caracterizada por herramientas más elaboradas que las del Olduvayense anterior. Esta evolución tecnológica se superpone con un cambio en el patrón de consumo de animales de gran tamaño.

Aunque no hay restos directos del autor de la carnicería, la datación del sitio apunta a Homo erectus como principal candidato. Esta especie, que ya estaba presente en África oriental en ese periodo, presenta una serie de características anatómicas y cognitivas que la convierten en una firme candidata para protagonizar este salto adaptativo.

La cuestión, no obstante, permanece abierta. La aparición simultánea de grandes yacimientos, herramientas más complejas y restos de megafauna procesada sugiere una revolución cultural y posiblemente demográfica. Las necesidades energéticas de grupos mayores, el aumento de la movilidad o incluso el surgimiento de estrategias de caza más elaboradas podrían haber actuado como motores de este cambio.

Uno de los aspectos más interesantes del estudio es la reflexión sobre la dieta. No se trataba solo de obtener carne. La grasa almacenada en las patas, la médula ósea y los órganos del elefante proporcionaban un aporte calórico esencial para la supervivencia en ambientes donde los alimentos vegetales podían escasear. La extracción de estos recursos requería habilidades técnicas específicas, y en el caso de EAK, hay evidencias de fracturación de huesos en estado fresco para acceder a la médula.

Este tipo de prácticas indican una estrategia de aprovechamiento integral del animal, algo que está más cerca de las técnicas de subsistencia de grupos humanos modernos que de simples comportamientos oportunistas.

El hallazgo en Tanzania que reescribe el origen de la caza en la historia humana
El hallazgo en Tanzania que reescribe el origen de la caza en la historia humana. ¿Eran Homo Erectus? Foto: BBC Studios

El inicio de una larga historia de interacción con la megafauna

El hallazgo de EAK marca el comienzo documentado de una relación entre los humanos y los grandes animales que se prolongará durante milenios, hasta el progresivo declive de la megafauna en épocas más recientes. Pero también sirve para desmontar prejuicios: la idea de que nuestros ancestros eran simplemente "oportunistas con suerte" está siendo reemplazada por una imagen más realista y compleja.

A través de estudios como este, no solo aprendemos qué comían nuestros antepasados, sino también cómo pensaban, cómo se organizaban, cómo transformaban el entorno. Porque cortar la carne de un elefante no es solo una acción técnica: es un acto social, económico y simbólico que refleja un profundo salto en la trayectoria evolutiva humana.

Nota del autor

El estudio mencionado en este artículo ha sido publicado como preprint en la plataforma bioRxiv, lo que significa que aún no ha sido revisado por pares. Los resultados y conclusiones deben interpretarse con cautela hasta que el artículo sea validado por la comunidad científica mediante el proceso formal de revisión académica.

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