La arqueogenética ha transformado en las últimas décadas nuestro conocimiento de las sociedades prehistóricas. Su aplicación en los restos procedentes de yacimientos peninsulares ha permitido comprender mejor no solo el alcance de los grandes movimientos de población, sino también prácticas sociales más íntimas, como los patrones de parentesco y los usos matrimoniales. De hecho, un estudio reciente publicado en Communications Biology ha revelado que ciertos grupos humanos del Bronce Final peninsular practicaron la endogamia, es decir, la unión entre parientes cercanos, como primos hermanos o segundos primos.
Tal hallazgo ha sido posible gracias al análisis genómico de 24 individuos enterrados en la necrópolis de Los Castellets II (Mequinenza, Zaragoza), un enclave esencial para comprender la transición entre el Bronce Final (~1300–850 a. C.) y la Primera Edad del Hierro (~850–500 a. C.). La investigación, dirigida por un equipo internacional de especialistas, demuestra que el gran túmulo funerario número 2 funcionó como un mausoleo familiar que permitió reforzar los lazos biológicos y sociales.

La necrópolis de Los Castellets II y su contexto cultural
Los Castellets de Mequinenza es un yacimiento singular en el noreste peninsular, ya que, en los niveles arqueológicos entre los siglos XII y IX a. C., combina inhumaciones y cremaciones en un mismo espacio funerario. Esta diversidad de ritos contrasta con otros enclaves de la cultura de Campos de Urnas, donde predominaba de manera casi exclusiva la cremación.
El túmulo 2, que constituye el epicentro del estudio, llegó a albergar al menos a treinta individuos, depositados entre ca. 1200 y 827 a. C. Este túmulo se trataba de una estructura monumental, emplazada en un lugar destacado del paisaje y dotada de ajuares como cerámicas decoradas con acanaladuras, cuentas de bronce y punzones óseos. Aunque la magnitud y el carácter colectivo de la tumba evocaban tradiciones megalíticas anteriores, el conjunto funerario ya se integra plenamente en el horizonte cultural del Bronce Final.

El análisis genómico y sus objetivos
El equipo responsable de la investigación extrajo ADN antiguo de huesos petrosos y dientes, que le permitieron obtener datos de 23 individuos del túmulo 2 y de uno más procedente del túmulo 27. Con ello, se marcó un triple objetivo. Se buscaba, así, caracterizar los orígenes genéticos de estas comunidades, esclarecer su relación con la expansión de la cultura de Campos de Urnas y, finalmente, estudiar su estructura de parentesco y, con relación a esto, identificar posibles señales de endogamia.
Los resultados confirmaron que los individuos de Los Castellets II tenían una doble ascendencia. Por un lado, su base genética procedía del sudeste peninsular y estaba vinculada a las poblaciones argáricas e ibero-valencianas. Por otro, presentaban una aportación más distante que se conectaba con los grupos del Bronce Final del sur de Francia, portadores, a su vez, de ascendencia esteparia. Con todo, lo más sorprendente fue el nivel de parentesco detectado dentro del propio túmulo.
Un mausoleo familiar con parentesco hasta el sexto grado
Los análisis demostraron que alrededor de dos tercios de los individuos del túmulo 2 estaban emparentados entre sí. Se detectaron desde relaciones de primer grado (padre e hijo) hasta parentescos de quinto y sexto grado.
Esto significa que el túmulo se utilizó como mausoleo de una familia extensa. En él, los vínculos de sangre resultaban esenciales para acceder al privilegio de la sepultura colectiva.
Un varón adulto, quien se identificó como la figura central de la red genealógica, mantenía conexiones biológicas con al menos ocho de los individuos enterrados. Esto sugiere que la filiación masculina desempeñaba un papel clave en la transmisión del derecho funerario, en línea con los patrones patrilineales detectados en otras comunidades de la Edad del Bronce europea.

Evidencias directas de endogamia
Otro de los hallazgos reportados en el estudio alude a la detección de largos segmentos de homocigosidad en dos individuos, una característica compatible con las uniones entre parientes cercanos. Uno de ellos parecía ser fruto de un matrimonio entre primos hermanos, mientras que el otro derivaba de una unión de primos segundos o un grado de parentesco equivalente.
Se trata de la primera evidencia directa que corrobora las prácticas endogámicas en el Bronce Final peninsular. Tales niveles de consanguinidad no se habían registrado en periodos anteriores de la prehistoria ibérica. Solo en cronologías posteriores, durante la Primera Edad del Hierro, aparecen casos comparables en algunos enclaves del norte.
Interpretación social de la endogamia
La práctica de la endogamia dentro de esta comunidad puede entenderse desde varias perspectivas. Los matrimonios entre parientes cercanos pudieron servir como estrategia de las élites para reforzar su poder y legitimar su autoridad, incluso desafiando tabúes sociales.
El hecho de que los individuos en cuestión pertenecieran a una familia extensa sepultada en un mismo túmulo monumental parece reforzar esta hipótesis, según los investigadores. El mausoleo, por tanto, habría funcionado como un símbolo de prestigio y cohesión, donde los lazos biológicos habrían servido de marcador de pertenencia y privilegio. Este patrón recuerda a otras prácticas documentadas etnográficamente en las sociedades jerárquicas de jefatura, en las que los líderes consolidaban su estatus mediante uniones endogámicas.

Límites e implicaciones del estudio
Los autores advierten, no obstante, que la muestra se limita a un único túmulo y que, por tanto, los resultados no pueden extrapolarse de forma automática a toda la sociedad del noreste peninsular. Otros sectores de la necrópolis muestran enterramientos mucho más modestos, con un máximo de tres individuos, y, por tanto, aún se carece de datos genómicos que puedan compararse
Sin embargo, el caso de Los Castellets II aporta un precedente fundamental. La constatación de la endogamia en el Bronce Final peninsular abre nuevas líneas de investigación sobre cómo las estructuras familiares y de poder modelaron la dinámica social en la Prehistoria reciente.
Referencias
- Bretos Ezcurra, M., Rohrlach, A.B., Papac, L. et al. 2025. "Genomic insights from a final Bronze Age community buried in a collective tumulus in an Urnfield settlement in Northeastern Iberia". Communications Biology 8, 1299. DOI: https://doi.org/10.1038/s42003-025-08668-7