¿Por qué viven más las mujeres que los hombres? Un nuevo estudio con 1.176 especies revela un patrón evolutivo asombroso

Un estudio con más de mil especies revela que la diferencia de esperanza de vida entre sexos tiene raíces evolutivas profundas y sorprendentes.
Descubren por qué las mujeres viven más que los hombres
Descubren por qué las mujeres viven más que los hombres. Recreación artística. Foto: ChatGPT-4o/Christian Pérez

Durante décadas, se ha repetido casi como un mantra: las mujeres viven más que los hombres. Aunque a simple vista podría parecer una cuestión de estilo de vida o de decisiones personales, lo cierto es que esta diferencia de esperanza de vida está profundamente enraizada en nuestra historia evolutiva. Ahora, un estudio publicado en Science Advances ha llevado esta pregunta un paso más allá y la ha puesto a prueba en 1.176 especies de mamíferos y aves, incluyendo chimpancés, roedores, ciervos, loros y muchas otras criaturas.

El resultado no solo confirma la sospecha de que las hembras viven más en la mayoría de los mamíferos, sino que también revela un patrón inverso en las aves: en estas últimas, son los machos quienes suelen superar en longevidad a las hembras. Pero lo más interesante no es solo ese contraste, sino lo que sugiere sobre nuestras propias vidas y sobre el papel que juegan los genes, el sexo y el comportamiento en cuánto tiempo vivimos.

Una diferencia que va más allá de los humanos

El estudio, liderado por un equipo internacional del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva y la Universidad del Sur de Dinamarca, recopiló datos de vida de animales mantenidos tanto en zoológicos como en la naturaleza. Al comparar estas poblaciones, los científicos lograron eliminar muchas variables externas como la depredación o las enfermedades infecciosas, lo que permitió observar los factores puramente biológicos y evolutivos que afectan la esperanza de vida.

Los resultados fueron claros: en el 72% de las especies de mamíferos analizadas, las hembras viven más tiempo que los machos. En promedio, esa ventaja es del 12%. En el caso de las aves, el patrón se invierte: el 68% de las especies estudiadas muestran una ventaja de longevidad masculina, aunque más modesta, del 5%.

¿Por qué sucede esto? La clave, según los investigadores, podría estar en una combinación de factores: los cromosomas sexuales, la forma en que los animales se reproducen, el cuidado de las crías y la competencia entre los individuos del mismo sexo.

En los chimpancés, como en muchos primates, las hembras suelen vivir más que los machos, un patrón que refleja antiguas estrategias evolutivas de reproducción y cuidado parental
En los chimpancés, como en muchos primates, las hembras suelen vivir más que los machos, un patrón que refleja antiguas estrategias evolutivas de reproducción y cuidado parental. Foto: Istock

La hipótesis del sexo heterogamético: una cuestión genética

Una de las explicaciones más antiguas es la llamada "hipótesis del sexo heterogamético". En los mamíferos, los machos tienen un cromosoma X y uno Y, mientras que las hembras tienen dos X. Si uno de los X tiene una mutación dañina, las hembras tienen otro de repuesto; los machos, en cambio, no. Esta diferencia genética podría traducirse en una mayor vulnerabilidad masculina a enfermedades y un envejecimiento más acelerado.

En las aves, sin embargo, el sistema es al revés: las hembras tienen dos cromosomas distintos (Z y W), mientras que los machos tienen dos iguales (ZZ). De acuerdo con esta teoría, serían las aves hembras las más vulnerables, lo que coincide con los resultados del estudio.

Sin embargo, la genética no lo explica todo. De hecho, los investigadores encontraron numerosas excepciones. En varias especies de aves rapaces, por ejemplo, las hembras son más grandes y también viven más tiempo que los machos, rompiendo por completo el patrón esperado. Esto sugiere que hay otros factores, más allá de los cromosomas, que están en juego.

Una de las claves más relevantes parece estar en el comportamiento reproductivo. En muchas especies de mamíferos, los machos compiten ferozmente por las hembras. Este tipo de selección sexual favorece el desarrollo de características exageradas, como cuernos enormes, músculos voluminosos o comportamientos arriesgados. Todo esto puede ser útil para ganar parejas... pero tiene un precio en términos de salud y longevidad.

En los animales polígamos, donde un macho se aparea con muchas hembras, la presión evolutiva para destacar es aún mayor. El estudio encontró que, en estas especies, la diferencia de esperanza de vida entre machos y hembras es mucho más marcada. Por el contrario, en especies monógamas, donde los machos y las hembras suelen emparejarse de por vida, esa diferencia es mucho menor o incluso inexistente.

Cuidar crías también prolonga la vida

Otro de los factores detectados por el equipo es el cuidado parental. En mamíferos, suelen ser las hembras quienes dedican más tiempo y energía a cuidar de sus crías. Este comportamiento parece ir acompañado de una mayor longevidad, probablemente porque la evolución favorece a quienes sobreviven lo suficiente como para asegurar el éxito de su descendencia.

Curiosamente, algo similar ocurre en algunas especies de aves donde el macho también se implica intensamente en el cuidado de los polluelos. En esos casos, la diferencia de longevidad entre sexos tiende a reducirse, o incluso revertirse.

En los felinos, como en muchas otras especies de mamíferos, las hembras suelen vivir más que los machos, un patrón que podría estar ligado a su menor exposición a riesgos y a diferencias genéticas clave
En los felinos, como en muchas otras especies de mamíferos, las hembras suelen vivir más que los machos, un patrón que podría estar ligado a su menor exposición a riesgos y a diferencias genéticas clave. Foto: Istock

¿Y los humanos?

Aunque el estudio no se centró únicamente en nuestra especie, sí incluyó datos de humanos de distintas épocas y lugares. Desde cazadores-recolectores hasta poblaciones modernas de Japón y Suecia, el patrón es el mismo: las mujeres viven más que los hombres. Incluso en contextos históricos con alta mortalidad, la ventaja femenina se mantiene.

Esto refuerza la idea de que las diferencias entre sexos en la esperanza de vida tienen raíces evolutivas profundas, compartidas con muchas otras especies. Las mejoras en medicina y calidad de vida han reducido la brecha, pero no la han eliminado del todo.

Uno de los hallazgos más sorprendentes del estudio es que estas diferencias entre sexos persisten incluso en zoológicos, donde los animales viven sin depredadores, con alimentación garantizada y cuidados médicos constantes. Aunque las diferencias son menores que en libertad, siguen siendo estadísticamente significativas.

Esto indica que, más allá del entorno, hay mecanismos biológicos que siguen actuando. Y aunque no todas las especies siguen el mismo patrón, el hecho de que estos efectos aparezcan en más de mil especies distintas sugiere que no se trata de una coincidencia.

A pesar de todo lo que sabemos, aún quedan muchas incógnitas por resolver. ¿Por qué algunas especies rompen las reglas? ¿Qué papel juegan las hormonas, el sistema inmunológico o el metabolismo en estas diferencias? ¿Y cómo podemos aplicar este conocimiento para mejorar la salud humana?

Lo que está claro es que entender por qué unas vidas duran más que otras no solo es una curiosidad científica, sino una vía para desentrañar los secretos del envejecimiento y quizá, algún día, alargar nuestra propia vida.

El estudio ha sido publicado en Science Advances.

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