'Homo sapiens' cocinaba y comía caracoles gigantes hace 170.000 años

Los científicos han descubierto en una cueva de Sudáfrica que los humanos antiguos habrían cocinado y comido caracoles gigantes.
Homo sapiens comiendo caracoles

Se trata de la evidencia más temprana de que los humanos comían caracoles: caracoles gigantes que eran cocinados a fuego lento en una hoguera hace 170.000 años. Es curioso porque, hasta ahora, la evidencia más antigua de Homo sapiens comiendo caracoles terrestres data de hace aproximadamente 49.000 años en África y 36.000 años en Europa, pero este hallazgo posiciona a nuestros ancestros saboreando estos masticables y nutritivos caracoles mucho antes tras el descubrimiento de trozos rotos de conchas encontrados en una cueva en Sudáfrica.

¿Desde cuándo comemos caracoles?

Un equipo de investigadores de la Universidad de Witwatersrand en Johannesburgo, Sudáfrica, encontró fragmentos de conchas de caracoles terrestres de la familia Achatinidae, que pueden crecer hasta 16 centímetros de largo (son caracoles realmente gigantes y muy nutritivos, tan grandes como la palma de una mano), en Border Cave, ubicada en un acantilado cerca de Sudáfrica. 

Tras revisar el yacimiento, que se ha excavado bastantes veces desde la década de 1930, los investigadores encontraron fragmentos de conchas, en cantidad considerable, que aparecieron en múltiples capas de sedimentos que datan de hace 70.000 a 170.000 años. Pero no solo eso: también encontraron evidencia de que muchos fueron cocinados a tenor de haber encontrado las conchas en una amplia gama de colores, “desde el beige brillante hasta el marrón y el gris mate”, que sugiere que fueron puestos sobre las brasas, ya que es lo que le ocurre a la concha al ser expuesta al calor del fuego. Luego, presumiblemente, se comían los caracoles.

Homo sapiens comiendo caracoles

Las características químicas y microscópicas de 27 fragmentos de conchas de caracol de varias capas de sedimentos se compararon con fragmentos de conchas de caracoles africanos grandes modernos que se calentaron en un horno de metal a temperaturas entre 200° y 550° Celsius. Todas las piezas de conchas antiguas, excepto unas pocas, mostraban signos de exposición prolongada al calor.

Según los expertos, comer caracoles gigantes terrestres se volvió especialmente popular entre hace unos 160.000 y 70.000 años, ya que el número de piezas de caracoles desenterradas fue sustancialmente mayor en las capas de sedimentos que datan de ese período de tiempo.

El nuevo descubrimiento llevado a cabo en Border Cave, apuntan los autores, desafía una idea con gran peso acerca de que los grupos humanos no introdujeron en su dieta los caracoles terrestres y otros animales pequeños hasta que la última Edad de Hielo se desvaneció hace unos 15.000 a 10.000 años. Este hallazgo adelantaría ese calendario muchísimo antes.

"La proteína grasa fácil de comer de los caracoles habría sido un alimento importante para los ancianos y los niños pequeños, que son menos capaces de masticar alimentos duros", explica Marine Wojcieszak, coautora del trabajo que publica la revista Quaternary Science Reviews. “Compartir alimentos [en Border Cave] muestra que el comportamiento social cooperativo estuvo vigente desde los albores de nuestra especie”.

Los caracoles gigantes aluden a la cooperación temprana

El equipo de investigadores que trabajó en el estudio sugirió que cuando los grupos de cazadores-recolectores en el sur de África deambulaban por el campo cazando animales grandes, algunos de ellos, quizás con movilidad limitada debido a la edad o lesiones, podrían haberse quedado atrás en la "recolección de caracoles". Esto sumado a que la carne de caracol es relativamente fácil de comer, la proteína grasa de los caracoles habría sido una importante fuente de nutrición para los ancianos y los niños más pequeños de estas agrupaciones prehistóricas.

Los investigadores ya han encontrado evidencia de que los antiguos habitantes de Border Cave cocinaban tallos de plantas con almidón, comían una variedad de frutas y cazaban animales pequeños y grandes. Ahora, tenemos que añadir también a la lista los caracoles gigantes.

Los resultados no solo nos informan sobre los hábitos alimenticios de nuestros antepasados, sino que también nos permiten "vislumbrar la vida social potencialmente compleja de los primeros Homo sapiens", concluyen los investigadores.

Referencia: 

Marine Wojcieszak, Lucinda Backwell, Francesco d’Errico, Lyn Wadley, Evidence for large land snail cooking and consumption at Border Cave c. 170–70 ka ago. Implications for the evolution of human diet and social behaviour, Quaternary Science Reviews, Volume 306, 2023, 108030, ISSN 0277-3791, DOI: https://doi.org/10.1016/j.quascirev.2023.108030.

Michael Marshall, We didn't start the fire, New Scientist, Volume 256, Issue 3419, 2022, Page 24, ISSN 0262-4079, DOI: https://doi.org/10.1016/S0262-4079(22)02315-6.

M. Bennett et al. Evidence of humans in North America during the last Glacial Maximum. Science. Vol. 373, September 24, 2021, p. 1528. doi: 10.1126/science.abg7586. 

L. Wadley et al. Fire and grass-bedding construction 200 thousand years ago at Border Cave, South Africa. Science. Vol. 369, August 14, 2020, p. 863. doi: 10.1126/science.abc7239.

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