¿Cómo sucede exactamente la fotosíntesis? prueba

El proceso de obtención de la energía de la luz solar y su almacenamiento en forma de biomoléculas es base para el mantenimiento de la mayor parte de los seres vivos
Cloroplastos modelo 3d

La fotosíntesis es un proceso fundamental para la vida en la Tierra. Prácticamente toda actividad de los seres vivos se realiza gracias a la energía que nos llega del sol. Toda la energía que empleamos como seres vivos heterótrofos procede de lo que comemos, y en última instancia, de las plantas, algas y otros organismos fotosintéticos, que captan la energía de la luz solar. Y así sucede en casi toda la biosfera.

Son excepción algunos grupos de bacterias, arqueas y otros microorganismos que obtienen su energía a partir de reacciones químicas, generalmente en el fondo de los océanos. Pero para el resto de los seres vivos, la fotosíntesis es un proceso metabólico esencial y el sostén de la mayor parte de las formas de vida de la tierra.

El esquema general de la fotosíntesis es fácil de comprender: la planta obtiene del ambiente dióxido de carbono y agua, y gracias a la luz solar, obtiene glucosa, desprende oxígeno, y emite la mitad del agua que absorbió. La reacción química tiene, pues, esta pinta:

6CO₂ + 12H₂O + luz solar → C₆H₁₂O₆ (glucosa) + 6O₂ + 6H₂O.

Pero el proceso no es tan sencillo como puede parecer en un principio; de hecho, se produce en dos fases claramente diferenciadas y, ambas, complejas.

¿Qué es la fotosíntesis y por qué es importante?

La fotosíntesis como fuente de energía para la vida

La fotosíntesis es el proceso por el cual las plantas, algas y algunos microorganismos transforman la energía solar en energía química. Este proceso es vital porque convierte el dióxido de carbono y el agua en glucosa y oxígeno, proporcionando así la energía necesaria para la mayoría de las formas de vida en la Tierra. Sin la fotosíntesis, la vida tal como la conocemos no sería posible, ya que la mayoría de los seres vivos dependen directa o indirectamente de las plantas para obtener energía.

La importancia de la fotosíntesis radica en su capacidad para sostener la biosfera. Al producir oxígeno como subproducto, este proceso no solo alimenta a las plantas, sino que también mantiene el equilibrio de gases en la atmósfera, permitiendo la vida de organismos aerobios. Además, la glucosa generada es utilizada por las plantas para crecer y desarrollarse, lo que a su vez sustenta a herbívoros y, en última instancia, a carnívoros.

La fotosíntesis también juega un papel crucial en el ciclo del carbono. Al fijar el dióxido de carbono atmosférico, ayuda a reducir el efecto invernadero, moderando el clima global. Este proceso es, por tanto, un componente esencial en la regulación de la temperatura de la Tierra y en la lucha contra el cambio climático.

La fotosíntesis juega un papel crucial en el ciclo del carbono (Chil Vera en Pixabay)

Reacción química de la fotosíntesis: CO₂, agua y luz solar

La fotosíntesis se puede resumir en una ecuación química que describe la transformación de dióxido de carbono y agua en glucosa y oxígeno, utilizando la energía de la luz solar. La ecuación es la siguiente: 6CO₂ + 12H₂O + luz solar → C₆H₁₂O₆ + 6O₂ + 6H₂O. Este proceso se lleva a cabo en los cloroplastos de las células vegetales, donde se encuentra la clorofila, el pigmento responsable de captar la luz solar.

El dióxido de carbono es absorbido del aire a través de los estomas de las hojas, mientras que el agua es tomada del suelo a través de las raíces. La luz solar proporciona la energía necesaria para romper las moléculas de agua, liberando oxígeno como subproducto. La glucosa generada es utilizada por la planta como fuente de energía y como bloque de construcción para otros compuestos necesarios para su crecimiento.

Aunque la ecuación química de la fotosíntesis parece sencilla, el proceso es extremadamente complejo y se divide en dos fases principales: la fase luminosa y la fase oscura. Cada una de estas fases involucra una serie de reacciones químicas que permiten la conversión eficiente de la energía solar en energía química utilizable.

Producción de NADPH y ATP

La producción de NADPH y ATP es un aspecto crucial de la fase luminosa de la fotosíntesis. Estos compuestos son las principales formas de energía química generadas en esta etapa y son esenciales para el ciclo de Calvin, la fase oscura del proceso. La producción de NADPH y ATP se lleva a cabo a través de una serie de reacciones en la cadena de transporte de electrones.

El NADPH se forma cuando los electrones excitados por la luz solar son transferidos a la molécula de NADP⁺, reduciéndola a NADPH. Este proceso es catalizado por la enzima ferredoxina-NADP⁺ reductasa. El NADPH actúa como un portador de electrones y es utilizado en la fase oscura para la fijación del dióxido de carbono y la síntesis de glucosa.

El ATP se produce mediante la fosforilación del ADP, un proceso impulsado por el flujo de protones a través de la ATP-sintasa, una enzima que actúa como una turbina molecular. Este flujo de protones se genera por el gradiente de concentración creado durante la cadena de transporte de electrones. El ATP es la moneda energética de la célula y es crucial para las reacciones biosintéticas del ciclo de Calvin.

Hoja de musgo al microscopio óptico, se aprecian los cloroplastos (A.Phillips)

Fases del proceso de la fotosíntesis

La fase luminosa

La fase luminosa de la fotosíntesis es el primer paso del proceso y ocurre en las membranas de los tilacoides dentro de los cloroplastos. Esta fase requiere luz solar para excitar las moléculas de clorofila, lo que inicia una serie de reacciones que resultan en la producción de energía química en forma de ATP y NADPH. Estos compuestos son esenciales para la siguiente fase del proceso.

Durante la fase luminosa, la energía de la luz solar es captada por los complejos de clorofila en los fotosistemas. Esta energía excita los electrones en las moléculas de clorofila, que son transferidos a través de una cadena de transporte de electrones. En este proceso, se produce oxígeno como subproducto de la ruptura de moléculas de agua, un paso vital que libera electrones necesarios para continuar la reacción.

Además de la producción de oxígeno, la fase luminosa genera ATP y NADPH. Estos compuestos almacenan la energía captada de la luz solar y son utilizados en la fase oscura para sintetizar glucosa a partir de dióxido de carbono. La fase luminosa es, por tanto, crucial para la fotosíntesis, ya que proporciona los elementos energéticos necesarios para la síntesis de carbohidratos.

Cloroplastos y el papel de la clorofila

Los cloroplastos son los orgánulos celulares donde se lleva a cabo la fotosíntesis. Dentro de ellos, la clorofila, un pigmento verde, juega un papel fundamental en la captura de la luz solar. La clorofila se encuentra en las membranas de los tilacoides y es esencial para la absorción de la luz, especialmente en las longitudes de onda roja y azul, reflejando la luz verde, lo que da a las plantas su característico color.

La estructura de los cloroplastos está diseñada para maximizar la captura de luz. Los tilacoides están apilados en estructuras llamadas grana, aumentando la superficie disponible para la absorción de luz. La clorofila, al excitarse con la luz solar, inicia la cadena de transporte de electrones, un proceso que genera ATP y NADPH, necesarios para la fase oscura de la fotosíntesis.

La eficiencia de la clorofila en la captura de luz es clave para la eficacia de la fotosíntesis. Sin la clorofila, las plantas no podrían aprovechar la energía solar, y el ciclo de vida en la Tierra se vería gravemente afectado. La clorofila no solo es fundamental para la fotosíntesis, sino que también es un indicador de la salud de las plantas y de su capacidad para realizar este proceso vital.

Células epiteliales de ‘Egeria densa’ a microscopio óptico, se aprecian los cloroplastos (N.Nehring)

La fase oscura o de síntesis

Fijación de CO₂ y el ciclo de Calvin

La fase oscura, también conocida como el ciclo de Calvin, es la etapa de la fotosíntesis en la que se lleva a cabo la fijación del dióxido de carbono. Esta fase no requiere directamente de la luz solar, pero depende de los productos de la fase luminosa, el ATP y el NADPH, para llevar a cabo la síntesis de glucosa. El ciclo de Calvin tiene lugar en el estroma de los cloroplastos.

El proceso comienza con la fijación del dióxido de carbono, que es catalizada por la enzima rubisco. Esta enzima es responsable de combinar el CO₂ con la ribulosa 1,5-bisfosfato, un azúcar de cinco carbonos, para formar un compuesto de seis carbonos que se divide inmediatamente en dos moléculas de 3-fosfoglicerato. Este es el primer paso en la conversión del dióxido de carbono en azúcares.

El ciclo de Calvin es un proceso cíclico que utiliza ATP y NADPH para convertir el 3-fosfoglicerato en gliceraldehído-3-fosfato, un azúcar de tres carbonos. Algunas de estas moléculas de gliceraldehído-3-fosfato se utilizan para regenerar la ribulosa 1,5-bisfosfato, permitiendo que el ciclo continúe, mientras que otras se utilizan para sintetizar glucosa y otros carbohidratos necesarios para el crecimiento y desarrollo de la planta.

Producción de glucosa

La producción de glucosa es el objetivo final de la fotosíntesis y se lleva a cabo durante el ciclo de Calvin. La glucosa es un carbohidrato esencial que proporciona energía a las plantas y, en última instancia, a todos los organismos que dependen de ellas para su alimentación. La glucosa también sirve como material de construcción para la síntesis de otros compuestos orgánicos necesarios para la vida.

Durante el ciclo de Calvin, el gliceraldehído-3-fosfato, producido a partir del dióxido de carbono, es utilizado para la síntesis de glucosa. Este proceso requiere energía en forma de ATP y poder reductor en forma de NADPH, ambos generados en la fase luminosa. La glucosa producida puede ser almacenada como almidón en las plantas o utilizada inmediatamente para la respiración celular.

La capacidad de las plantas para producir glucosa a través de la fotosíntesis es fundamental para la cadena alimentaria. La glucosa no solo es una fuente de energía, sino que también es un precursor de otros compuestos orgánicos, como celulosa y lignina, que son esenciales para la estructura y función de las plantas. Además, la glucosa es el punto de partida para la síntesis de compuestos más complejos, como proteínas y lípidos.

Modelo conceptual en 3D de cloroplastos (A.Plawgo)

¿La fase oscura sucede de noche?

Confusión sobre la fase oscura y la luz

Existe una confusión común respecto a la fase oscura de la fotosíntesis, a menudo llamada así porque no requiere luz directa para ocurrir. Sin embargo, esta fase no se lleva a cabo de noche, ya que depende de los productos de la fase luminosa, que solo se generan durante el día. El término "fase oscura" puede inducir a error, sugiriendo que el proceso ocurre en ausencia de luz, lo cual no es del todo preciso.

La fase oscura, o ciclo de Calvin, utiliza ATP y NADPH producidos en la fase luminosa para fijar el dióxido de carbono y sintetizar glucosa. Estos compuestos energéticos son inestables y no pueden almacenarse para su uso nocturno, lo que significa que el ciclo de Calvin solo puede funcionar cuando la fase luminosa está activa. Por lo tanto, la fase oscura está intrínsecamente ligada a la luz, aunque no la utilice directamente.

Además, la rubisco, la enzima clave del ciclo de Calvin, se activa con la luz. Esto significa que incluso si hubiera una fuente alternativa de ATP y NADPH, la ausencia de luz detendría el proceso, ya que la rubisco no estaría activa. Por estas razones, la fase oscura se realiza durante el día, cuando la luz solar está disponible para impulsar la fase luminosa y suministrar los compuestos necesarios.

Estomas de hoja monocotiledónea a microscopio óptico (N.Nehring)

La “fase oscura” solo puede suceder de día

La idea de que la fase oscura de la fotosíntesis puede ocurrir de noche es un malentendido común. En realidad, este proceso depende directamente de la fase luminosa, que produce los compuestos energéticos necesarios para la fijación del dióxido de carbono. Sin la luz solar, no se generan ATP y NADPH, lo que hace imposible que la fase oscura tenga lugar en la oscuridad.

Durante el día, los estomas de las hojas se abren para permitir la entrada de dióxido de carbono, necesario para el ciclo de Calvin. Este proceso es regulado por la luz, ya que la apertura de los estomas está controlada por señales lumínicas. Sin luz, los estomas se cierran, impidiendo la entrada de CO₂ y, por lo tanto, deteniendo el ciclo de Calvin.

La rubisco, la enzima responsable de la fijación del dióxido de carbono, también depende de la luz para su activación. Sin luz, la rubisco permanece inactiva, lo que impide la fijación de CO₂ incluso si hubiera una fuente alternativa de energía. Por estas razones, la fase oscura solo puede ocurrir durante el día, cuando la luz solar está disponible para impulsar todo el proceso de la fotosíntesis.

Referencias:

  • Álvarez Nogal, R. 2015. Citología e histología de las plantas. Eolas.
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