Tenemos cuatro extremidades y muchos animales parecen llevarse bien con eso de ir a cuatro patas, pero nosotros, los humanos, caminamos sobre dos piernas (se conoce como bidepalismo humano habitual). Nuestra forma de andar -bipedalismo humano- nos hace únicos. Otros mamíferos, como los leones o los elefantes, generalmente caminan sobre las cuatro patas, lo que llamamos cuadrupedalismo. Muchos animales son capaces de erguirse o caminar sobre dos patas por un corto tiempo, y algunas aves también son bípedas. Los chimpancés y los bonobos son nuestros parientes vivos más cercanos. La última vez que compartimos un ancestro común con ellos fue hace seis o siete millones de años.
El fenómeno del bipedalismo humano
Además de los humanos, ningún otro mamífero (incluidos todos los primates) camina regularmente sobre dos piernas, a pesar de que nuestros parientes vivos más cercanos, los grandes simios, ciertamente pueden parecer humanos cuando caminan erguidos, pero son claramente cuadrúpedos. Con ello, no hay ningún otro rasgo que distinga a los humanos de todos los demás mamíferos salvo por esto: la forma en la que caminamos. Por ello, siempre lo hemos considerados, junto al lenguaje, uno de los factores distintivos del ser humano como especie (para definir el bipedalismo, el animal debe usar dos patas para la mayor parte de su locomoción).
El bipedalismo también ha influido en la forma en que percibimos el mundo. Al caminar erguidos, los humanos pueden ver más allá de la hierba alta, lo que nos permite detectar amenazas y oportunidades con mayor facilidad. Sin embargo, esta postura también nos hace más visibles a los depredadores, lo que podría haber sido una desventaja en nuestros primeros días como especie.
¿Por qué los humanos son los únicos mamíferos bípedos regulares?
Lo cierto es que el bipedalismo humano, que aún se debate cuándo y dónde evolucionó en nuestra especie, nos permitió muchas ventajas al liberar las manos para, por ejemplo, usar herramientas, desplazarse cómodamente por el suelo y buscar y alcanzar alimentos más fácilmente. También podían ver más allá de la hierba de la sabana, pero esto también podría haber sido una desventaja ya que los depredadores probablemente podrían detectarlos más fácilmente. Los homínidos bípedos podrían pasar más tiempo alimentándose y hurgando en la sabana abierta porque sus cuerpos estarían expuestos a menos luz solar de pie.
Otra razón por la que somos los únicos mamíferos bípedos regulares es la forma en que nuestro cráneo se equilibra sobre la columna vertebral. Esta disposición permite una postura erguida sin necesidad de un esfuerzo muscular constante, lo que reduce el gasto energético y facilita la locomoción bípeda. Estos cambios anatómicos han sido fundamentales para el desarrollo del bipedalismo humano y nos distinguen de otros mamíferos.

Ventajas evolutivas del bipedalismo
El bipedalismo ha proporcionado a los humanos una serie de ventajas evolutivas que han sido cruciales para nuestra supervivencia y desarrollo como especie. Una de las principales ventajas es la capacidad de liberar las manos para manipular herramientas, lo que ha permitido el desarrollo de tecnologías complejas y ha influido en nuestra capacidad para modificar el entorno a nuestro favor.
Caminar sobre dos patas también ha mejorado nuestra capacidad para explorar nuevos territorios. Al poder ver más lejos, los primeros humanos pudieron detectar fuentes de alimento y agua a mayores distancias, lo que facilitó la expansión a nuevos hábitats. Esta capacidad de desplazamiento también ha sido crucial en la búsqueda de presas y en la evasión de depredadores.
Además, el bipedalismo ha permitido una mejor regulación de la temperatura corporal. Al estar erguidos, los humanos están expuestos a menos radiación solar directa, lo que reduce el riesgo de sobrecalentamiento. Esta ventaja ha sido especialmente importante en los climas cálidos y abiertos donde nuestros antepasados evolucionaron, permitiendo una mayor actividad durante las horas más calurosas del día.
Comparativa con otros mamíferos y animales
El bipedalismo humano es único, pero no es el único ejemplo de locomoción bípeda en la naturaleza. Aunque somos los únicos mamíferos que caminan regularmente sobre dos patas, otros animales también han desarrollado formas de bipedalismo, aunque de manera diferente y con distintas implicaciones evolutivas.

Cuadrupedalismo vs. bipedalismo: diferencias clave
El cuadrupedalismo es la forma de locomoción más común entre los mamíferos. Animales como los leones, elefantes y muchos otros utilizan sus cuatro extremidades para desplazarse, lo que les proporciona estabilidad y velocidad. Sin embargo, el bipedalismo presenta una serie de ventajas que han sido cruciales para la evolución humana.
Una de las principales diferencias entre el cuadrupedalismo y el bipedalismo es la eficiencia energética. Aunque caminar sobre dos patas requiere una serie de adaptaciones anatómicas, una vez desarrolladas, permite un desplazamiento más eficiente en términos de energía. Esto ha sido fundamental para los humanos, especialmente en la búsqueda de alimentos y en la migración a nuevos territorios.
Otra diferencia clave es la capacidad de manipular el entorno. Al caminar sobre dos patas, los humanos pueden utilizar sus manos para una variedad de tareas, desde la recolección de alimentos hasta la creación de herramientas. Esta capacidad ha sido fundamental para el desarrollo cultural y tecnológico de nuestra especie, permitiéndonos modificar el entorno a nuestro favor de maneras que otros animales no pueden.
Los grandes simios y su relación con el bipedalismo
Los grandes simios, como los chimpancés y bonobos, son nuestros parientes más cercanos en el reino animal. Aunque pueden caminar erguidos, lo hacen de manera ocasional y con un gasto energético considerablemente mayor que los humanos. Esta diferencia se debe a la falta de adaptaciones específicas para el bipedalismo en su anatomía.

Los chimpancés, por ejemplo, tienen una pelvis más ancha y una columna vertebral menos curvada que los humanos, lo que dificulta el mantenimiento de una postura erguida durante largos periodos. Además, sus pies son más planos y menos arqueados, lo que limita su capacidad para caminar de manera eficiente sobre dos patas.
A pesar de estas limitaciones, los grandes simios han desarrollado una serie de adaptaciones que les permiten erguirse cuando es necesario. Esta capacidad es útil para alcanzar alimentos en árboles o para vigilar el entorno en busca de depredadores. Sin embargo, su locomoción principal sigue siendo el cuadrupedalismo, lo que los distingue de los humanos en términos de bipedalismo regular.
Animales que se erguen pero no son bípedos verdaderos
Existen varios animales que pueden erguirse sobre sus patas traseras, pero no se consideran bípedos verdaderos. Los osos negros, por ejemplo, son capaces de levantarse sobre sus patas traseras para tener una mejor visión del entorno o para olfatear con mayor eficacia. Sin embargo, su locomoción principal sigue siendo el cuadrupedalismo.
¿Y los canguros? No podemos incluir a los canguros porque ellos no caminan, sino que saltan, por lo que sus patas son más una estructura que les sirve de punto de apoyo y balance para saltar y moverse, más que para caminar. Tampoco animales como los suricatos o los perritos de la pradera, que ya hemos comentado antes, ya que son bípedos facultativos y esta habilidad básicamente les otorga una gran ventaja en su entorno.
¿Y los osos negros? Los osos negros americanos (Ursus americanus) generalmente caminan a cuatro patas, pero son capaces de erguirse sobre sus patas traseras. Normalmente utilizan esta capacidad para tener mejor visión del entorno o rastrear un olor más fuerte que lo habitual. Son ocasionalmente bípedos, lo mismo que podríamos decir del pangolín que puede caminar erguido, por lo que tampoco cumplen la regla más importante del bipedalismo (no apoyar las manos prácticamente en ningún momento para caminar).
Dinosaurios y aves: otros ejemplos de bipedalismo
Habría que añadir una excepción, que si bien Tyrannosaurus rex caminaba sobre sus dos patas traseras, su postura no era vertical, sino que caminaba más bien en horizontal, paralelo al suelo, para equilibrar su enorme cuerpo (y lo hacía a una velocidad de paseo de unos 4,6 kilómetros hora).
¿Cómo caminaban los dinosaurios bípedos?
Los dinosaurios bípedos, como el Tyrannosaurus rex, caminaban sobre sus patas traseras, pero su postura era diferente a la de los humanos. En lugar de una postura vertical, estos dinosaurios mantenían su cuerpo paralelo al suelo, lo que les permitía equilibrar su enorme masa corporal. Esta postura horizontal era necesaria para mantener el equilibrio y la estabilidad al moverse.

La locomoción bípeda en los dinosaurios también estaba influenciada por su necesidad de velocidad. Al caminar o correr, los dinosaurios bípedos podían alcanzar velocidades significativas, lo que les proporcionaba ventajas en la caza o en la evasión de depredadores. Sin embargo, su forma de caminar era más similar a un trote que al paso humano.
Aunque los dinosaurios bípedos compartían algunas similitudes con el bipedalismo humano, las diferencias en su postura y locomoción son significativas. Estas diferencias reflejan las distintas presiones evolutivas y adaptaciones que enfrentaron estas especies en sus respectivos entornos.
Aves bípedas: avestruces y flamencos
Las avestruces, por ejemplo. Es un ave que no vuela, por lo que se ha adaptado a caminar sobre la tierra con sus dos patas fuertes. Para protegerse de los depredadores utilizan sus garras y su increíble velocidad. Los flamencos aunque no son incapaces de volar también pasan mucho tiempo en el suelo caminando sobre dos patas largas y vadeando el agua en busca de comida.
Ambas aves han desarrollado adaptaciones específicas para su forma de bipedalismo, lo que les permite sobrevivir y prosperar en sus respectivos hábitats. Aunque su locomoción es diferente a la de los humanos, estos ejemplos de bipedalismo en aves ofrecen una visión fascinante de cómo este rasgo puede evolucionar en diferentes contextos.
También podemos comentar que incluso hay algunos animales que normalmente no son bípedos pero pueden adaptarse a moverse de esta manera después de lesionarse o nacer con ciertas deformidades. Pero de nuevo tampoco encajaría exactamente con la definición. No son verdaderos bípedos. Así las cosas, la locomoción bípeda per se, no es un rasgo exclusivamente humano (también habría que mencionar a ciertos lagartos o incluso a los chimpancés, aunque ellos necesitan más del doble de energía que nosotros para caminar de forma bípeda por periodos cortos de tiempo), sí podemos decir que somos el único mamífero que lo hace siempre.
Adaptaciones físicas y sus implicaciones
El bipedalismo humano ha requerido una serie de adaptaciones físicas que han tenido un impacto significativo en nuestra anatomía y fisiología. Estas adaptaciones no solo han permitido la locomoción bípeda, sino que también han tenido implicaciones en nuestra salud y bienestar.
Cambios morfológicos en el esqueleto humano
El esqueleto humano ha experimentado varios cambios morfológicos para facilitar el bipedalismo. La pelvis se ha ensanchado y acortado, lo que proporciona una base más estable para la columna vertebral y las extremidades inferiores. Este cambio ha sido crucial para mantener una postura erguida y equilibrada durante la marcha.
Las piernas humanas también han evolucionado para soportar el peso del cuerpo de manera eficiente. Son más largas en proporción al torso que en otros primates, lo que mejora la propulsión y la eficiencia al caminar. Además, las articulaciones de la cadera y la rodilla han crecido para soportar el peso corporal, permitiendo una marcha más estable.
Otro cambio significativo es la forma del pie humano. Nuestros pies son más arqueados que los de otros primates, lo que mejora la estabilidad y la propulsión. Esta adaptación ha sido fundamental para el desarrollo del bipedalismo humano, permitiéndonos caminar largas distancias con eficiencia energética.

Impacto en las articulaciones y postura
El bipedalismo ha tenido un impacto significativo en las articulaciones y la postura humana. La columna vertebral, por ejemplo, presenta curvaturas específicas que optimizan nuestra capacidad para caminar erguidos. Estas curvaturas ayudan a absorber el impacto al caminar y a mantener el equilibrio, pero también pueden ser una fuente de problemas de salud.
Las articulaciones de la cadera, rodilla y tobillo han evolucionado para soportar el peso del cuerpo y permitir una locomoción eficiente. Sin embargo, estas adaptaciones también han hecho que los humanos sean susceptibles a ciertos problemas de salud, como la artritis y el desgaste articular. Estos problemas son más comunes en personas mayores, reflejando las tensiones que el bipedalismo puede imponer en el cuerpo a lo largo del tiempo.
La postura erguida también ha tenido implicaciones en la salud humana. Aunque nos permite ver más lejos y manipular el entorno con mayor facilidad, también puede provocar dolores de espalda y problemas posturales. Estos problemas son comunes en la sociedad moderna, donde el estilo de vida sedentario y las malas posturas pueden exacerbar los efectos negativos del bipedalismo.
Desafíos del bipedalismo: dolores y adaptaciones
A pesar de las ventajas evolutivas del bipedalismo, también ha presentado una serie de desafíos para los humanos. Uno de los problemas más comunes asociados con el bipedalismo es el dolor de espalda. La columna vertebral, aunque adaptada para la postura erguida, puede sufrir tensiones y presiones que provocan dolor y malestar.
Otro desafío del bipedalismo es el desgaste articular. Las articulaciones de la cadera, rodilla y tobillo están sometidas a un estrés constante al caminar, lo que puede llevar a problemas como la artritis y el desgaste del cartílago. Estos problemas son más comunes en personas mayores, pero también pueden afectar a individuos más jóvenes, especialmente aquellos que realizan actividades físicas intensas.
A pesar de estos desafíos, los humanos han desarrollado una serie de adaptaciones para mitigar los efectos negativos del bipedalismo. La fisioterapia, el ejercicio regular y las técnicas de corrección postural son algunas de las estrategias que se utilizan para mejorar la salud y el bienestar de las personas que experimentan problemas relacionados con el bipedalismo. Estas adaptaciones reflejan nuestra capacidad para adaptarnos y superar los desafíos que presenta nuestra forma única de locomoción.
Referencias:
- University Of California - Davis. "Why Humans Walk On Two Legs." ScienceDaily. ScienceDaily, 20 July 2007.
- Rhianna C. Drummond-Clarke, Tracy L. Kivell, Lauren Sarringhaus, Fiona A. Stewart, Tatyana Humle, Alex K. Piel. Wild chimpanzee behavior suggests that a savanna-mosaic habitat did not support the emergence of hominin terrestrial bipedalism. Science Advances, 2022; 8 (50) DOI: 10.1126/sciadv.add9752
- Daver, G., Guy, F., Mackaye, H.T. et al. Postcranial evidence of late Miocene hominin bipedalism in Chad. Nature 609, 94–100 (2022). https://doi.org/10.1038/s41586-022-04901-z
- Beatty, R., Beer, A., & Deeming, C. (2010). El libro de la naturaleza. Gran Bretaña: Dorling Kindersley
- Waldman, Dan. "Monkey apes humans by walking on two legs." Associated Press. MSNBC.com. July 21, 2004
- Natural Frequency Method: estimating the preferred walking speed of Tyrannosaurus rex based on tail natural frequency Pasha A. van Bijlert , A. J. ‘Knoek’ van Soest and Anne S. Schulp Published:21 April 2021https://doi.org/10.1098/rsos.201441