En el vasto espectro electromagnético, la luz visible es solo una pequeña fracción de las radiaciones que nos rodean. Otra de las pequeñas fracciones de este espectro son las microondas. La energía es poder, será más peligrosa la más energética. Ponemos a las dos en el cuadrilátero, ¿cuál gana respecto a la energía? Para saberlo habría que presentar al espectro visible, el gran árbitro de esta lucha ondulatoria.

Nuestro árbitro: el espectro electromagnético
El espectro electromagnético abarca toda la gama de radiaciones electromagnéticas que se propagan en el espacio, desde las ondas de radio de baja energía hasta los rayos gamma de alta energía. Este espectro se organiza en función de la frecuencia o longitud de onda de las radiaciones, y a medida que avanzamos de las ondas de menor frecuencia a las de mayor frecuencia, la energía de las radiaciones aumenta. En el extremo inferior encontramos las ondas de radio, seguidas de microondas, infrarrojos, luz visible, luz ultravioleta, rayos X y rayos gamma. Es crucial destacar que las microondas son notablemente menos energéticas que la luz visible. Esta característica las hace idóneas para diversas aplicaciones, como la transmisión de información y la cocción de alimentos en hornos microondas, sin presentar los riesgos asociados con radiaciones más energéticas.

Microondas: más allá de calentar agua
Las microondas han emergido como una herramienta fundamental en la sociedad contemporánea, transformando radicalmente distintos ámbitos gracias a su versatilidad y eficacia. En las redes de telefonía móvil, las microondas son utilizadas para la transmisión de señales entre estaciones base y estaciones repetidoras. Estas ondas electromagnéticas permiten una comunicación rápida y eficiente, facilitando las conexiones de datos y voz a larga distancia. La capacidad de las microondas para transportar grandes cantidades de datos de manera rápida y confiable ha sido fundamental para el desarrollo y la expansión de las redes móviles, brindando a los usuarios la posibilidad de realizar llamadas y acceder a servicios de datos de manera instantánea, incluso en áreas remotas.

No menos significativo es su impacto en la cocina moderna. Los hornos microondas han revolucionado la preparación de alimentos, ofreciendo una alternativa rápida y eficiente a los métodos de cocción convencionales. La capacidad de las microondas para generar calor de manera uniforme y penetrar los alimentos ha agilizado los procesos culinarios, proporcionando una solución práctica para la vida cotidiana.
Además, en el ámbito industrial, las microondas encuentran aplicaciones en la fabricación y procesamiento de materiales. Se utilizan para el secado y la curación de productos, contribuyendo a la eficiencia y sostenibilidad en diversas cadenas de producción. La capacidad de focalizar el calor de manera específica hace que las microondas sean una herramienta valiosa en procesos que requieren precisión y control térmico.
La medicina también se ha beneficiado de las propiedades de las microondas. En terapia de microondas, se aplican para calentar tejidos profundos en tratamientos médicos específicos. Su capacidad para penetrar tejidos biológicos de manera controlada ha llevado a avances significativos en el campo de la fisioterapia y tratamientos de rehabilitación.

El universo invisible
El alcance de las microondas se extiende más allá de las comunicaciones y la cocina, pues se adentra en el fascinante campo de la astronomía. En la observación del cosmos, los telescopios de microondas desempeñan un papel fundamental al permitirnos explorar el universo en longitudes de onda que son invisibles para el ojo humano. Estos telescopios especializados son esenciales para estudiar fenómenos astrofísicos únicos, como la radiación cósmica de fondo de microondas, una reliquia del Big Bang.
Los telescopios de microondas son vitales para investigaciones que van desde la formación de galaxias hasta la detección de planetas distantes. Al captar las microondas emitidas por objetos celestes, estos instrumentos proporcionan datos cruciales para comprender la composición y evolución del universo. La capacidad de las microondas para penetrar a través del polvo cósmico y otras interferencias ha abierto una ventana única hacia regiones del espacio que de otro modo serían inaccesibles. Así, las microondas no solo conectan nuestra vida diaria, sino que también nos permiten explorar los misterios del cosmos de una manera que antes parecía inimaginable.
En el panorama astronómico internacional, España ha destacado por su participación activa en la investigación y exploración del universo a través de telescopios de microondas. Uno de los proyectos emblemáticos es el Observatorio de Calar Alto, ubicado en la región de Almería. Equipado con instrumentos especializados, este observatorio ha contribuido significativamente a la observación de microondas, permitiendo a los astrónomos españoles y de todo el mundo realizar investigaciones punteras.

Además, España ha colaborado en proyectos internacionales que involucran telescopios de microondas, como el Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA) en Chile, donde científicos españoles desempeñan un papel esencial en la operación y análisis de datos. Estas contribuciones subrayan el compromiso de España con la exploración cósmica en el espectro de microondas, proporcionando valiosa información para ampliar nuestro entendimiento de la formación y evolución del universo. En este sentido, los telescopios de microondas en España no solo enriquecen la comunidad científica nacional, sino que también contribuyen de manera significativa al conocimiento astronómico a nivel global.
Miedo a lo invisible
Para sumergirse en el misterioso reino de lo invisible en el espectro electromagnético, es imperativo contemplar la luz ultravioleta que se sitúa más allá del alcance visible. A pesar de compartir su origen natural con la luz solar que ilumina y calienta nuestro mundo, la luz ultravioleta, al ser más enérgica, despierta temores en términos de salud para la piel y los ojos humanos. Andamos en un extraño contraste en el que necesitamos la luz ultravioleta para ciertas funciones metabólicas, pero con medida.
Contrastando con las microondas, situadas en el extremo de baja energía del espectro, las radiaciones ultravioleta poseen la capacidad de adentrarse profundamente en los tejidos biológicos, desencadenando potencialmente daño celular. Es esencial subrayar que, a pesar de su naturaleza natural, la sobreexposición a la luz ultravioleta, especialmente aquella proveniente de la luz solar directa, se asocia con riesgos como quemaduras, envejecimiento prematuro de la piel e incluso el desarrollo de cáncer cutáneo. En este intrigante contexto, la comparación entre microondas, luz visible y luz ultravioleta resalta la necesidad apremiante de comprender y respetar las distintas energías presentes en el espectro electromagnético, tejiendo un tapiz de precaución para salvaguardar la salud humana.
