¿Por qué dos personas de la misma edad envejecen de forma tan distinta? Científicos de Stanford tienen la respuesta

Un nuevo análisis desarrollado por la Universidad de Stanford revela que la edad biológica de nuestros órganos puede predecir enfermedades, longevidad y riesgo de muerte.
¿Cómo es posible que dos personas de la misma edad envejezcan de forma tan distinta? Científicos de Stanford tienen la respuesta
La edad biológica del cerebro y del sistema inmunitario predice mejor la longevidad que otros factores clásicos. Representación artística. Fuente: Sora / Edgary R.


Dos personas pueden cumplir 70 años el mismo día, pero llevar décadas de diferencia en el estado real de sus órganos. Mientras uno mantiene una mente lúcida y defensas fuertes, el otro puede presentar un deterioro avanzado. ¿Cómo se explica esta disparidad invisible? Investigadores de Stanford Medicine han dado una respuesta tan fascinante como concreta: mediante un análisis de sangre que permite estimar la edad biológica de once sistemas de órganos distintos.

Este estudio, basado en muestras de casi 45.000 personas del UK Biobank, ha logrado calcular cuánto han envejecido, de verdad, el cerebro, el corazón o el sistema inmunitario. Lo hicieron analizando más de 2900 proteínas presentes en el plasma, muchas de ellas procedentes directamente de órganos específicos. Según los resultados, una persona con un "cerebro joven" tiene muchas más probabilidades de vivir más años y de mantenerse sano que alguien con un "cerebro envejecido", aunque ambos tengan la misma edad cronológica.

Tener un cerebro joven reduce el riesgo de Alzheimer en un 74 % y ofrece una protección equiparable a llevar dos copias del gen APOE2 —uno de los mayores factores genéticos de protección frente a la enfermedad. Por el contrario, tener un cerebro viejo triplica el riesgo de desarrollar Alzheimer, un efecto comparable al de portar una copia del gen APOE4, el mayor factor de riesgo conocido.

Lo que revela la sangre: el envejecimiento no es uniforme

El análisis, publicado en Nature Medicine en 2025, confirma que cada órgano envejece a su propio ritmo. El cerebro, los riñones, el hígado, los pulmones, el corazón, el páncreas, los músculos, las arterias, el tejido graso, los intestinos y el sistema inmunitario muestran trayectorias de envejecimiento diferentes, incluso dentro de la misma persona.

Solo un 27 % de los participantes presentaban una edad biológica "normal" en todos los órganos, mientras que una cuarta parte tenía varios órganos envejecidos de forma acelerada.

Estos relojes internos se obtienen comparando la edad cronológica de los individuos con la predicción realizada a partir de las proteínas más representativas de cada órgano. Así, si el “reloj del corazón” marca diez años más que la edad real de la persona, se considera que ese corazón envejece más deprisa. Y lo mismo ocurre con el cerebro, los pulmones o el sistema inmunitario.

Este envejecimiento acelerado se asocia con un mayor riesgo de enfermedades como diabetes, insuficiencia cardíaca, EPOC o Alzheimer. Por ejemplo, un páncreas viejo predice con gran precisión el desarrollo futuro de enfermedad renal, y un corazón envejecido aumenta la probabilidad de sufrir fibrilación auricular o insuficiencia cardíaca.

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Científicos desarrollaron un modelo basado en proteínas de la sangre que permite estimar la edad biológica de 11 órganos por separado. Este sistema predice enfermedades y mortalidad con gran precisión, incluso en personas de la misma edad cronológica. Fuente: Nature.

Los órganos que más predicen la longevidad: el cerebro y el sistema inmunitario

"Hemos desarrollado un indicador basado en la sangre de la edad de sus órganos. Con este indicador, podemos evaluar la edad de un órgano hoy y predecir las probabilidades de que contraiga una enfermedad asociada con ese órgano 10 años después", dijo Tony Wyss-Coray, profesor de neurología y ciencias neurológicas y director de la Iniciativa Knight para la Resiliencia Cerebral en el Instituto de Neurociencias Wu Tsai.

Entre todas las unidades analíticas, dos destacan como los mejores predictores de longevidad: el cerebro y el sistema inmunitario. Las personas con estos dos sistemas en estado juvenil tienen un 56 % menos de riesgo de morir durante los 17 años de seguimiento del estudio. Esta protección se mantiene incluso después de ajustar por edad, sexo, genotipo y otras variables clínicas.

Además, la suma de varios órganos envejecidos multiplica exponencialmente el riesgo de muerte. Aquellos con entre cinco y siete órganos envejecidos tenían un riesgo 4,5 veces mayor de fallecer, mientras que quienes acumulaban ocho o más órganos en estado biológico deteriorado tenían un riesgo 8 veces superior al de quienes presentaban órganos jóvenes.

Por el contrario, tener solo uno o dos órganos jóvenes no ofrecía una ventaja clara. El efecto protector solo era evidente en las personas con un sistema inmunitario o un cerebro especialmente jóvenes, o mejor aún, con ambos.

"El cerebro es el guardián de la longevidad", dijo Wyss-Coray.

Un nuevo método para predecir enfermedades antes de que aparezcan

Una de las claves del estudio es que estos "relojes de envejecimiento" permiten anticipar enfermedades años antes de su aparición. En total, los investigadores analizaron la relación entre las edades biológicas de los órganos y la aparición futura de 15 enfermedades comunes. En 176 de los 195 casos analizados, encontraron asociaciones significativas.

Por ejemplo, un cerebro envejecido predice con gran exactitud la aparición del Alzheimer incluso 17 años antes. Un pulmón envejecido, en cambio, se vincula a mayor riesgo de EPOC. Y un páncreas biológicamente mayor se asocia a mayor probabilidad de desarrollar enfermedad renal crónica.

Al comparar estos biomarcadores con otros relojes epigenéticos o clínicos, los investigadores comprobaron que los relojes proteómicos ofrecen una predicción más precisa y específica para cada órgano, con mejor capacidad para anticipar tanto enfermedades como la muerte.

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A mayor número de órganos envejecidos, mayor riesgo de muerte: ocho órganos envejecidos multiplican el riesgo por ocho. Representación artística: Sora / Edgary Rodríguez R.

El estilo de vida sí deja huella: los factores que aceleran o frenan la edad biológica

Otro hallazgo revelador es que las edades biológicas de los órganos no están escritas en piedra: el estilo de vida puede acelerarlas o frenarlas. El estudio encontró que factores como el tabaquismo, el consumo de alcohol, la dieta rica en carne procesada, el insomnio o el bajo nivel educativo se asocian con un envejecimiento más rápido en varios órganos.

Por el contrario, el ejercicio vigoroso, el consumo de pescado azul y la educación superior se relacionaron con órganos más jóvenes, especialmente en el cerebro, el páncreas y el sistema inmunitario. Incluso el uso de ciertos medicamentos y suplementos de vitamina C o aceite de hígado de bacalao, se vinculó con un menor envejecimiento de órganos concretos.

Estos datos refuerzan la idea de que la edad biológica es, en parte, modificable. Y que, en el futuro, podríamos monitorear el estado real de nuestros órganos a través de simples análisis de sangre y tomar decisiones preventivas a medida.

Guardianes de una vida larga

"Este es, idealmente, el futuro de la medicina", dijo Wyss-Coray. "Hoy, vas al médico porque te duele algo, y echan un vistazo para ver qué está roto. Estamos tratando de pasar de la atención a los enfermos a la atención médica e intervenir antes de que las personas contraigan enfermedades específicas de los órganos".

El hallazgo más llamativo del estudio es que el cerebro y el sistema inmunitario parecen ser los principales reguladores del envejecimiento humano. Las personas con un cerebro joven mostraban menor riesgo de enfermedades cardíacas, pulmonares y neurodegenerativas, incluso más allá del Alzheimer. Y quienes tenían un sistema inmunitario juvenil eran menos propensos a sufrir enfermedades inflamatorias o autoinmunes.

A nivel molecular, los investigadores identificaron proteínas clave en estos órganos. En el cerebro, destacan la neurofilament light chain (NEFL), asociada al deterioro neuronal, y la brevican (BCAN), relacionada con la matriz extracelular del cerebro. En el sistema inmunitario, resaltan proteínas implicadas en la inflamación y la regeneración celular.

La combinación de un cerebro y un sistema inmunitario jóvenes es el mejor indicador de longevidad hallado hasta ahora: en el grupo con ambos sistemas juveniles, solo el 3,8 % falleció durante los 17 años de seguimiento, frente a casi el 8 % del resto.

Gráfico estudio.
Las personas con cerebros biológicamente más envejecidos tienen más riesgo de Alzheimer que quienes conservan cerebros jóvenes, sin importar su edad real o genética. El estudio muestra que el riesgo puede triplicarse o reducirse hasta en un 74 % según la edad del cerebro, medida por proteínas en sangre. Fuente: Nature.

Hacia una medicina personalizada del envejecimiento

Este trabajo marca un hito en la investigación sobre el envejecimiento humano. Gracias al análisis proteómico del plasma, se abre la posibilidad de medir la edad real de nuestros órganos, predecir enfermedades con años de antelación y diseñar intervenciones específicas para frenar el deterioro.

Aunque el estudio tiene limitaciones —como su carácter observacional o la necesidad de replicar los hallazgos en poblaciones más diversas—, sus implicaciones son enormes. A medida que se afinen estos relojes biológicos, podremos identificar a tiempo qué órganos están envejeciendo mal, modificar factores de riesgo y prolongar tanto la salud como la vida.

El envejecimiento no es una condena homogénea, sino una sinfonía de relojes desacompasados. Y ahora, por fin, tenemos la tecnología para escuchar sus ritmos.

Referencias

  • Oh, H.SH., Le Guen, Y., Rappoport, N. et al. Plasma proteomics links brain and immune system aging with healthspan and longevity. Nat Med (2025). doi: 10.1038/s41591-025-03798-1

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