El hallazgo de una proteína cerebral abre una vía contra el envejecimiento y la pérdida de memoria

Un estudio identifica una proteína que se acumula en el cerebro con la edad y acelera el deterioro cognitivo. Al bloquearla en ratones mayores, los científicos lograron recuperar memoria y funciones cerebrales.
Científicos descubren una proteína cerebral que podría ser clave para revertir la pérdida de memoria asociada a la edad
¿Se puede revertir el envejecimiento cerebral? Un estudio apunta a una diana clave. Representación artística. Fuente: Sora / Edgary R.

El envejecimiento no siempre implica la muerte de neuronas. A menudo, lo que ocurre es una pérdida de eficiencia en las conexiones sinápticas, esas diminutas estructuras que permiten que las células cerebrales se comuniquen. Con los años, la plasticidad del cerebro disminuye y aparecen dificultades para recordar, aprender o mantener la atención. Hasta ahora, la mayoría de los estudios se habían centrado en daños irreversibles como los observados en el alzhéimer. Sin embargo, la investigación más reciente apunta a que ciertos cambios moleculares podrían ser reversibles.

Los científicos llevan tiempo preguntándose qué impulsa realmente este declive cognitivo. ¿Se trata solo de un desgaste inevitable o existen factores concretos que lo aceleran? El nuevo estudio responde en parte a esta incógnita al identificar a FTL1 (Ferritin Light Chain 1) como un factor pro-envejecimiento en el cerebro. Se trata de una proteína relacionada con el almacenamiento de hierro que, en exceso, desestabiliza el delicado equilibrio neuronal.

Este hallazgo publicado en Nature Aging es clave porque demuestra que el envejecimiento cerebral no es un destino sellado de antemano. La acumulación de FTL1 en el hipocampo, la región cerebral esencial para la memoria, se asoció directamente con peores resultados en pruebas cognitivas en ratones viejos. Eso significa que un solo factor molecular puede marcar la diferencia entre recordar y olvidar.

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El estudio muestra que rejuvenecer el cerebro es posible en modelos animales. Representación artística. Fuente: Sora / ERR.

El papel oculto del hierro en la memoria

El hierro es indispensable para la vida. Participa en la producción de energía y en múltiples procesos celulares. Pero cuando su regulación falla, puede convertirse en un enemigo silencioso. En el cerebro, los niveles de hierro deben mantenerse con precisión. Lo que observaron los investigadores es que, con la edad, FTL1 se acumula en exceso dentro de las neuronas, alterando la manera en que el hierro cambia entre sus formas químicas.

Este desajuste provoca que se incremente el hierro oxidado (Fe³⁺), lo que a su vez impacta en el metabolismo energético de las neuronas y en la salud de las sinapsis.

En los experimentos, los ratones jóvenes a los que se les forzó a producir más FTL1 mostraron signos prematuros de envejecimiento cerebral: sinapsis más débiles, neuronas menos ramificadas y fallos de memoria.

El efecto fue tan claro que los animales dejaron de preferir un objeto nuevo frente a uno familiar, una prueba clásica de memoria. También perdieron la capacidad de orientarse correctamente en un laberinto, algo que los ratones jóvenes y sanos resuelven sin dificultad. La conclusión es contundente: demasiada FTL1 convierte a un cerebro joven en un cerebro viejo.

Bloquear la proteína para rejuvenecer

La pregunta lógica fue: ¿qué ocurre si se elimina o bloquea FTL1 en un cerebro ya envejecido? Los investigadores realizaron el experimento opuesto, reduciendo la presencia de la proteína en el hipocampo de ratones de edad avanzada. Los resultados fueron sorprendentes: las neuronas recuperaron parte de sus conexiones y los animales mejoraron su memoria.

Las pruebas demostraron que, tras el tratamiento, los ratones eran capaces de reconocer objetos nuevos y de recordar recorridos en un laberinto de manera más eficiente.

A nivel celular, se observó un incremento de sinapsis excitadoras e inhibidoras, es decir, las autopistas de comunicación entre neuronas volvieron a ser más sólidas y activas.

Este rejuvenecimiento no fue un simple espejismo. Se confirmó también en análisis moleculares: al reducir FTL1, las neuronas recuperaron receptores y proteínas esenciales para la plasticidad sináptica. En otras palabras, el cerebro de los ratones viejos empezó a comportarse como el de animales más jóvenes.

Gráfico estudio
El estudio reveló que la proteína FTL1 aumenta en el hipocampo de ratones envejecidos y se asocia con un peor rendimiento cognitivo, identificándola como un factor clave en el deterioro cerebral. Fuente: Nature Aging.

Energía, metabolismo y memoria

El estudio no se quedó en la observación superficial, sino que indagó en los mecanismos profundos. Al comparar la actividad genética de las neuronas, se detectaron cambios en rutas metabólicas clave, sobre todo en la producción de ATP, la molécula que actúa como moneda de energía en las células.

Cuando la FTL1 aumentaba, la producción de ATP se desplomaba, dejando a las neuronas sin la energía suficiente para mantener sus complejas funciones. En cambio, al bloquear la proteína, los genes relacionados con la respiración celular y la síntesis de energía se reactivaban. Este descubrimiento refuerza la idea de que el envejecimiento cerebral está ligado, en gran parte, a fallos energéticos en las neuronas.

Para confirmar este vínculo, los investigadores probaron un suplemento: NADH, un coenzima que impulsa la producción de ATP. Al administrarlo a ratones con exceso de FTL1, se logró contrarrestar parte de los efectos negativos, restaurando la memoria y la salud sináptica. La prueba es clara: mejorar el metabolismo puede revertir la pérdida cognitiva asociada al envejecimiento.

Más allá de los ratones: ¿qué significa para nosotros?

Aunque el trabajo se realizó en modelos animales, su relevancia trasciende. En humanos, se sabe que niveles altos de ferritina y desajustes en el metabolismo del hierro se relacionan con peor rendimiento cognitivo y mayor riesgo de alzhéimer. De hecho, mutaciones en el gen Ftl1 provocan una rara enfermedad neurodegenerativa llamada neuroferritinopatía, caracterizada por problemas motores y de memoria.

Los resultados en ratones sugieren que el mismo mecanismo podría estar en juego en el envejecimiento humano. La acumulación de FTL1 en el cerebro podría actuar como un gatillo silencioso del deterioro cognitivo.

Y lo más prometedor: al ser una proteína concreta y bien identificada, podría convertirse en una diana terapéutica para desarrollar fármacos que ralenticen o reviertan la pérdida de memoria.

Los científicos insisten en que aún queda camino por recorrer antes de trasladar estos hallazgos a personas. Pero el simple hecho de demostrar que bloquear FTL1 rejuvenece el cerebro de un animal viejo abre un horizonte completamente nuevo en la investigación del envejecimiento.

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El exceso de FTL1 convierte a un cerebro joven en uno envejecido. Representación artística. Fuente: Sora / ERR.

Un futuro para la memoria

El hallazgo de FTL1 como proteína clave en el envejecimiento cerebral se suma a un cambio de paradigma en la ciencia: la idea de que el cerebro envejecido puede ser rejuvenecido. Ya no se trata únicamente de aceptar el deterioro como inevitable, sino de buscar las llaves moleculares que permitan retrasarlo o incluso revertirlo.

Este trabajo, realizado por un equipo internacional liderado desde la Universidad de California en San Francisco, no solo identifica a FTL1 como un enemigo silencioso de la memoria, sino que demuestra que actuar sobre ella es posible. Y al hacerlo, se revitalizan funciones tan esenciales como la plasticidad sináptica y la capacidad de aprender.

Para millones de personas preocupadas por el deterioro cognitivo, los resultados ofrecen una dosis de esperanza. Aunque aún no existe un tratamiento listo para humanos, la investigación marca un camino claro: si controlamos las moléculas que alimentan el envejecimiento, podremos proteger la memoria y la identidad que nos define.

Referencias

  • Remesal, L., Sucharov-Costa, J., Wu, Y. et al. Targeting iron-associated protein Ftl1 in the brain of old mice improves age-related cognitive impairment. Nat Aging (2025). doi: 10.1038/s43587-025-00940-z

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