No es que sientan una especial predilección por nosotros durante los momentos previos a un chaparrón. En realidad, a las moscas les cuesta bastante trabajo volar entonces, y por eso se quedan posadas en cualquier sitio, incluido el cuerpo humano. La explicación es sencilla. Cuando va a llover, el aire presenta baja presión -y, por lo tanto, baja densidad-, y los insectos desplazan menor cantidad de él en cada aleteo, por lo que les cuesta mantener el control de sus movimientos aéreos. Además, la humedad se acumula en el cuerpo del bicho y lo vuelve más pesado, tanto en el sentido literal como en el figurado.
Y ya que estamos, ¿no son las moscas particularmente pesadas en verano? Las molestias causadas por las moscas, especialmente durante la estación estival, son una experiencia común para muchas personas. Aunque su presencia pueda resultar incómoda, estas criaturas despiertan curiosidades que van más allá de su reputación molesta. El aumento de moscas en verano tiene una explicación ligada a su naturaleza ectotérmica, dependiente de la temperatura ambiental para su desarrollo. Durante esta temporada, el proceso de metamorfosis se acelera, culminando con la aparición de las moscas adultas. Su propensión a posarse en basura y excrementos se relaciona con su ciclo reproductivo, ya que depositan sus huevos en estos lugares. A pesar de su reputación, las moscas desempeñan funciones cruciales en la naturaleza, desde la polinización de plantas hasta la descomposición de materia orgánica. Además, actúan como agentes controladores de plagas y sirven como fuente de alimento para diversas especies, destacando su papel en el equilibrio de los ecosistemas.