La pérdida del calzado, incluso de zapatos atados con cordones, en los accidentes de tráfico se debe a las tremendas fuerzas resultantes de la colisión. Esta misma energía de choque hace que incluso salgan despedidas pulseras, anillos y sortijas y que se suelten las hebillas de los cinturones. Es más, si intentamos descalzarnos un zapato agitando con fuerza nuestro pie es posible que no lo consigamos. Así de intensas son, por tanto, las fuerzas que entran en juego en los accidentes de tráfico y que nos provocan todo tipo de lecciones o, incluso, la muerte.
A este respecto, en la Dirección General de Tráfico, en Madrid, cuentan casos curiosos e insólitos, como el de un conductor que, tras un accidente frontal, se clavó en la espalda un bolígrafo que estaba en la bandeja trasera del coche. Es esta la razón por la cual no debemos tener ningún objeto suelto en el coche. Un paraguas, por ejemplo, puede ser un arma letal.