Hay historias que se repiten tanto que terminan pareciendo ciertas. Algunas nacieron en la prensa, otras en el cine o la televisión, y muchas más en la imaginación colectiva. Frases que nunca se dijeron, cirugías que jamás existieron o hazañas que nadie protagonizó, pero que se instalaron en la memoria popular con la fuerza de un mantra. Desde la oreja mutilada de Van Gogh hasta el falso epitafio de Groucho Marx, pasando por la leyenda de que Salieri asesinó a Mozart o que Marilyn Manson se quitó costillas, recorremos doce de los mitos culturales más conocidos… y menos ciertos. Porque no todo lo que hemos oído sobre artistas, músicos y personajes históricos es verdad, por muy atractiva que suene la mentira.
Mito 1: David Bowie nació con un ojo de cada color
Nada le podía sentar mejor al camaleón del rock que la leyenda de haber nacido con ojos de colores distintos, pero la verdad es que ambos eran tan azules como aquel cielo surcado por el mayor Tom en Space Oddity, el primer gran éxito de Bowie. Lo que ocurría es que el Duque Blanco padecía en su ojo izquierdo una enfermedad llamada midriasis permanente que hacía que la pupila estuviera siempre dilatada, en contraste con la del derecho, que mantenía su tamaño normal (una condición conocida como anisocoria), y es esta diferencia en el tamaño de las pupilas lo que hacía que los iris parecieran ser de diferente color.
La midriasis se originó como consecuencia de un golpe recibido en la adolescencia, durante una pelea por una chica con el ilustrador George Underwood. A pesar de las secuelas que quedaron de por vida, el enfrentamiento no acabó con la amistad entre ambos. Tanto es así que Bowie invitó a Underwood a ilustrar la portada de álbumes tan representativos como Hunky Dory (1971) y The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars (1972).

Mito 2: En Casablanca, Bogart dice “Tócala otra vez, Sam”
Una de las frases más famosas del séptimo arte no salió jamás de la boca de Rick Blaine, el personaje interpretado por Humphrey Bogart en Casablanca, de 1942. Ni de la de ninguno de sus otros personajes: primero es Ilsa Lund, el personaje interpretado por Ingrid Bergman, quien le dice al pianista: “Play it, Sam. Play As time goes by” (“Tócala, Sam. Toca El tiempo pasará”), y luego es el propio Rick el que le ordena de forma terminante: “Play it!” (“¡Tócala!”).
¿Cómo se hace popular una frase que nunca ha pronunciado nadie? El responsable es Woody Allen, que la usó como título de su obra de teatro sobre un crítico de cine que habla con el fantasma de Humphrey Bogart sobre sus problemas con las mujeres. La adaptación al cine se estrenó aquí como Sueños de seductor (1972), pero su título original siempre fue Tócala otra vez, Sam.
La obra propició un nuevo auge del personaje de Bogart y contribuyó a difundir la cita… Y un pequeño detalle: Dooley Wilson, el actor que interpretaba a Sam, no sabía tocar el piano (en realidad, era batería), por lo que en la película no llega a interpretarla de verdad ni una sola vez.
Mito 3: Van Gogh se cortó una oreja
¿Puede uno de los hechos más famosos de la historia del arte ser mentira? Por lo menos, esto es lo que sostienen los historiadores alemanes Hans Kaufmann y Rita Wildgans, que en 2009 publicaron La oreja de Van Gogh: Paul Gauguin y el pacto de silencio, sin versión en castellano, donde argumentan que el verdadero autor de la mutilación fue el amigo y compañero de vivienda de Van Gogh, Paul Gauguin.
Los hechos probados son que la convivencia entre ambos pintores se fue haciendo cada vez más difícil, hasta que explotaron en una violenta pelea verbal, en la que Van Gogh llegó a amenazar a Gauguin con un cuchillo. Cuando este dejó la casa, el holandés, presa de alucinaciones y delirios, se cortó la oreja y la llevó como regalo a una joven camarera a la que apreciaba especialmente. Luego volvió a su casa, y a la mañana siguiente declaró no recordar nada de lo sucedido.
La versión de los alemanes afirma que Gauguin le cortó el lóbulo de la oreja a su amigo durante la pelea, y que luego avisó a la policía, diciendo que era una automutilación, y se fue. En la primera carta que mandó a Gauguin después del incidente, Van Gogh afirmaba "voy a guardar silencio sobre esto y tú también".
La verdad es que el incidente de la oreja está lleno de dudas. Aún hoy no hay unanimidad sobre si se cortó el apéndice completo o solo una parte y, si fue el propio Van Gogh, cuáles pudieron ser sus motivos. La hipótesis más aceptada es que reaccionó así cuando Gauguin dejó su casa, pero otros autores sostienen que ese mismo día Van Gogh había recibido noticias sobre el compromiso matrimonial de su hermano Theo, lo cual le supuso un choque desestabilizador, ya que pensaba que con ello se alejaría de él, e incluso perdería la asignación de la que dependía para vivir. Según como se mire, hay más versiones de la historia que del famoso cuadro El dormitorio en Arlés.
Mito 4: 'La chica de Ipanema' es la canción más interpretada del mundo
Es maravillosa, es evocadora, hizo que medio mundo se preguntara por la identidad de aquella muchacha que nunca se dignaba a prestar atención al cantante… Pero no es la canción más interpretada del mundo. Ese honor le corresponde a "Yesterday", de Lennon y McCartney. El clásico de Tom Jobim y Vinicius de Moraes, compuesto en agosto de 1962, se queda justo detrás de la balada, igualmente perfecta, de los Beatles.
De todos modos, no le anda muy lejos: la canción, cuya primera versión Paul McCartney compuso a tal velocidad que tuvo que asegurarse de que no la había plagiado a alguien de forma inconsciente, se ha grabado en más de 1600 versiones distintas, y "La chica de Ipanema", en casi 1500. La primera versión en inglés fue grabada por Astrud Gilberto en 1964. Y dos anécdotas: una, que el título original de la canción era "La chica que pasa", y dos, que tanto "La Chica"… como "Yesterday" fueron versionadas y cantadas por Frank Sinatra.

Mito 5: Sherlock Holmes decía “Elemental, querido Watson” en los libros de Conan Doyle
Ni con la lupa más potente del mundo podrá encontrarse la famosa frase en ninguno de los cuatro libros y hasta 56 cuentos que componen el canon holmesiano, es decir: las historias nacidas de la pluma original de sir Arthur Conan Doyle. En ellas, en alguna ocasión, Holmes utiliza la expresión “elementary” y con frecuencia se refiere a su amigo como “dear Watson” o “my dear Watson”, pero las tres palabras no aparecen juntas ni una sola vez.
La frase fue creada por el humorista inglés P. G. Wodehouse en 1915, en su novela Psmith, periodista, en la que el protagonista la emplea cuando se refiere a Holmes. Pero ¿cuándo la dijo el propio Sherlock? La tesis más aceptada es que lo hizo en la película El regreso de Sherlock Holmes (1929), pero las bobinas de sonido de la cinta se han perdido, así que no hay manera de certificarlo (hay quien dice que la frase se la dice a otra persona, así que no acaba en “Watson”).
En todo caso, en el serial radiofónico The New Adventures of Sherlock Holmes, escrito por la norteamericana Edith Meiser y retransmitido por la BBC entre 1939 y 1947, la frase se utilizó muy generosamente. De hecho, es tan popular que las más recientes versiones del personaje tienden a evitarla, ya que, más que representar al personaje, lo caricaturizan.
Mito 6: Salieri mató a Mozart
La temprana muerte de Mozart, a los 35 años de edad, ha propiciado numerosas investigaciones sobre cuál fue la enfermedad que lo mató, pero ninguna de ellas duda de que fue por causas naturales. La mentira de que Antonio Salieri –compositor, como él, en la corte de José II de Habsburgo en Viena– lo asesinó por celos fue popularizada por la película Amadeus (1984), basada a su vez en una obra teatral de Peter Shaffer... pero la cosa venía de muy atrás. En 1830, Alexander Pushkin compuso un drama en verso llamado Mozart y Salieri en el que ya señalaba a Salieri como el asesino de Mozart.
Salieri y Mozart compitieron en la corte y, como no podía ser de otro modo, cuando se mete a dos gallos en el mismo corral, saltan los celos y las peleas... y el asunto puede tomar mal cariz. De hecho, en las cartas a su padre era Mozart quien se quejaba de las maniobras de Salieri en su contra, que le impedían brillar como deseaba.
Los rumores comenzaron con la muerte de Mozart, se intensificaron tras el fallecimiento de Salieri y, en buena medida, fueron impulsados por los seguidores de la escuela vienesa, a la que pertenecía Mozart, para atacar a sus rivales italianos. Por cierto, en 2016 se descubrió una cantata, Per la ricuperata salute di Ofelia, escrita conjuntamente por estos dos presuntos enemigos.
Mito 7: Marilyn Manson y Thalía se han quitado varias costillas
Se supone que la extracción de las costillas inferiores es un método radical –y no muy recomendable– para mantener eso que se conoce como cintura de avispa y que algunas actrices y modelos se han sometido a ella. Pero cuando se mencionan nombres concretos, suelen citarse los de estos artistas... y en ninguno de los dos casos es cierto.
La estrecha cintura de la actriz y cantante mexicana Thalía llamó la atención del público desde sus primeras apariciones, pero ella ha explicado que los motivos son genéticos y no quirúrgicos, ya que nació con los huesos de la zona torácica más pequeños de lo normal. Por eso, a sus 48 años, sus medidas son prácticamente las mismas que las de un cuarto de siglo atrás.
Si parece raro, no es nada al lado de Marilyn Manson, de quien se dice que se quitó varios huesos para poder practicarse la autofelación (es decir, tener sexo oral con uno mismo). Es una historia excesiva, incluso para uno de los artistas más excesivos por definición, quien, en su autobiografía The Long Hard Road Out of Hell, escribió bromeando que no sería mala idea llamar a un cirujano. El método, por cierto, existe, pero los daños físicos que pueden derivarse de él son tan serios –entre ellos un mayor riesgo de traumas en la región torácica– que no es fácil encontrar a un cirujano dispuesto a llevarlo a cabo… Lo más saludable es evitar este tipo de intervenciones estéticas.

Mito 8: El epitafio de Groucho Marx es “perdonen que no me levante”...
Esta mentira fue originada por el propio Groucho, cuando en una entrevista sugirió que la frase podría servirle como un epitafio muy adecuado. En otros momentos de su vida, propuso algunos más, como “Nunca beso a una chica fea” o el intraducible “Here lies Groucho Marx, and lies, and lies and lies”, jugando con el doble significado de la palabra lie, que en inglés significa tanto ‘yacer’ como ‘mentir’.
Pero ninguno de ellos pasó de ser una broma. En su tumba, según atestigua su biógrafo Stefan Kaner –y puede comprobarse fácilmente en internet– figura únicamente su nombre, Groucho Marx (el original era Julius Henry, pero lo cambió legalmente por el artístico), sus fechas de nacimiento y muerte, y una estrella de David.
Junto con Winston Churchill, Groucho Marx puede ser la personalidad del siglo XX a la que se han atribuido más frases apócrifas, y el epitafio de “perdonen que no me levante” ha sido repetido hasta la saciedad por los medios de comunicación. Pero quizá no sea tan grave: a fin de cuentas, otra frase (auténtica) de Groucho fue “cítenme diciendo que me han citado mal”.
Mito 9: …Y el de John Wayne reza: “Feo, fuerte y formal”
Hay algo de verdad en este mito, porque existen testimonios de que Wayne expresó su deseo de que esas palabras se grabaran en su tumba, y no hay que extrañarse del idioma escogido, ya que sus tres esposas fueron latinas. De hecho, lo que dijo exactamente, en una entrevista para la revista Time en 1969 fue: “Me gustaría ser recordado como… bueno, los mexicanos tienen una frase, ‘Feo, fuerte y formal’”.
Pero tras su muerte, en 1979, sus familiares no cumplieron su deseo y lo enterraron en una tumba anónima, sin ningún tipo de identificación. El motivo era el miedo a que su tumba fuera profanada; Wayne había sido un defensor radical de la intervención en Vietnam y era uno de los principales objetivos de sus opositores.
En 1999 su tumba, situada en el cementerio californiano de Pacific View, tuvo por fin una lápida, pero en ella no hay ni rastro de las tres palabras; su epitafio consiste en unas frases dichas por el propio Wayne en una entrevista de 1971 para la revista Playboy: “El mañana es la cosa más importante en la vida. Llega a nosotros limpio cada medianoche. Es perfecto cuando viene y se pone en nuestras manos. Espera que hayamos aprendido algo del día anterior”.

Mito 10: Frank Sinatra fue miembro de la mafia
No lo fue en absoluto, ya que para ser miembro de la mafia era necesario haber cometido, al menos, un asesinato por orden directa de un capo y no parece que el cantante de Hoboken llegara nunca tan lejos. Otra cosa son sus relaciones con conocidos mafiosos, pero también aquí hay que tener en cuenta que buena parte de su carrera se desarrolló en unos años en los que la Cosa Nostra tenía fuertes intereses en el show business; era imposible actuar en determinados clubes –y muy especialmente en Las Vegas– sin tener trato, directo o indirecto, con las familias.
Pero los tratos de Sinatra, desde luego, fueron un poco más allá de lo normal. Fue investigado por haber viajado presuntamente a La Habana, no para actuar, sino con la intención de llevar un maletín lleno de dinero a una reunión de mafiosos; y regaló a Lucky Luciano una pitillera de oro en la que grabó “de su buen amigo Frank Sinatra”, además de compartir amante –Judith Campbell– con el capo Sam Giancana (y, en un menage à trois que hizo estremecerse al FBI, con el presidente John F. Kennedy).
Sin embargo, nunca se ha podido probar que obtuviera el papel que le valió un Óscar en De aquí a la eternidad (1953) por presiones de los gángsteres al estudio. Es otra leyenda urbana, muy popularizada por la novela El Padrino en la que aparece un cantante muy similar a él con el nombre de Johnny Fontane.