¿En qué creían los cainitas?

Esta oscura secta gnóstica, que según los cronistas cristianos Tertuliano e Ireneo existió en el siglo II en el este del Imperio Romano, reverenciaba a los condenados por el dios del Antiguo Testamento.
Cainitas

Los cainitas fueron una secta gnóstica que, según los cronistas cristianos Tertuliano e Ireneo, existió en el siglo II en el este del Imperio Romano. Esta oscura secta tenía creencias y prácticas que desafiaban las doctrinas cristianas ortodoxas de su tiempo, y su nombre deriva de Caín, el personaje bíblico conocido por ser el primer asesino al matar a su hermano Abel.

Orígenes y contexto histórico

El gnosticismo, del cual los cainitas formaban parte, era un movimiento religioso y filosófico que floreció en los primeros siglos de la era cristiana. Los gnósticos creían en la existencia de un conocimiento secreto (gnosis) que permitía la salvación del alma. Este conocimiento, según ellos, revelaba la verdadera naturaleza del mundo y del ser humano, ocultada por las enseñanzas tradicionales.

Ilustración artística de un grupo de cainitas. Foto: Leonardo.ai / Christian Pérez

Los cainitas, en particular, tenían una visión radicalmente diferente del Antiguo Testamento y de sus personajes. 

Consideraban que el dios del Antiguo Testamento, conocido como Yahvé, no era el verdadero Dios, sino un demiurgo maligno que había creado el mundo material y separado a la humanidad de su esencia divina. 

Para los cainitas, este dios era responsable de la ignorancia y el sufrimiento humano.

Veneración de los condenados

Una de las características más distintivas de los cainitas era su veneración de figuras bíblicas que tradicionalmente eran vistas como malvadas o condenadas. Entre estos personajes se encontraban Caín, Judas Iscariote y Eva.

Caín: Los cainitas consideraban a Caín no como un villano, sino como un héroe espiritual y un mártir. Para ellos, Caín era el depositario de un saber esotérico y la primera víctima de la divinidad “monstruosa” del Antiguo Testamento. Su acto de matar a Abel era visto como un rechazo a las imposiciones del demiurgo y una afirmación de su propia libertad y conocimiento.

Beso de Judas. Sedmak / iStock

Judas Iscariote: De manera similar, Judas Iscariote, el apóstol que traicionó a Jesús, era venerado por los cainitas. Creían que Judas había actuado bajo la guía de un conocimiento superior y que su traición era un acto necesario para liberar a Jesús de su forma material y permitir su regreso al reino espiritual.

Eva: Eva también ocupaba un lugar especial en las creencias cainitas. La consideraban una figura de sabiduría y liberación, cuyo acto de comer del fruto prohibido había sido un primer paso hacia la adquisición del conocimiento y la emancipación del control del demiurgo.

Principales prácticas y rituales

Las prácticas y rituales de los cainitas eran igualmente controvertidos y desafiaban las normas religiosas de su tiempo. Se dice que participaban en rituales que invertían las enseñanzas cristianas tradicionales, celebrando actos y figuras que la iglesia condenaba. 

Ilustración artística de un grupo de cainitas. Foto: Leonardo.ai / Christian Pérez

Estos rituales eran vistos como una forma de rebelión contra el demiurgo y una afirmación de su propia búsqueda de la gnosis.

Aunque los cainitas no dejaron muchos registros escritos y gran parte de lo que se sabe sobre ellos proviene de sus críticos, su existencia refleja la diversidad y la complejidad del pensamiento religioso en los primeros siglos del cristianismo. 

Su desafío a las interpretaciones ortodoxas de la Biblia y su veneración de figuras condenadas subrayan la naturaleza radical del gnosticismo y su búsqueda de un conocimiento oculto y liberador.

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