El español Francisco de Orellana bautizó así al río que cruza América de lado a lado después de haber sido el primer europeo en navegarlo hasta su desembocadura en 1541.
Orellana, que perdió un ojo durante la aventura, contó a su regreso a España que los bergantines habían sido atacados por numerosas mujeres guerreras que dominaban el arco y las flechas.
Así, dándole un toque homérico al relato, decidió denominar al río Amazonas, como las míticas mujeres que habían combatido contra Heracles y Aquiles.