La Historia como disciplina o campo de estudio se basa en el análisis y conocimiento de los grandes acontecimientos que han ocurrido a la humanidad y han ido dando forma a lo que llegaría después. No se puede decir que esta sea una labor sencilla y por eso suele ser necesario dividir el inmenso contenido a estudiar en unidades más manejables. Podríamos hablar de diferenciaciones como “Historia Universal” e “Historia Nacional” según el alcance en el que uno se centre pero la unidad más utilizada y difundida es la división por edades.
Importancia de la división histórica
La división histórica es esencial para entender cómo los eventos pasados han influido en la evolución de la humanidad. Al segmentar la historia en diferentes periodos, se facilita el estudio de los acontecimientos y sus repercusiones en la sociedad. Esta metodología permite a los historiadores identificar patrones, analizar cambios y comprender cómo las sociedades han respondido a diferentes desafíos a lo largo del tiempo. La división de la historia no solo organiza el pasado, sino que también proporciona un marco para interpretar el presente y prever posibles futuros.
Comprender los acontecimientos y su impacto
El estudio de la historia no se limita a la simple memorización de fechas y eventos. Es crucial entender el contexto en el que ocurrieron estos acontecimientos, así como sus causas y consecuencias. La división histórica ayuda a los investigadores a enfocarse en periodos específicos, permitiéndoles analizar cómo ciertos eventos han desencadenado cambios significativos en la sociedad. Por ejemplo, la caída del Imperio Romano no solo marcó el fin de una era, sino que también dio paso a nuevas estructuras sociales y políticas que moldearon Europa durante siglos.

División en Historia Universal y Nacional
La historia puede dividirse en Historia Universal e Historia Nacional, dependiendo del alcance del estudio. La Historia Universal abarca los acontecimientos globales que han afectado a toda la humanidad, mientras que la Historia Nacional se centra en eventos específicos de una nación o región. Esta distinción es crucial para entender cómo los eventos globales han influido en las historias locales y viceversa. Al estudiar ambos enfoques, los historiadores pueden obtener una visión más completa y rica del pasado, reconociendo la interconexión entre diferentes culturas y sociedades.
Las edades históricas según Europa
La división histórica más aceptada a nivel mundial es la europea, que segmenta la historia en diferentes edades. Esta periodización ha sido adoptada por muchas culturas debido a la influencia histórica y cultural de Europa. Aunque existen variaciones, estas edades proporcionan un marco general para entender la evolución de la humanidad desde los primeros homínidos hasta la actualidad.
Prehistoria: De los primeros homínidos a la escritura
La Prehistoria abarca desde la aparición de los primeros homínidos hasta la invención de la escritura, aproximadamente en el 3300 a.C. Este periodo se caracteriza por el desarrollo de las primeras herramientas, el uso del fuego y el inicio de la agricultura. La falta de documentos escritos dificulta el estudio de esta era, pero los arqueólogos han logrado reconstruir gran parte de la vida de nuestros antepasados a través de restos fósiles y artefactos. La Prehistoria se subdivide en el Paleolítico, Mesolítico y Neolítico, cada uno marcando avances significativos en la tecnología y organización social.
Edad Antigua: Desde la escritura hasta la caída del Imperio Romano
La Edad Antigua comienza con la aparición de los primeros documentos escritos y se extiende hasta la caída del Imperio Romano de Occidente en el año 476 d.C. Durante este periodo, surgieron las primeras grandes civilizaciones, como Mesopotamia, Egipto, Grecia y Roma. Estas sociedades se caracterizaron por sus avances en tecnología, filosofía y cultura, así como por la construcción de impresionantes obras arquitectónicas. La religión jugó un papel central en la vida diaria, con la mayoría de las civilizaciones practicando formas de politeísmo.

Edad Media: Feudalismo y el descubrimiento de América
La Edad Media se extiende desde la caída del Imperio Romano hasta el descubrimiento de América en 1492. Este periodo está marcado por el sistema feudal, donde el poder se concentraba en manos de los señores feudales y la iglesia. La Edad Media se divide en Alta y Baja Edad Media, reflejando cambios en la estructura social y económica. Aunque a menudo se considera una época de estancamiento, la Edad Media también fue testigo de importantes avances en la arquitectura, como las catedrales góticas, y el surgimiento de las universidades.
Edad Moderna: De 1492 a la Revolución Francesa
La Edad Moderna abarca desde 1492 hasta la Revolución Francesa en 1789. Este periodo estuvo influenciado por el Renacimiento, que promovió un renacer del arte, la ciencia y la cultura. Las exploraciones europeas llevaron al descubrimiento de nuevos mundos y al establecimiento de imperios coloniales. La sociedad experimentó cambios significativos, con el declive del feudalismo y el auge de la burguesía. La Edad Moderna culmina con la Revolución Francesa, un evento que transformó radicalmente las estructuras políticas y sociales de Europa.
Edad Contemporánea: Del siglo XIX a la actualidad
La Edad Contemporánea comienza con la Revolución Francesa y se extiende hasta nuestros días. Este periodo se caracteriza por el auge del capitalismo, la industrialización y el desarrollo de las democracias modernas. Las dos guerras mundiales y la Guerra Fría marcaron profundamente el siglo XX, mientras que la globalización y los avances tecnológicos han definido el siglo XXI. La Edad Contemporánea es un tiempo de rápidos cambios, donde la humanidad enfrenta nuevos desafíos y oportunidades en un mundo cada vez más interconectado.
Edad Digital: El impacto de Internet y nuevas tecnologías
La Edad Digital, que comienza en 1991 con la popularización de Internet, representa un cambio de paradigma en la forma en que vivimos, trabajamos y nos comunicamos. Las nuevas tecnologías han transformado todos los aspectos de la sociedad, desde la economía hasta la política y la cultura. La digitalización ha permitido una interconexión global sin precedentes, facilitando el acceso a la información y el intercambio cultural. Sin embargo, también plantea desafíos en términos de privacidad, seguridad y desigualdad digital.
Otras formas de dividir la historia
Aunque la división europea es la más difundida, existen otras formas de segmentar la historia, reflejando las particularidades de diferentes culturas y sociedades. Cada civilización ha desarrollado su propio sistema de periodización, basado en sus eventos históricos y cambios sociales.

División según las sociedades y sus parámetros
Cada sociedad organiza su historia de acuerdo con sus propios parámetros, reflejando sus valores y prioridades culturales. Por ejemplo, en China, la historia se divide según las dinastías que gobernaron, mientras que en Japón, se utilizan eras o periodos marcados por cambios de poder. Estas divisiones reflejan cómo cada cultura percibe su propio desarrollo histórico y cómo valora ciertos eventos y figuras históricas.
Relación de eventos, causas y consecuencias
Para comprender plenamente la historia, es esencial no solo conocer los eventos, sino también entender sus causas y consecuencias. La historia es una red compleja de interacciones donde cada acontecimiento influye en otro. Al estudiar estas relaciones, los historiadores pueden identificar patrones y tendencias que ayudan a explicar el desarrollo de las sociedades. Este enfoque permite una comprensión más profunda y matizada del pasado, destacando la interconexión entre diferentes periodos y culturas.
Referencias
- Baura García, E. (2012). Aetates mundi sunt…: La división de la historia durante la Edad Media (siglos IV a XIII). La Ergástula.
- Le Goff, J. (2016). ¿ Realmente es necesario cortar la historia en rebanadas?. Fonde de cultura económica.