Catalina de Aragón, la revolucionaria

Fundamental durante una época convulsa, su vida fue ensombrecida por la figura de Enrique VIII
Catalina de Aragón

 Catalina fue la última hija de los Reyes Católicos y ya sabemos la suerte que corrieron sus vástagos. Isabel, la mayor, enviudó a los 21 y siete años después de depresión. Juan, único hijo varón, murió antes de cumplir los 20. A la tercera, Juana, la declaró loca el hombre del que se había enamorado y la encerró hasta su muerte, 30 años después. María fue la única que se salvó del sino.

Y por último, el 16 de diciembre de 1485, nació Catalina de Aragón. Cuando apenas tenía 4 años, la prometieron al príncipe de Gales, Arturo, hermano mayor de Enrique VIII. Cuando cumplió los 17 viajó a Inglaterra para casarse y al año ya era viuda. Catalina no podía regresar a España: la dote que se había pagado por ella era muy cuantiosa y hasta que no se decidiera su futuro, debía quedarse en la corte. Allí pasó 7 años, hasta que finalmente volvió a contraer nupcias con, estas ves sí, Enrique VIII. Pero los años de reclusión le sirvieron para ampliar sus conocimientos, entablar amistad con los intelectuales de la época y decidirse a luchar por el papel de la mujer. Y vaya si lo hizo.

Pese a las ansias del rey por tener un heredero varón, Catalina sufrió seis abortos y solo una niña, María Tudor, llegó a la mayoría de edad. Era cuestión de tiempo hasta que Enrique se buscara otra, pero para ello debía declarar nulo su matrimonio. La solución fue enviar a Catalina a un convento, lo que le permitiría volver a casarse. Pero Catalina se negó en rotundo y la respuesta de Enrique fue fundar su propia iglesia, en la cual el rey era el representante de Dios en la Tierra y podía declarar nulo el matrimonio y unirse a, en esta ocasión, Ana Bolena.

Pero el pueblo estaba con Catalina y por una razón de peso. Cuandolos escoceses invadieron su país, en 1513, Enrique se encontraba en Francia por la batalla de Guinegate. Catalina, a pesar de estar embarazada, se puso una armadura completa y fue a arengar a las tropas inglesas, que vencieron en la batalla de Flodden Field y, para avisar a su marido, le envió una carta junto a un trozo del chaquetón sangriento de Jacobo IV de Escocia, muerto en batalla. Después y solo después, dio a luz a su hijo muerto.

También sería recordada por salvar la vida de rebeldes, interceder por sus familias y por sus programas de ayuda a los menos favorecidos. Fue amiga de Erasmo de Róterdam y Tomás Moro.

“Si no fuera por su sexo, podría haber desafiado a todos los héroes de la historia”, dijo de ella Thomas Cromwell, uno de los mayores aliados de Enrique y, paradójicamente, adversario de la reina.

Enrique VIII la mantuvo aislada del mundo, aún de su hija María (que pasaría a la historia como Bloody Mary) y cuando se le ofreció la libertad a cambio de reconocer a Ana Bolena como reina de Inglaterra, se negó.


Uno de sus mayores legados, estamos hablando de casi 500 años atrás, fue el libro De institutione feminae christianae (La Educación o Instrucción de una mujer cristiana) del humanista Juan Luis Vives, amigo de Catalina. En este libro, encargado por la propia reina, Vives afirma no solo que las mujeres tienen derecho a una educación, sino que son intelectualmente igual e incluso superior a los hombres en este sentido. Decir esto, cinco siglos atrás, siendo la mujer repudiada del monarca más despóticode Inglaterra y que decapitó a dos de sus seis esposas…era ser muy revolucionaria.

Recomendamos en

Jean Purdy y la primera bebé probeta de la historia: el relato de una injusticia

Aunque fue una de las tres personas responsables de hacer posible el nacimiento del primer bebé por fecundación in vitro, Jean Purdy pasó décadas relegada al olvido. Enfermera, embrióloga y pionera en tratamientos de fertilidad, su historia es también la de una injusticia científica que tardó más de 30 años en empezar a corregirse. Este artículo recupera su figura y su legado, fundamentales para una de las revoluciones médicas más importantes del siglo XX.
  • Eugenio M. Fernández Aguilar

La epidemia que no entendía de clases: estas fueron algunas de las célebres víctimas de sangre real de la peste negra

La peste que asoló Europa a finales de la Edad Media afectaba a todos, sin distinguir apenas entre pobres y ricos. Quizá por esto, porque la muerte negra se llevaba a los mendigos y a los campesinos pero no se detenía ante los reyes ni ante la nobleza, generó tanto terror en la época. Las plagas regresarían regularmente después y, entonces, también se llevarían a cabezas coronadas, además de a pintores, escritores, poetas y filósofos
  • Elena Benavides