Durante la Semana Santa, la mayoría de las ciudades católicas del mundo interrumpen su vida cotidiana para recordar y conmemorar la pasión y muerte de Jesús de Nazaret. En España, son especialmente conocidas las marchas de capitales de Andalucía y Castilla y León. Las calles enmudecen ante el paso de los cirios, los capirotes, las túnicas y el olor a incienso. Las saetas y las marchas tristes de las bandas de música rompen el solemne silencio de los feligreses que se emocionan ante el paso de auténticas joyas escultóricas elaboradas en madera.
En otras partes del mundo, la conmemoración del padecimiento y muerte del nazareno se celebra con curiosos rituales que incluyen la propia tortura física.

Crucifixiones de Manila
Este año se cumple el 500º aniversario de la primera vuelta al mundo culminada por Juan Sebastián Elcano. El español a bordo de la nao Victoria regresaba a la Península después de haber salido de Sevilla tres años antes. Entre otros muchos hallazgos, la expedición se topó con el archipiélago de las islas Filipinas que acabaría siendo colonia de la Corona española hasta el año 1898. La principal herencia de casi cuatro siglos de dominio español fue el arraigo del catolicismo en el territorio, que le encumbran como el país asiático con más fieles católicos y el tercero del mundo solo por detrás de México y Brasil.
En la actualidad, Manila, la capital filipina sigue celebrando una de las Semanas Santas más intensas de todo el globo. Cada jueves santo, decenas de feligreses, muchos de ellos delincuentes en busca de redención, rememoran la pasión de Cristo con coronas de espinas, caminando descalzos y de rodillas y autoflagelándose hasta dejarse la espalda en carne viva. Algunos también acompañan esta tortura cargando una enorme cruz de madera.
El punto culminante de este rito llega un día más tarde, cuando durante el Viernes Santo, algunas personas se crucifican realmente. Estos fieles protagonizan esta sangrienta escena con largos clavos atravesando sus manos y sus pies y permaneciendo en el madero durante unos minutos.
La pasión de Iztapalapa
Iztapalapa, una de las alcaldías de Ciudad de México, también celebra un curioso ritual que representa el vía crucis de Cristo. Desde 1843, se teatraliza el calvario que sufrió Jesús durante sus últimas horas en Jerusalén, y como ocurre con el resto de festividades de este tipo se ha convertido en un extraordinario foco de interés turístico, atrayendo a las cámaras de los informativos de medio mundo, y retransmisiones en directo de televisiones mexicanas.
En esta pasión mexicana, se recrea, de una forma bastante libre, la pasión y muerte de Jesús por las calles de México. Los protagonistas de la escena son actores de la zona y el papel de Cristo lo tiene que interpretar un hombre joven y con buena forma física para poder soportar el gran peso de la cruz de madera. Además, el actor que hace de Jesús, que requiere dejarse el pelo largo, se renueva cada año. “Tengo 22 años y Jesús es un papel muy fuerte, en el que se tiene que dejar todo el corazón y que ahora tengo marcadas las vivencias a través de él todos los días. Voy al gimnasio a las 7 de la mañana y a las 2 de la tarde me voy para el Cerro de la Estrella. Lunes, miércoles y viernes hago el ensayo de la cruz y los demás días salgo a correr en las escaleras”, declaró Axel González Bárcenas, el actor que interpretará a Jesús en 2022.
Como dato curioso, el actor que interpreta a Judas lleva monedas de chocolate que reparte entre los niños que se encuentra durante el recorrido.
Entierro de Genarín
En la ciudad española de León se celebra una procesión mucho más amable. Cada noche de Jueves Santo, las calles leonesas saludan a uno de sus vecinos más ilustres: Genarín, un vividor que perdió la vida el Jueves Santo de 1929, tras ser atropellado por el primer camión de basura de la ciudad.
La vida de Genaro Blanco Blanco es la de un bohemio hedonista amante de los placeres más mundanos. Genaro o Genarín era un huérfano leonés que trabajaba como pellejero que acostumbraba a beber y jugar en exceso y a frecuentar los prostíbulos de la época. Hasta que en una de estas noches, en concreto la del Jueves Santo de 1929, Genarín fue atropellado por el primer camión de la basura de la ciudad mientras realizaba sus necesidades en uno de los cubos.
En la Semana Santa siguiente al fallecimiento de Genarín, la de 1930, un grupo de personas le recordaron con algunas poesías y rememorando algunos de los pasajes de su vida. La tradición de recordar a este ilustre vecino se convirtió en una procesión que fue creciendo hasta que fue prohibida en 1957 durante la dictadura de Franco, por el carácter “herético” de la celebración. Con la restauración de la democracia en España, la procesión volvió a las calles leonesas con concentraciones multitudinarias en la que se honra la imagen del malogrado y querido Genarín.