Monte Athos: el territorio europeo que prohíbe la entrada a mujeres

La Unión Europea respetó un modo de vida prácticamente medieval en esta península griega donde no se admiten a mujeres ni niños.
Monte Athos

Desgraciadamente, el título de este artículo no es ningún tipo de clickbait o una verdad a medias que se haya escrito de manera impactante para luego contar una realidad más insulsa. No. La cuestión es que, si eres mujer, hay un territorio en Europa al que no puedes acceder hoy día. En pleno siglo XXI, en el mundo occidental y con movimientos como el Me too en auge. ¿Cómo es posible esto? Pasen y lean acerca del Monte Athos.

Una ceremonia celebrada en el Monte Athos. Remus Kotsell / iStock

Territorio sagrado

En el norte de Grecia está la península Calcídica, que tiene forma de zarpa con tres garras que se adentran en el mar Egeo. La más oriental de esas “garras” es, a su vez, otra península que tiene un área montañosa conocida como el Monte Athos. Se trata de un territorio autónomo que, aunque esté bajo soberanía de Grecia, está exento de cumplir ciertas leyes griegas y de la Unión Europea, a la par que tener normas propias como por ejemplo prohibir la entrada a todas las mujeres y animales hembras, excepto las gallinas ponedoras, porque qué sería de la vida monástica sin huevos.

Y es que, efectivamente, este territorio es un Estado Monástico Autónomo en el que viven unas 2500 personas. Todos monjes ortodoxos. Todos hombres. De hecho, incluso el turismo está muy restringido. Solo aceptan un centenar de visitantes al día, quienes además de un permiso con vigencia de cuatro días, tienen que ser varones con una edad mínima de 21 años, tener barba y mostrar su condición de peregrino en la visita. Por locura y retrógrado que te parezca el asunto, el Monte Athos fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1988 por la UNESCO.

Las 33 000 hectáreas que ocupan la superficie de este insólito Estado albergan 20 monasterios ortodoxos entre los que conviven monjes griegos, rusos, serbios, georgianos, búlgaros y rumanos. Para ellos, toda la península es considerada un gran monasterio, un territorio sagrado que veta la presencia de mujeres y animales hembras para conservar el carácter sacro del lugar y mantener un celoso celibato sin posibilidad de caer en tentación alguna. Junto a los monasterios, ordenados por jerarquía, también hay pequeñas comunidades de monjes, llamadas sketae y ermitas. Hay un Consejo Sagrado con representantes de cada monasterio y, aunque sea territorio griego, como formación eclesiástica está bajo el control del Patriarcado Ortodoxo de Constantinopla.

Donde pervive la Edad Media

Por supuesto, no solo las costumbres e ideas practicadas en el Monte Athos son propias del medievo, sino que la mayoría de los monasterios se construyeron en los siglos IX y X, de ahí la protección y valor material que le reconoce la UNESCO. El Monasterio de la Gran Laura fue el primero en ser construido, fundado en el año 963 por San Atanasio de Athos.

“Todos los habitantes se rigen por la vida contemplativa y monástica: trabajar, orar y descansar. Los monjes cultivan sus propias frutas y verduras, que después comen acompañados de los peregrinos que se alojan en sus celdas. La mayoría de ellos siguen el calendario Juliano. Además, se sigue el antiguo horario bizantino, por el cual el día empiezo cuando se pone el sol. Muchos de los centros están fortificados, y las murallas se cierran cuando llega la noche”.

La única presencia femenina aceptada es la de la Virgen María, aunque hacen la vista gorda con un par de excepciones: las gallinas ponedoras para contar con los huevos entre los productos disponibles, y gatas, pues la continuidad de la abundante población de estos felinos en la península permite mantener a raya a otros animales para evitar plagas de ratas, ratones y otros seres vivos indeseables para su modelo de vida.

Monasterio Hilandar en el Monte Athos. Nastasic / iStock.

¿Y si se cuela una mujer?

Pues no sería la primera. Durante la guerra civil griega (1946-1949), el Monte Athos sirvió de refugio para un grupo de campesinos, incluido mujeres y niñas. Según cuenta Marcos Bartolomé, especialista en relaciones internacionales:

“Además, Miss Europa 1930, griega, consiguió pisar Athos disfrazada de marinero […] La también griega, María Poimenidou que, también disfrazada de hombre, provocó la aprobación de una ley que condena a las mujeres a hasta 12 meses de prisión si violan la regla milenaria” desde que fue descubierta esta mujer en 1953.

El carácter cerrado de la comunidad desata un torbellino de intrigas e incertidumbres hacia un territorio con una organización y costumbres que desafían la lógica del tiempo. Sin embargo, han sobrevivido durante más de 1000 años, por lo que no parece descabellado pensar que el Monte Athos, a pesar de todo, tiene futuro.

Referencias:

  • Bartolomé, M. 2016. De monjes, mujeres y Putin: el Monte Athos. elordenmundial.com.
  • Giró, C. 2020. Confinados por vocación: curiosidad y fe se dan la mano en el Monte Athos. lavanguardia.com.
  • Speake, G. 2014. Mount Athos: Renewal in Paradise. Denise Harvey.

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