Juan de Pareja: de esclavo de Velázquez a pintor barroco

Se formó como escritor a escondidas de su señor, se las ingenió para mostrarle sus dotes artísticas al rey y ganarse la libertad.
Retrato de Juan de Pareja por Diego Velázquez

Estamos ante una historia de novela y, sin embargo, tiende a pasar desapercibida en el catálogo tan jugoso de personajes que formaron parte de la cultura del Siglo de Oro en España. Juan de Pareja es el primer artista afrohispano del que se tiene constancia. Vivió la mayor parte de su vida en condición de esclavo, en concreto sirvió al pintor Diego Velázquez, pero supo impregnarse y aprender el arte de los pinceles en el taller de su señor al punto de que, según una leyenda, llegó a impresionar al rey y se ganó su libertad. Vivió los últimos años de su vida como pintor barroco y nos dejó varias obras maestras.

Retrato de Juan de Pareja por Diego Velázquez. Wikimedia

Un pintor barroco desconocido

Juan de Pareja no solo es un personaje por explotar en contenidos de ficción, sino que sigue sin recibir la atención suficiente por parte de los historiadores y carece de un estudio amplio que nos permita saber quién fue este esclavo que se ganó la libertad pintando desde el taller de Velázquez. Debido a esta ausencia académica tenemos ciertos documentos relacionados con Pareja que generan confusión por su carácter contradictorio. Por si fuera poco, hasta ahora se le ha prestado más atención a su condición de esclavo morisco de Velázquez que a su categoría como pintor. En la mayoría de los documentos que tenemos la certeza de que mencionan al personaje histórico correcto, Juan de Pareja es un mero firmante como testigo de procesos burocráticos que se llevan a cabo en esos papeles. Por tanto, ¿qué sabemos de él y cómo nos hemos enterado?

La información más destacada sobre Juan de Pareja nos la brindó Antonio Palomino de Castro y Velasco, un pintor español y tratadista de pintura que entre 1715 y 1724 publicó una de las principales fuentes sobre la pintura del barroco español. La obra se titula “El Museo Pictórico y Escala Óptica” y se divide en cuatro tomos. El tercero de ellos, “El Parnaso español, pintoresco y laureado” reúne una valiosa colección de biografías de pintores españoles del Siglo de Oro. Por si fuera poco, según los investigadores Bernard Vincent y Cécile Vincent-Cassy, este volumen “tiene como núcleo de estructura y organización discursiva la idea de que Velázquez fue la apoteosis del arte pictórico en España”. Claro que esta obra, además de magnificar lo que se convierte en cierta mitología velazqueña, se escribió cincuenta años después de la muerte de Juan de Pareja y sesenta de la muerte de Velázquez, a lo que hay que sumar que no estamos (ni lo pretendía) ante una obra con la rigurosidad que se le presupone a un libro de historia hoy día. Por tanto, su información hay que tomarla con cautela.

“La vocación de San Mateo” por Juan de Pareja. Wikimedia

El truco para ganarse la libertad

Dicho lo cual, Palomino nos cuenta qué servicios realizaba Juan de Pareja para su señor Velázquez, cómo aprendió a pintar a escondidas y la manera que ideó para, a través del rey Felipe IV, lograr que le concedieran la libertad y dedicarse a la pintura. Merece la pena leerlo del propio Palomino, que insertó la biografía de Juan de Pareja dentro de la de Velázquez, lo cual fue la única fuente que teníamos sobre el personaje hasta finales del siglo XX:

“Juan de Pareja, natural de Sevilla, de generación mestizo, y de color extraño, fue esclavo de don Diego Velázquez: y aunque el amo (por honor del arte) nunca le permitió que se ocupase en cosa, que fuese pintar, ni dibujar; sino moler colores, y otras cosas ministeriales del arte, y de la casa: él se dio tan buena maña, que a vueltas de su amo, y quitándoselo del sueño, llego a hacer de la Pintura cosas muy dignas de estimación. Y previniendo en esto el disgusto forzoso de su amo, se valió de una industria peregrina: había, pues, observado Pareja que siempre que el señor Felipe Quarto bajaba a la bóveda, a ver pintar a Velázquez, en viendo un cuadro arrimado y vuelto a la pared, llegaba Su Majestad a volverlo, o lo mandaba volver, para ver de qué cosa era. Con este motivo, puso Pareja un cuadrito de su mano, como a el descuido vuelto a la pared: apenas lo vio el Rey, cuando llegó a volverlo; y a el mismo tiempo Pareja, que estaba esperando la ocasión, se puso a sus pies y le suplicó rápidamente le amparase para con su amo, sin cuyo consentimiento había aprendido el arte y hecho de su mano aquella pintura. No se contentó aquel magnánimo espíritu real con hacer lo que Pareja le suplicaba, sino que volviendo a Velázquez, le dijo: «No solo no tenéis que hablar más en esto; pero advertir, que quien tiene esta habilidad, no puede ser esclavo». […] Velázquez, hallándose tan preocupada la libertad con precepto tan soberano, obedeció ciegamente a Su Majestad en todo; dándole desde luego carta de libertad absoluta a Juan de Pareja”.

“El bautismo de Cristo” por Juan de Pareja. Wikimedia

Sus obras maestras

No tenemos la certeza de que Juan de Pareja realizara esta artimaña en el estudio de Velázquez para ganarse la libertad, pero localizamos el documento por el que se le concedió la libertad. Hoy sabemos que Juan de Pareja nació en Antequera (Málaga) alrededor del 1610. Viajó a Roma con su señor a mediados del siglo XVII. Allí fue donde Juan de Pareja fue retratado por Velázquez, una obra que hoy se conserva en el Metropolitan Museum de Nueva York y, además, el 23 de noviembre de 1650, aún en Roma, Velázquez firmó la carta que otorgaba la libertad a Juan de Pareja con la condición de que siguiera prestándole sus servicios durante cinco años más. La condición de liberto le permitió dedicarse los 20 últimos años de su vida a la pintura.

La primera obra que conocemos con su firma es de 1658: “Huida a Egipto”. La obra más celebrada de Juan de Pareja es “La vocación de San Mateo” (Museo del Prado), del 1661, en la que podemos ver un autorretrato del pintor a la izquierda del cuadro. Una característica muy propia de Velázquez, como hiciera en “Las Meninas” y, sin embargo, Juan de Pareja desarrolló su propio estilo que, aunque inevitablemente influenciado por el de su señor y maestro, recogió tintes de otros artistas como El Greco. La mejor muestra de esta fusión de estilos la expuso Pareja en “El bautismo de Cristo”, obra de 1667 expuesta en el Museo de Huesca. Junto a un par de retratos de bella factura, Juan de Pareja murió en Madrid en 1670 dejando para la posteridad estos lienzos de gran nivel y una historia personal que todavía estamos por descubrir.

Retrato de José Ratés Dalmau por Juan de Pareja. Wikimedia

Referencias:

  • Rodríguez Rebollo, Á. Juan de Pareja. Diccionario Biográfico electrónico de la Real Academia de la Historia.
  • Vincent, B. y Vincent-Cassy, C. 2021. Juan de Pareja, esclavo, maestro y modelo en la España de la época moderna. Reflexiones sobre una excepción. Reflejos de la Esclavitud en el Arte: Imágenes de Europa y América, 111-147.

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