El arqueólogo de la naturaleza: un equipo de científicos españoles descubre que los quebrantahuesos ‘coleccionan’ restos arqueológicos en sus nidos

En la confluencia entre la biología, la arqueología y la historia cultural, un descubrimiento reciente ha situado a una especie de buitre en el centro de una investigación sin precedentes. El quebrantahuesos (Gypaetus barbatus) ha demostrado ser mucho más que un simple carroñero. Un equipo interdisciplinar de investigadores españoles ha documentado que, a lo largo […]
Quebrantahuesos
Recreación fantasiosa. Fuente: Midjourney/Erica Couto - El quebrantahuesos, un arqueólogo involuntario

En la confluencia entre la biología, la arqueología y la historia cultural, un descubrimiento reciente ha situado a una especie de buitre en el centro de una investigación sin precedentes. El quebrantahuesos (Gypaetus barbatus) ha demostrado ser mucho más que un simple carroñero. Un equipo interdisciplinar de investigadores españoles ha documentado que, a lo largo de los siglos, estas aves han acumulado en sus nidos no solo los restos óseos propios de su dieta, sino también objetos fabricados por el ser humano. Así, los nidos del quebrantahuesos han demostrado ser verdaderas cápsulas del tiempo, auténticos museos naturales capaces de conservar piezas de valor arqueológico durante centenares de años.

El quebrantahuesos, una especie en riesgo

El quebrantahuesos es la especie de buitre más amenazada de Europa. Cuenta con apenas 309 parejas reproductoras censadas en 2025, de las cuales 144 se concentran en los Pirineos. Durante el siglo XIX, su distribución geográfica era mucho más amplia, pues su presencia se extendía por todas las cordilleras de la península ibérica.

La particular biología del quebrantahuesos, caracterizada por el anidamiento en las cuevas y oquedades de los acantilados, ha favorecido que sus nidos se conserven durante siglos. Allí, tanto los huesos acumulados para alimentar a las crías como los materiales utilizados en la construcción de los nidos han permanecido protegidos por las condiciones microclimáticas estables de baja humedad y temperatura moderada.

Este hábito ha transformado los nidos en depósitos excepcionales para los investigadores. De este modo, lo que parecía un simple refugio aviar se ha convertido en un archivo ecológico y cultural capaz de conectar pasado y presente.

Quebrantahuesos
Quebrantahuesos. Fuente: Adamantios/Wikimedia

La investigación: un "museo" arqueológico en los nidos

Entre 2008 y 2014, un equipo liderado por Antoni Margalida y Ana B. Marín-Arroyo examinó 12 nidos antiguos de quebrantahuesos en Andalucía y Castilla-La Mancha, dos regiones donde la especie se extinguió hace décadas. Aplicando métodos estratigráficos propios de la arqueología y el análisis de radiocarbono (C-14), los científicos recuperaron un total de 2483 restos. De ellos, 2117 correspondían a huesos de ungulados y otros animales, un reflejo directo de la dieta del ave, mientras que 226 piezas eran de origen humano, confeccionadas con esparto, cuero, fibras vegetales o tela.

El hallazgo de objetos manufacturados confirma que los quebrantahuesos también recogían y reutilizaban materiales fabricados por humanos, quizá para cubrir los nidos o reforzarlos. En algunos casos, las aves incluso incorporaron elementos militares, como una punta de ballesta hallada en uno de los nidos, que quizás se utilizó en sustitución de una rama.

Artefactos hallados en los nidos de quebrantahuesos
Artefactos hallados en los nidos de quebrantahuesos. Fuente: Margalida et al. 2025

Objetos medievales y modernos entre los restos

Entre los objetos más llamativos encontrados en los nidos, destacan las sandalias de esparto conocidas como agovías, similares a las alpargatas. El ejemplar de este calzado, de uso popular en la península ibérica durante la Edad Media, se ha datado en 674 ± 22 años antes del presente, es decir, hacia finales del siglo XIII. Otro fragmento de cuero ovino pintado con ocre se fechó en torno al mismo periodo, 651 ± 22 años antes del presente.

En contraste, otros restos eran mucho más recientes, como un fragmento de cestería datado en 151 ± 22 años antes del presente, lo que lo sitúa en el tránsito del siglo XVIII al XIX. Estas dataciones ponen de manifiesto que algunos nidos se utilizaron durante varios siglos. Por tanto, acumularon capas de materiales que hoy permiten reconstruir la historia tanto natural como humana de estas montañas.

Materiales encontrados en los nidos de quebrantahuesos
Materiales encontrados en los nidos de quebrantahuesos. Fuente: Margalida et al. 2025

Los nidos como museos naturales

El valor científico de este descubrimiento radica en que los nidos de quebrantahuesos funcionan como museos naturales, donde se preservan restos arqueológicos en condiciones excepcionales. Los objetos recuperados hasta el momento han aportado información relevante sobre la vida cotidiana, las técnicas artesanales y la economía de las comunidades rurales que habitaron las sierras del sur de España desde la Edad Media.

Del mismo modo, el análisis de los huesos de animales presentes en los nidos ha proporcionado nuevos datos sobre la fauna salvaje y doméstica que coexistía en estos entornos. Cabras, ovejas y otros ungulados aparecen representados de forma abundante, lo que permite rastrear cambios en la ganadería y en la caza a lo largo de los siglos.

Una nueva herramienta para la arqueología y la ecología

Los autores del estudio destacan que los quebrantahuesos deben considerarse agentes tafonómicos de gran relevancia, capaces de acumular huesos y objetos humanos de forma comparable a otros procesos naturales o culturales que generan depósitos arqueológicos. Esto abre nuevas vías de investigación, ya que estudiar los nidos puede ofrecer perspectivas renovadas sobre la interacción entre humanos, animales y medio ambiente en épocas pasadas.

En términos ecológicos, los nidos antiguos permiten analizar la dieta de la especie a lo largo del tiempo y, en consecuencia, reconstruir los cambios en los ecosistemas de montaña. También se convierten en un recurso clave para los programas de conservación, que buscan comprender las causas de la desaparición del quebrantahuesos en buena parte de Europa y orientar los proyectos de reintroducción de la especie.

Un cruce entre biología y cultura

El estudio muestra hasta qué punto las aves pueden convertirse en guardianas involuntarias de la memoria humana. El hecho de que un buitre acumule calzado, cestos o fragmentos de cuero durante siglos ilustra la profunda imbricación entre la vida silvestre y las actividades humanas. Los investigadores han señalado que, en el futuro, sería útil aplicar esta metodología de estudio a otras especies acumuladoras, como el alimoche (Neophron percnopterus), para comprobar en qué medida los nidos de rapaces pueden funcionar como archivos históricos.

Quebrantahuesos y objetos
Recreación fantasiosa. Fuente: Midjourney/Erica Couto

El quebrantahuesos, un testimonio de la cultura material del pasado

Los nidos de quebrantahuesos del sur de España revelan un sorprendente legado arqueológico que une la biología de una especie amenazada con la historia cultural de las comunidades humanas que habitaron las montañas ibéricas durante siglos. Estos nidos se han convertido en involuntarias cápsulas del tiempo que guardan fragmentos de la vida cotidiana, la tecnología artesanal y las huellas del medio ambiente medieval y moderno.

Este hallazgo redefine la manera en que comprendemos la relación entre humanos y fauna salvaje. En la figura del quebrantahuesos se encarna un arqueólogo de la naturaleza, capaz de preservar en lo alto de los riscos un registro material que hoy resulta de gran significado para la ciencia.

Referencias

  • Margalida, Antoni, et al. 2025. "The Bearded Vulture as an accumulator of historical remains: Insights for future ecological and biocultural studies". Ecology, 106.9: e70191. DOI: https://doi.org/10.1002/ecy.70191

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