Un estudio a partir de dientes revela las deficiencias nutricionales y las secuelas de la malnutrición infantil en la Inglaterra medieval

La malnutrición infantil en la Edad media dejó huellas duraderas en la salud adulta. Una reciente investigación analiza este fenómeno a partir de la dentina.
Niños
Recreación fantasiosa. Fuente: Midjourney/Erica Couto - Un niño y una niña

La Europa de la Edad media fue un tiempo de florecimiento artístico y explosión cultural, pero también se vio atravesada por un ciclo repetitivo de hambrunas, enfermedades y tensiones sociales que dejaron huella en sus habitantes. Un reciente estudio publicado en Science Advances (2025) ha analizado de forma pionera cómo el estrés nutricional sufrido durante la infancia dejó huellas duraderas en la salud de los individuos. Para ello, se utilizó un método de alta resolución: el análisis isotópico incremental de dentina dental. Esta investigación, además de aportar evidencias directas de la relación entre malnutrición temprana y el desarrollo de problemas de salud en la edad adulta, también ilumina las diferencias en las experiencias vitales de las poblaciones medievales antes y después de la peste negra.

Crisis alimentarias y salud en la Inglaterra medieval

Entre los siglos XI y XVI, las hambrunas se sucedieron de forma frecuente en Inglaterra. Se ha calculado una media de siete por siglo, con picos de escasez más intensos en las décadas previas a la llegada de la peste negra en 1348. La insuficiencia alimentaria, además de provocar muertes inmediatas por inanición, también aumentaba la vulnerabilidad a las enfermedades infecciosas y generaba cambios en el desarrollo fisiológico.

El fin de la epidemia supuso una mejora temporal en la dieta y en las condiciones de vida de amplios sectores de la población. Sin embargo, el estudio demuestra que las secuelas de las privaciones sufridas en la infancia podían manifestarse muchos años después, hasta el punto de comprometer la salud en la edad adulta y la vejez.

Dentina y estrés nutricional
Evidencias de estrés nutricional en el análisis de la dentina. Fuente: DeWitte et al. 2025

El enfoque del estudio: los dientes como archivo biológico

Para determinar el impacto de las carencias alimenticias en las poblaciones medievales, el equipo analizó losrestos óseos de 275 individuos procedentes de varios cementerios de Londres y Lincolnshire, datados entre 1000 y 1540. Se extrajeron muestras incrementales de dentina, un tejido que registra de manera cronológica las variaciones químicas experimentadas durante el crecimiento.

Mediante la medición de isótopos estables de carbono (δ13C) y nitrógeno (δ15N), los investigadores detectaron patrones característicos del estrés nutricional. Una subida del δ15N acompañada de un valor estable o decreciente de δ13C indicaba que el organismo estaba recurriendo a sus propias reservas de proteínas y grasas para sobrevivir: una señal inequívoca de malnutrición severa.

Dos niños
Recreación fantasiosa. Fuente: Midjourney/Erica Couto

Identificación del estrés nutricional infantil

Los resultados mostraron que el porcentaje de individuos con huellas de malnutrición infantil aumentó de manera sensible en el período inmediatamente anterior a la peste negra mientras que disminuyó después de la pandemia. Este patrón coincide con otras evidencias bioarqueológicas, como la mayor frecuencia de hipoplasias (el desarrollo incopleto de los tejidos) del esmalte dental o la menor estatura masculina documentada en el siglo XIII.

Además, el análisis temporal reveló que no todas las crisis alimentarias tuvieron el mismo impacto. El intervalo entre 1200 y 1250 que antecedió a la gran peste resultó especialmente crítico.

Impacto de la alimentación en la supervivencia y la mortalidad

El estudio dividió las muestras en dos grupos: por un lado, las personas fallecidas antes de los 30 años; por otro, aquellas que vivieron más allá de esa edad. Curiosamente, los menores de 30 con señales de estrés nutricional mostraban, en promedio, una supervivencia ligeramente superior a quienes no las presentaban. Según los autores de la investigación, esto podría indicar una cierta resistencia adquirida frente a enfermedades comunes en la infancia y adolescencia.

Sin embargo, la tendencia se invertía en la madurez. Quienes habían sufrido malnutrición en la infancia presentaban una mortalidad significativamente más alta a partir de los 30 años. Las adaptaciones fisiológicas para sobrevivir al hambre, por tanto, habrían tenido un coste a largo plazo.

Peste negra
Recreación fantasiosa. Fuente: Midjourney/Erica Couto

Enfermedades inflamatorias y fragilidad

El equipo también evaluó la presencia de periostitis (formación de hueso nuevo en la superficie ósea), un marcador inespecífico de inflamación crónica. Los resultados mostraron que la periostitis era más frecuente en adultos que habían padecido estrés nutricional infantil, lo que apunta a una posible predisposición a respuestas inflamatorias excesivas. Estas respuestas, aunque suelen contrarrestar infecciones agudas, pueden dañar tejidos y órganos si se prolongan en el tiempo y ser la causa de enfermedades cardiovasculares, metabólicas o degenerativas.

Explicaciones biológicas: del ahorro energético a la carga alostática

El estudio interpreta sus hallazgos a la luz de varios modelos de la biología del desarrollo. Uno de ellos es la carga alostática, que describe cómo la exposición repetida al estrés, ya sea nutricional o de otro tipo, produce un desgaste acumulativo en los sistemas fisiológicos que reduce la capacidad de recuperación.

Otro posible modelo es el de respuesta adaptativa predictiva, según el cual el organismo ajusta su desarrollo para enfrentar un entorno futuro similar al vivido en la infancia. Si ese entorno cambia —por ejemplo, si un niño hambriento crece para convertirse en un adulto con una dieta abundante a su disposición—, el desajuste puede favorecer la aparición de enfermedades crónicas.

Tres modelos en el desarrollo de la salud
Comparación conceptual de tres modelos en el marco de los orígenes del desarrollo de la salud. Fuente: DeWitte et al. 2025

Un legado de la infancia que alcanza la vejez

El análisis isotópico incremental de dentina ha permitido a los investigadores acceder a un registro biográfico detallado de las experiencias nutricionales de individuos medievales. Los hallazgos confirman que las deficiencias alimentarias en los primeros años de vida tuvieron un impacto directo y duradero en la esperanza de vida y en la calidad de la salud en la Inglaterra medieval.

La principal conclusión de la investigación apunta que el hambre infantil en la Inglaterra medieval dejó una firma biológica duradera, capaz de influir en la salud décadas después. Estos resultados amplían la perspectiva histórica sobre la relación entre condiciones de vida y enfermedad, y muestran que la influencia de la infancia en la salud adulta era tan relevante en el pasado como lo es hoy.

Referencias

  • DeWitte, Sharon N. et al. 2025. "Childhood nutritional stress and later-life health outcomes in medieval England: Evidence from incremental dentine analysis". Science Advances, 11: eadw7076.DOI:10.1126/sciadv.adw7076

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