Una reciente investigación desafía los estereotipos de género al sugerir que las figuras armadas de la cerámica micénica podrían ser mujeres

Un nuevo estudio propone que las figuras portadoras de espadas de la iconografía micénica podrían ser mujeres ejerciendo funciones rituales y no guerreros.
Mujeres portando espadas
Recreación fantasiosa. Fuente: Midjourney/Erica Couto. Fragmento de una crátera de Enkomi. Fuente: The Trustees of the British Museum - Mujeres en actitud procesional

Los estudios sobre la iconografía de la Edad del Bronce micénica han tendido a interpretar las figuras que portan espadas como símbolos inequívocos de masculinidad y de estatus guerrero. Sin embargo, una reciente investigación dirigida por la arqueóloga Nicoletta Antognelli Michel, del Instituto Técnico de Darmstadt, propone una lectura completamente distinta. Su análisis, centrado en las representaciones conocidas como sword bearers o portadores de espada, sugiere que estas figuras podrían ser mujeres que desempeñaban funciones rituales y no guerreros masculinos en sentido estricto. Si esta hipótesis se confirma, implicaría una revisión profunda de la manera en que entendemos el género y la autoridad simbólica en el mundo micénico.

Las características de las figuras armadas

Una pose solemne

Las representaciones de los portadores de espadas se encuentran en vasos pictóricos del período tardío micénico, entre las fases IIIA2 y IIIB1. Se distinguen por una serie de rasgos visuales que las separan de las escenas de combate o de los contextos bélicos tradicionales. Así, en lugar de empuñar la espada en actitud ofensiva, las figuras la sostienen cruzada sobre el pecho, en una posición que sugiere solemnidad y contención. Esa disposición, más ceremonial que militar, invita a pensar que el arma tenía un valor simbólico, ligado al prestigio o a la autoridad ritual, en lugar de una función práctica en combate.

Los mantos de carácter ceremonial

Otro detalle que llama la atención es la vestimenta. Estas figuras aparecen envueltas en amplias capas o mantos ornamentados, un tipo de atuendo que no se asocia con la indumentaria militar funcional, sino con contextos de carácter ceremonial o religioso. La elección de prendas ricas y elaboradas refuerza la idea de que estas figuras podrían representar a individuos que participaban en rituales o procesiones de alto rango, quizá vinculadas a la esfera cultual.

crátera de Enkomi
Fragmento de una crátera de Enkomi. Fuente: The Trustees of the British Museum

Los rasgos asociados a la representación de las mujeres

El tratamiento del cabello y de los adornos también resulta significativo. Varias figuras llevan los cabellos largos, además de cintas, collares o brazaletes, elementos que en el arte egeo suelen aparecer asociados a lo femenino. Aunque la longitud del cabello no constituye por sí sola una prueba de género, su combinación con las joyas y la vestimenta ornamentada parece inclinar la balanza hacia una lectura femenina de las figuras.

A ello, se añade la ausencia de escenas violentas o enfrentamientos. Los portadores de espadas nunca se representan combatiendo, sino en actitudes serenas o de carácter procesional. Todo ello sugiere que el arma funcionaría, en este contexto, como un símbolo de poder o legitimidad espiritual más que como un instrumento de guerra.

Ciertos paralelos iconográficos refuerzan tal interpretación. Un modelo procedente del centro de culto de Micenas, por ejemplo, muestra una figura femenina portando una espada y envuelta en una capa larga. Ese ejemplo ha servido como referencia directa para reinterpretar otras piezas de cerámica en las que aparecen figuras con rasgos similares.

Mujeres portando espadas
Recreación fantasiosa. Fuente: Midjourney/Erica Couto

La reinterpretación en clave femenina

La hipótesis de Michel no pretende demostrar la existencia de guerreras micénicas en un sentido literal, sino proponer que las mujeres habrían portado la espada como emblema de poder ritual o de prestigio simbólico. En este punto, la autora subraya que gran parte de la arqueología clásica ha estado marcada por un sesgo moderno: la tendencia a asociar de forma automática la presencia de armas con lo masculino. Esa equivalencia —arma igual a hombre— deriva más de la mentalidad contemporánea que de la realidad simbólica de las culturas del Egeo.

La estudiosa argumenta, además, que, en la civilización micénica, las mujeres ocupaban posiciones significativas dentro de la esfera religiosa. Es en ese ámbito donde las armas podrían haber funcionado como atributos de autoridad espiritual. Las sacerdotisas, en cuanto intermediarias entre el mundo humano y el divino, aparecen en muchas representaciones del Egeo acompañadas de objetos que denotan poder o sacralidad.

En ese contexto, la espada podría haber simbolizado el dominio sobre el orden ritual, la protección de lo sagrado o la legitimidad para ejercer determinadas funciones ceremoniales. De este modo, la espada dejaría de ser un signo exclusivo de violencia o de masculinidad para convertirse en un atributo de poder espiritual o político.

Crátera de Hala Sultan Tekke
Crátera de Hala Sultan Tekke, Chipre. Fuente: Peter M. Fischer y Teresa Bürge/Antognelli Michel, 2024

Implicaciones para la comprensión del mundo micénico

Aceptar esta reinterpretación implica revisar buena parte de las reconstrucciones históricas sobre la distribución de los roles de género en la Grecia prehelénica. La presencia de armas en manos femeninas sugiere que las mujeres pudieron ostentar un poder simbólico o ritual que incluía atributos tradicionalmente asociados a lo masculino. Según Michel, esta posibilidad obligaría a reconsiderar los límites del patriarcado de la sociedad micénica, al menos en su esfera religiosa y ceremonial.

El cambio de enfoque también repercute en la lectura general del arte micénico. Muchas escenas que, hasta ahora, se habían interpretado como desfiles de guerreros podrían describir, en realidad, procesiones rituales durante las que las mujeres portaban armas como emblemas de autoridad o de sacralidad. Ello no solo amplía el espectro de representación femenina en el arte del Egeo, sino que modifica la propia concepción del arma dentro del imaginario simbólico: de instrumento de guerra pasa a ser signo de poder espiritual.

crátera de Enkomi
Fragmento de una crátera de Enkomi. Fuente: The Trustees of the British Museum

Una perspectiva de género que podría cambiar la historia

Esta propuesta tiene además un valor metodológico importante para la arqueología de género. Michel advierte sobre el riesgo de proyectar categorías modernas sobre las sociedades antiguas, en particular en lo que concierne al binarismo de los roles sociales. Según la autora, la lectura de género en la iconografía debe basarse en la evidencia material y en la lógica cultural propia del contexto, no en los estereotipos contemporáneos. En este sentido, el estudio de las figuras portadoras de espadas constituye un buen ejemplo de cómo las percepciones modernas pueden distorsionar la interpretación del pasado.

Asimismo, el trabajo de Michel abre nuevas líneas de investigación comparativa. Las figuras con armas simbólicas aparecen también en otros contextos del Egeo, como Creta y los santuarios del Peloponeso. Esta conexión podría apuntar a la existencia de un código visual compartido. Si futuras investigaciones logran demostrar que este motivo se repite en distintas regiones, la hipótesis de las mujeres armadas con funciones rituales adquiriría una dimensión mucho más amplia, con implicaciones significativas para el estudio de las religiones prehelénicas.

Referencias

  • Antognelli Michel, Nicoletta. 2024. "The 'Sword Bearers': Women Bearing Swords? Rethinking a Group of Figurines in Mycenaean Pictorial Vase Painting". The Annual of the British School at Athens, 119: 297-336. DOI: https://doi.org/10.1017/S0068245424000108

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