Estos son los verdaderos motivos que explican por qué los hombres de la Edad Media llevaban zapatos de punta (y por qué dejaron de hacerlo)

¿Fashion victims del medievo? El zapato de punta medieval fue una excentricidad estética que, además de marcar tendencia, tuvo serias consecuencias para la salud.
Polaines
Recreación fantasiosa. Fuente: Midjourney/Erica Couto - Cracovianas

Las largas túnicas, las calzas ajustadas y los vistosos tocados forman parte de la indumentaria que asociamos con la Edad Media. Esta imagen se la debemos tanto a las fuentes visuales históricas como a las reinterpretaciones artísticas posteriores, que han hecho de muchas de estas prendas, como los zapatos de punta, auténticos símbolos de una época. A primera vista, los zapatos de punta medievales pueden parecer una excentricidad estética. Conocidos como poulaines o cracovianas, se caracterizaban por prolongaciones exageradas en la puntera, que podían alcanzar hasta el medio metro de longitud. Hoy en día resultan cómicos o imprácticos, pero en su época constituían un signo de identidad social. Investigaciones recientes han demostrado, además, que esta moda tuvo consecuencias médicas de gran calado que llegaron a afectar negativamente la movilidad y la salud.

Los orígenes de una moda insólita

Los zapatos de punta surgieron en Europa en el siglo XIV. Los documentos, las miniaturas y los hallazgos arqueológicos coinciden en señalar que, hacia 1360, la punta alargada se convirtió en tendencia. Este aparente exceso estético servía para marcar la posición social de quien la lucía. Cuanto más larga era la punta, mayor prestigio denotaba.

El fenómeno se originó en el contexto de las elites cortesanas. La corte francesa y la nobleza polaca, de donde procede el nombre "cracoviana" de este tipo de calzado, fueron los principales focos de irradiación de esta moda. Con gran rapidez, la tendencia se expandió por Inglaterra, Italia y la península ibérica.

La moda no estuvo exenta de crísticas. Algunos cronistas se burlaban de estas puntas de exagerado tamaño y las comparaban con garras o cuernos. El papa y diversos sínodos incluso intentaron prohibir su uso, pues las consideraban un signo de vanidad incompatible con la moral cristiana. Sin embargo, la atracción que ejercía esta prenda superaba cualquier intento de control por parte de las autoridades eclesiásticas. El zapato puntiagudo se transformó, así, en un símbolo de poder, lujo y distinción.

Poulaine
Poulaine. Fuente: © Museum of London

Más que moda: un símbolo de jerarquía social

Estar a la última en la Edad Media también tenía su precio. Un estudio publicado en 2021 en la revista académica International Journal of Paleopathology parece confirmar que la adopción de zapatos de punta podía provocar lesiones en los pies de los usuarios. Los investigadores han confirmado que la prevalencia de la deformidad conocida como hallux valgus (los populares juanetes) —una desviación del dedo gordo del pie causada por el uso de calzado estrecho y puntiagudo— fue mucho mayor en los contextos de élite que en los ambientes rurales.

Así, en la ciudad de Cambridge entre los siglos XIV y XV, un 43 % de los enterrados en el convento agustino presentaban huellas de hallux valgus, mientras que en el cementerio rural de Cherry Hinton apenas un 3 % mostraba signos de haber padecido tal afección. Esta disparidad resulta reveladora: los campesinos apenas siguieron la moda, mientras que los religiosos y benefactores vinculados al convento sí la adoptaron.

Este dato parece confirmar que el zapato puntiagudo sirvió como un marcador visual de la pertenencia a una élite urbana, incluso dentro de las órdenes religiosas y pese a las prohibiciones canónicas.

Un joven se encuentra con la muerte, grabado
Un joven se encuentra con la muerte. Fuente: Wikimedia

El coste corporal de la elegancia

Los juanetes, además de deformar el pie, comprometen el equilibrio y la movilidad. A partir de los restos humanos analizados en Cambridge, los investigadores constataron que quienes sufrían esta afección tenían un riesgo mucho mayor de sufrir fracturas causadas por caídas.

De hecho, de los restos analizados, un 52 % de los individuos con hallux valgus había sufrido fracturas. El problema se incrementaba en los mayores de 45 años, donde la combinación de huesos más frágiles y pies deformados derivaba en una mayor propensión a lesionarse. Estos datos parecen apuntar a que la moda del zapato puntiagudo redujo la calidad de vida de las elites medievales, quienes tuvieron que convivir con dolores crónicos, dificultades para caminar y un mayor riesgo de padecer caídas graves.

Cristóbal de Baviera
Cristóbal de Baviera representado llevando un par de cracovianas. Fuente: Wikimedia

Entre la sátira y la prohibición

El calzado puntiagudo no pasó inadvertido a los críticos. Diversos concilios medievales lo condenaron y algunos autores, como Chaucer en Los cuentos de Canterbury, satirizaron a los clérigos que lo lucían. La insistencia en prohibirlos revela que los zapatos de punta desafiaban las normas de decoro religioso y político. Solo en el siglo XV, tras varias décadas de excesos, la presión de las autoridades eclesiásticas y seculares logró que el calzado regresara a formas más prácticas y redondeadas.

Una moda con consecuencias medibles

Gracias a la combinación de las fuentes escritas, iconográficas y bioarqueológicas, hoy es posible afirmar que los zapatos de punta medievales fueron responsables de una transformación anatómica detectable siglos después.

El caso de Cambridge, analizado por el equipo de Jenna M. Dittmar, resulta paradigmático. Allí, la prevalencia de juanetes aumentó de manera notable entre los siglos XIV y XV, en coincidencia con la propagación de esta moda. Los hallazgos de zapatos en excavaciones arqueológicas urbanas, además, confirman este cambio en el diseño: se pasó de las punteras redondeadas en el siglo XIII a las punteras alargadas en el XIV.

Cracoviana
Cracoviana. Fuente: MET

Tendencias y salud en la Edad Media

Los zapatos de punta representaron el deseo de marcar distancias sociales, pero, al mismo tiempo, provocaron deformidades podales, dolor y un aumento en los riesgos de caídas. La historia de las cracovianas muestra cómo la moda puede dejar una impronta literal en el esqueleto humano y convertirse en un espejo tanto de las aspiraciones como de las limitaciones de una época.

Referencias

  • Dittmar, Jenna M., et al. "Fancy shoes and painful feet: Hallux valgus and fracture risk in medieval Cambridge, England". International Journal of Paleopathology 35 (2021): 90-100. DOI: https://doi.org/10.1016/j.ijpp.2021.04.012

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