Un grupo de investigación neurológica sostiene que el declive del general romano Cayo Mario podría explicarse por una demencia frontotemporal

El comportamiento errático del cónsul romano Cayo Mario podría explicarse por una demencia frontemporal, según un nuevo estudio de neurología.
Cayo Mario
Reccreación fantasiosa. Fuente: Midjourney/Erica Couto - Un estudio retrospectivo arroja luz sobre la biografía de Cayo Mario

En un inusitado cruce entre la historia y la medicina, la figura de Cayo Mario —general y estadista de la Roma republicana— se ha convertido en el inesperado protagonista de un estudio neurológico que reinterpreta sus últimos años de vida. Según un trabajo reciente publicado en Neurosciences and History, la biografía de este persobaje que Plutarco incluyó en sus Vidas paralelas podría contener el primer registro histórico de demencia frontotemporal en su variante conductual. Esta hipótesis, planteada por un equipo de neurólogos gallegos, se apoya en un análisis minucioso de los cambios de comportamiento que el célebre militar experimentó en la vejez, cotejados con los criterios diagnósticos actuales de la enfermedad.

Cayo Mario: de los orígenes humildes a la cúspide del poder

Plutarco describe a Cayo Mario (c. 157-86 a. C.) como el hijo de unos padres indigentes que los criaron en una austeridad conforme a la antigua severidad romana. Desde joven, destacó en la milicia y se ganó el favor de Escipión Emiliano por su valor y disciplina en la reforma de un ejército que había caído en la molicie. Su ascenso fue meteórico. Además de ser siete veces cónsul, un récord en la Roma republicana, venció a enemigos tan temibles como Yugurta y los cimbrios, y protagonizó reformas militares que marcaron un antes y un después en la organización del ejército romano.

En esta etapa de su vida, nada sugiere un trastorno mental. Su comportamiento se caracterizaba por la prudencía, un juicio firme y una disciplina ejemplar. Fue un comandante capaz de inspirar a sus tropas por el ejemplo. Compartía las penurias con sus soldados y recompensaba el mérito con justicia.

Romano con barba y cabello largo
Recreación fantasiosa. Fuente: Midjourney/Erica Couto

El punto de inflexión: los cambios de conducta en la madurez

Sin embargo, en torno a los 65 años, en coincidencia con su sexto consulado, Plutarco menciona un cambio notable. Mario empezó a emplear su influencia para fines cuestionables, como la compra de votos mediante el pago de vastas sumas de dinero o el apoyo a las fechorías de Saturnino, responsable de una rebelión contra Domiciano.

El carácter de Cayo Mario se volvió impredecible. Alternaba momentos de agresividad con accesos de abatimiento. Tanto sus amistades como sus aliados empezaron a temerle, pues ordenaba ejecuciones sumarias por simples ofensas y recibía a la gente con una fiereza que infundía pavor.

Estos cambios se vieron acompañados por un deterioro físico. Ganó peso, se entregó a banquetes y alcohol, y descuidó la higiene y la imagen. Solía presentarse con el cabello y la barba largos, algo impropio de un general romano. Paralelamente, su ambición se tornó irrealista. Quiso encabezar una campaña contra Mitrídates VI a edad avanzada para enseñar a su hijo a ser general, una justificación que sus contemporáneos juzgaron ridícula.

Cayo Mario
Busto identificado como Cayo Mario, Gliptoteca de Múnich. Imagen recortada. Fuente: José Luiz Bernardes Ribeiro/Wikimedia

Síntomas compatibles con demencia frontotemporal

La demencia frontotemporal, en su variante conductual, se caracteriza por un inicio habitual entre los 60 y 70 años y por alteraciones persistentes de la personalidad y el comportamiento. Según los criterios de Rascovsky, propuestos para la detección de esta afección el caso de Cayo Mario cumpliría, al menos, cuatro de los seis requisitos principales.

En primer lugar, el cónsul habría dado muestras de desinhibición temprana, caracterizada por una serie de conductas inapropiadas, pérdida de decoro, impulsividad y acciones temerarias. También habría manifestado apatía y tendencia a la inercia, visible, por ejemplo, en su pasividad en campañas como la Guerra Social. La pérdida de empatía, presente en su indiferencia hacia las necesidades y sentimientos ajenos, incluso con amigos cercanos, junto con la hiperoralidad y los cambios dietéticos completarían el cuadro diagnóstico.

    Según los autores del estudio,oOtros signos descritos por Plutarco refuerzan la hipótesis. Entre ellos, figurarían la anosognosia (incapacidad para reconocer las propias limitaciones), los delirios (como creerse al mando en batallas imaginarias durante su enfermedad) y las conductas ritualistas.

    Mitrídates VI
    Mitrídates VI, Museo del Louvre. Foto recortada. Fuente: Eric Gaba/Wikimedia

    Descartando otras posibilidades

    El estudio descarta de manera razonable otras posibles causas. El trastorno bipolar, la esquizofrenia o el trastorno obsesivo-compulsivo, por ejemplo, suelen comenzar antes y habrían impedido la brillante carrera política y militar previa. Las enfermedades metabólicas, las deficiencias nutricionales o las intoxicaciones crónicas también podrían ser causas posibles de su cambio de comportamiento, aunque menos probables, consideran el cuadro tan coherente con la demencia frontemporal. Los investigadores descartan la enfermedad de Alzheimer por la ausencia de problemas de memoria, lenguaje o habilidades visoespaciales en el relato.

    Plutarco: ¿cronista o caricaturista?

    El análisis no ignora un problema metodológico fundamental: el único testimonio sobre los síntomas que padeció Cayo Mario procede de una fuente literaria escrita más de un siglo después. Algunos historiadores han acusado a Plutarco de cargar las tintas para retratarlo como un ejemplo de corrupción moral por el abuso de poder. Sin embargo, los neurólogos señalan lo improbable que sería que un autor sin formación médica describiera con tanta precisión un cuadro clínico que, veinte siglos después, encaja con precisión con los criterios biomédicos de la enfermedad.

    Hombre bebiendo con expresión furiosa
    Recreación fantasiosa. Fuente: Midjourney/Erica Couto

    Implicaciones históricas y políticas

    Si la hipótesis planteada fuese correcta, estaríamos ante el caso documentado más antiguo de demencia frontotemporal en un dirigente político. Esto abre una reflexión sobre el impacto que las enfermedades neurodegenerativas pueden tener en la toma de decisiones de los líderes y, por extensión, en el rumbo de los destinos estatales. En el pasado, como también sucede en el presente, el deterioro cognitivo de un gobernante podía poner en riesgo la estabilidad política y la seguridad de la comunidad. Este estudio, por tanto, revela cómo la neurodegeneración de un líder político puede influir en el destino de las sociedades, un fenómeno tan relevante en la Roma republicana como en la política contemporánea.

    Un caso de diagnóstico retrospectivo

    La biografía de Cayo Mario que nos legó Plutarco es tanto la historia de un hombre que ascendió de soldado raso a cónsul como el relato de un ocaso marcado por la pérdida de juicio y las ambiciones desmesuradas. Interpretados a la luz de la neurología actual, estos signos sugieren que el viejo general pudo padecer demencia frontotemporal, un diagnóstico que, aunque imposible de confirmar con certeza, ilustra cómo la medicina puede ofrecer nuevas lecturas de la historia.

    Referencias

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