En el yacimiento de Tepe Chalow, al noreste de Irán, un equipo de arqueólogos ha desenterrado una de las tumbas más ricas asociadas a la llamada Civilización del Gran Jorasán (GKC, por sus siglas en inglés). Esta cultura, vinculada al complejo arqueológico Bactria-Margiana (BMAC), floreció durante el Bronce medio en una vasta región que abarcaba desde el noreste de Irán hasta las zonas centrales de Asia. La tumba número 12, que alberga el cuerpo de una joven de menos de 18 años, ofrece un testimonio excepcional de las prácticas funerarias y el refinamiento material de esta civilización aún poco conocida.
El contexto arqueológico: Tepe Chalow y la Civilización del Gran Jorasán
Tepe Chalow se ubica en la llanura de Jajarm, a los pies de los montes Aladagh, en la provincia de Jorasán del Norte. Este asentamiento se desarrolló entre el Calcolítico y el Bronce medio y se expandió en horizontal hasta cubrir más de 40 hectáreas. Durante el Bronce medio, la zona se integró en la esfera de influencia de la GKC, una civilización protourbana caracterizada por sus objetos de prestigio, su cerámica distintiva y una compleja red de intercambios de la que formó parte.
Las excavaciones en el yacimiento han revelado que el sector occidental del sitio albergó una necrópolis con al menos 38 tumbas atribuidas a la GKC. Estas sepulturas, muchas de las cuales presentan marcas de erosión por la acción del clima y las prácticas agrícolas modernas, ofrecen valiosa información sobre las estructuras sociales y rituales de la época.

Características generales de las tumbas de la Civilización del Gran Jorasán
Las tumbas GKC de Tepe Chalow se acracterizan ,en su mayoría, por ser simples fosas sin estructuras arquitectónicas asociadas. Los cuerpos se depositaban en posición fetal sobre el costado derecho, con el rostro orientado al sureste. A menudo, se incluían ajuares compuestos por vasijas, joyas y utensilios de distinto tipo, con claras diferencias entre las tumbas masculinas y las femeninas. Las sepulturas femeninas suelen ser más ricas y contienen objetos relacionados con el cuidado personal y la ornamentación, como espejos, cosméticos y joyas.
Además, algunas tumbas también contenían restos de alimentos depositados junto a los cuerpos, incluyendo restos óseos de cabras y ovejas. Este aspecto apunta a la celebración de rituales funerarios destinados, posiblemente, a asegurar el bienestar del difunto en el más allá.

La tumba 12: una inhumación extraordinaria
La tumba número 12, en el sector noroccidental de la necrópolis, se excavó en 2013 y representa el enterramiento más lujoso documentado hasta la fecha en Tepe Chalow. Pertenece a una adolescente de entre 16 y 18 años, con probabilidad perteneciente a la clase aristocrática. La disposición del cuerpo sigue el patrón típicode la cultura de Gran Jorasán: la posición fetal sobre el costado derecho, el rostro colocado hacia el sureste y las manos recogidas junto al pecho.
Lo más llamativo, sin embargo, procedía del ajuar funerario. En torno al cuerpo, se hallaron 34 objetos, dispuestos con cuidado alrededor de la cabeza, detrás de la espalda y a los pies de la difunta. Entre ellos, destacan joyas de oro, recipientes de cerámica, espejos de bronce, sellos, objetos cosméticos y contenedores de piedra tallada.

Cerámica de influencia regional
La tumba contenía doce vasijas cerámicas de variada tipología, muchas de ellas con paralelos en otros yacimientos de Bactria-Margiana. Entre ellas, se identificaron cuencos hemisféricos, vasijas sobre base troncocónica, cálices con pedestal y jarras decoradas con líneas onduladas incisas.
Todas las piezas revelaron ser fruto de una producción especializada. Además, no presentaban huellas de uso cotidiano, lo que indica que se fabricaron expresamente para ser depositadas en el contexto fúnebre. Una de las vasijas contenía restos óseos de animales, lo que reafirma el carácter ritual de la deposición de comida en la tumba.
Joyas y objetos de metal
El lujoso ajuar metálico incluía dos brazaletes de bronce, tres anillos de oro, un espejo de bronce y cuatro alfileres ornamentales. Uno de los alfileres más impresionantes del conjunto mide casi 23 cm y termina en una mano que sostiene una flor de diez pétalos, un diseño comparable al de otros hallazgos similares en Bactria-Margiana.
Entre los objetos más singulares destaca un pequeño sello de bronce con forma de pies humanos encerrados en un círculo, que se halló junto al cuello de la difunta. Los estudiosos han propuesto que podría tratarse de un amuleto. Esta iconografía, que tiene ecos en otras culturas de Asia occidental, podría aludir a creencias espirituales vinculadas al tránsito al más allá.

Cosmética y cuidado personal
Varios objetos del ajuar revelan una intensa preocupación por el cuidado personal. La presencia de un espejo de bronce, un aplicador cosmético y varios recipientes de clorita indican una práctica desarrollada del uso de cosméticos como el kohl. Uno de los frascos cilíndricos conservaba aún restos de un polvo de color negro que se ha interpretado como maquillaje para los ojos.
Además, se halló un pequeño recipiente rectangular, fabricado con clorita, con patas y decoración de serpientes y escorpiones incisos. Este motivo, común en el arte de Asia Central, pudo tener un valor protector.
Ornamentos de piedra y lapislázuli
Otra de las piezas destacadas del ajuaar es un collar compuesto por cuentas de clorita negra, serpentina verde, piedra caliza blanca y lapislázuli azul, importado probablemente de Badakhshan. La presencia de este mineral, muy valorado en la antigüedad, refuerza la idea tanto del estatus elevado del que gozó la difunta en vida como de la existencia de redes comerciales extensas que daban acceso a materiales de lujo.
También se hallaron otros objetos de piedra como un huso, un pequeño sello de piedra caliza con forma de flor de ocho pétalos y una serie de cuentas finamente decoradas, que podrían haber formado parte de un tocado.

Significado cultural e histórico
El descubrimiento de la tumba 12 arroja nueva luz sobre la presencia de élites femeninas del Bronce medio en el noreste de Irán. Según los estudiosos, estas mujeres pudieron ocupar posiciones de prestigio, como evidencia el lujo y la complejidad de sus ajuares funerarios. Si bien no se ha documentado en las fuentes escritas, la relevancia social de las mujeres de la elite puede inferirse a través de los objetos que las acompañaban en la muerte.
Asimismo, la tumba constituye una prueba tangible de la integración del noreste iraní en los circuitos culturales y económicos de Asia Central durante el segundo milenio a. C.. El carácter mixto del ajuar, que muestra objetos locales e importados, confirma el dinamismo y la diversidad cultural de esta región.
Lujo para la eternidad
La tumba de la joven de Chalow, con sus 34 objetos funerarios y su cuidada disposición, representa un testimonio excepcional de las creencias, costumbres y jerarquías sociales de la Civilización del Gran Jorasán. En tiempos en que las mujeres del pasado son, con frecuencia, invisibilizadas, la tumba 12 nos ofrece una historia poderosa sobre identidad, estatus y memoria femenina en la Edad del bronce. Su estudio y preservación son esenciales para comprender un periodo crucial en la formación de las culturas del Asia antigua.
Referencias
- Vahdati, A. A., Biscione, R., Dan, R. y Trémouille, M. C. 2025. "Grave 12 at Chalow: The Burial of a Young Lady of the “Greater Khorasan Civilization”. Iran, 1–25. DOI: https://doi.org/10.1080/05786967.2025.2488251