¿Cómo se baña una chinchilla?

Aunque parezca increíble, este roedor no necesita agua para asearse... ¡sino arena! Te damos todas las claves para mantenerlo en perfectas condiciones.
Chinchilla gris

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De hábitos nocturnos y con cierta tendencia a vivir en comunidad, la chinchilla es un roedor originario de América del Sur. Para que disfrute de una vida feliz tiene ciertas necesidades que debe tener satisfechas, entre ellas un hogar acorde a su medida, objetos con los que pueda jugar y, por supuesto, ciertos hábitos de higiene. En este sentido, este animal es de lo más curioso. ¿Sabías que no necesita bañarse? ¡Se limpia con arena! De hecho, hacerlo con agua podría ocasionarle ciertos problemas de salud tales como hongos o neumonías. ¿El motivo? La densidad de su pelaje, lo que hace que tarde mucho en secarse.

El hecho de bañarse de esta manera les viene dado por sus orígenes y es que cuando se encuentran en su hábitat natural, tan solo necesitan revolcarse en la arena para limpiarse. Ellas lo hacen sobre arena volcánica (es la que predomina en su lugar de procedencia), pero tú puedes adquirir este producto a base de sepiolita o atapulguita en centros especializados. Eso sí, debemos hacer hincapié en la importancia de usar este tipo de arenas, puesto que usar arena común podría acarrearles ciertos problemas de salud en caso de que la traguen de manera accidental.

Asimismo, debes contar con un recipiente en el que deposites la arena. No es necesario que pongas demasiada cantidad. De hecho con que cubra un poco el fondo es suficiente. Si lo deseas, puedes adquirir una bañera especializada o bien utilizar cualquier otro objeto que sirva para este fin y tengas ya en casa, como un tupper o incluso una lata de galletas.

Al igual que ocurre en el caso de los gatos, las chinchillas son animales de lo más higiénicos. Los baños son muy importantes para ellas, tanto es así, que si no lo hacen pueden ponerse enfermas ¡o incluso deprimirse! Por eso, es importante prestar mucha atención a esta cuestión y asegurarse de que se baña al menos dos o tres veces por semana. En cuanto a la duración, no debería exceder los 20 minutos.

Mediante este proceso eliminan restos de grasa y humedad acumulados en la piel, dando como resultado ese pelaje sedoso y brillante que tanto las caracteriza. Se recomienda que se bañe por la tarde ya que en este momento del día es cuando se encuentran más activas y así no perturbamos su descanso.

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