Los pájaros ya usan las espinas 'anti-pájaros' para hacer sus nidos

¿Cómo se las arreglan los pájaros más inteligentes para aprovechar las espinas anti-pájaros que los humanos instalan? Un estudio revela que los córvidos usan estas espinas como material para construir sus nidos.
Nido de urraca construído con espinas antipájaros

Muchas son las estrategias que se han adoptado para evitar las molestias de las aves a las poblaciones humanas o daños a sus bienes, como la agricultura, los edificios o las esculturas urbanas. Mientras en las áreas rurales se mantienen los conocidos espantapájaros —con más o menos éxito—, y se buscan alternativas cada vez más creativas, aunque no resulten más útiles, como colgar fragmentos de cintas VHS o viejos discos compactos, en espacios urbanos las soluciones adoptadas tienden a ser más agresivas. Se han popularizado largas piezas de metal con espinas que emergen en todas las direcciones, colocadas en cornisas, tejados, canalones y barandas, para evitar que palomas, gorriones, golondrinas y demás avifauna urbana anide o se pose allí donde puedan ser molestas o dañinas, ya sea por la presencia de los animales, sus nidos o sus deposiciones.

Edificio armado con espinas antipájaros — V_Sot/iStock

Entre las especies indeseadas se encuentran las pertenecientes al gran grupo de los córvidos. Estos grandes pájaros constituyen algunas de las aves que han demostrado mayor inteligencia e incluyen animales tan conocidos en España como el cuervo, el grajo, la corneja o la urraca. La curiosidad nata de estas criaturas, combinada con su agudeza mental, no deja de sorprender a los científicos. Se sabe que emplean herramientas, son capaces de formular y poner a prueba estrategias novedosas para resolver problemas, practican un modo de aprendizaje basado en el ensayo y error y tienen nociones matemáticas. Incluso conocen el cero.

No ha de extrañar que, si algún ave es capaz de burlar las medidas disuasorias de los humanos, sea un córvido.

Robando espinas antipájaros

De un tiempo a esta parte se viene observando que en algunas ciudades las espinas antipájaros empiezan a desaparecer.

Aunque este tipo de estructuras sean de buena factura, si está mal fijada puede desprenderse, e incluso cuando están firmemente atornilladas al muro que pretenden proteger, las espinas necesariamente han de ser finas, lo suficiente como para que el ave no pueda usarlas como posadero, y disponerlas muy juntas, para molestar al animal sin dejar espacio para que pueda evitarlas. Esto hace que, independientemente de la solidez de la estructura en sí, las espinas son relativamente fáciles de doblar y de arrancar; y es el motivo por el que desaparecen.

Un grupo de investigación afincado en Países Bajos y liderado por el célebre biólogo urbano Menno Schilthuizen ha reportado el robo de espinas antipájaros en las ciudades neozelandesas de Rotterdam y Enschede, en Amberes (Bélgica) y Glasgow (Escocia). Y por supuesto, como ya se anticipaba, los perpetradores del hurto, en todos los casos, han sido córvidos. Este hecho tiene varias implicaciones.

Urraca — Lakes4life/iStock

La primera de ellas es que es muy improbable que ese comportamiento tenga un origen común, puesto que además de observarse en ciudades distintas, algunas muy distantes, involucra a dos especies distintas; en Enschede es obra de la corneja negra (Corvus corone), mientras que en el resto de ciudades observadas, la responsable es la urraca (Pica pica). Es decir, que con toda probabilidad, el comportamiento ha sido desarrollado de forma independiente por distintos grupos de aves. Lo que no descarta que en otras ciudades, entre ellas las grandes urbes de España, pueda comenzar a suceder.

Pero hay algo más.

Pájaros con nidos anti-pájaros

La corneja negra, tal y como ha observado el equipo de Schilthuizen, y se ha publicado en la revista científica Deinsea, emplea las espinas robadas como materia prima para construir su nido. El metal con el que están fabricadas las espinas es mucho más resistente que las ramitas, lo que las convierte en un material excelente para el esqueleto arquitectónico del nido, sobre el cual construirlo. Es evidente que las espinas mal colocadas pueden ser dañinas para los pollos, por eso la inteligente corneja las entrelaza y las recubre con ramas, hojas y otros materiales más cómodos.

Nido de urraca construído con espinas antipájaros — (Hiemstra et al., 2023)

El caso de la urraca es aún más curioso. Incorpora las espinas de forma estratégica en la estructura de sus nidos, colocando las puntas afiladas hacia afuera, creando así una especie de corona defensiva contra posibles depredadores que contribuye a fortificar sus nidos. De algún modo, la urraca ha comprendido que esas espinas son útiles para ahuyentar o disuadir a otras aves. Por sorprendente que parezca, emplea las espinas antipájaros con el mismo propósito original del ser humano: fabricar nidos antipájaros.

Este comportamiento, concluyen los investigadores, muestra la capacidad de las aves, y más particularmente de los córvidos, para adaptarse a su entorno y utilizar recursos inusuales de manera creativa. Urracas, cuervos y cornejas son extraordinariamente inteligentes y curiosos, y suponen un recordatorio de que siempre hay algo nuevo por descubrir en el mundo natural.

Referencias:

  • Hiemstra, A.-F. et al. 2023. Bird nests made from anti-bird spikes. Deinsea, 21, 17-25.

Recomendamos en