¿Podrían vivir estos mamíferos en Marte?

El descubrimiento de roedores momificados en Atacama ha puesto sobre la mesa la posibilidad de que este tipo de mamíferos pudieran vivir en Marte, pero siendo realistas, ¿es tal cosa posible?
Puna de Atacama

Recientemente se han encontrado varios roedores momificados en la cumbre de algunos de los volcanes más altos de toda Sudamérica. La Puna de Atacama es una región situada en el tramo más al norte de la frontera entre Chile y Argentina. Varios de sus picos superan los 6000 metros de altura sobre el nivel del mar y es aquí donde se han encontrado más de una decena de ratoncitos momificados e incluso un ejemplar vivo.

Momias en las alturas

Las 13 momias encontradas aparecieron en la cima de los volcanes Salín, Púlar y Copiapó, entre los 6000 y los 6200 metros de altitud. El ejemplar vivo fue descubierto aún más alto, en la cima del volcán Llullaillaco, el más alto de la Puna, a una altura de unos 6739 metros. Este descubrimiento marca el récord de altura a la que ha podido vivir y sobrevivir ningún mamífero (además de los humanos). Nunca se habían descubierto mamíferos en estas condiciones y el análisis genético de las momias indica que estos ejemplares no estaban de paso, sino que habitan en esta región.

La posibilidad de que hayan llegado aquí gracias a los efectos del cambio climático también se descarta, pues una de las momias se estima que podría tener hasta 350 años de antigüedad. Incluso con el actual calentamiento global, las cimas de estos volcanes presentan condiciones que no se asemejan a las que acostumbramos a ver en la Tierra. La temperatura rara vez supera los cero grados, tan solo en días contados durante el verano. Además, esta región es una de las más secas del planeta, situación que empeora con el aumento de la altura y la caída de las temperaturas. A esta altura, la concentración de oxígeno del aire baja del 10 %, menos de la mitad que el valor correspondiente al nivel del mar. Todos estos factores han llevado a los autores del descubrimiento a señalar la similitud de este ambiente con el que podríamos encontrar en Marte.

¿Podrían algunos mamíferos vivir en Marte?

Hasta la fecha no hemos encontrado indicios de vida, ni presente ni pasada, en Marte. Aunque a día de hoy el planeta rojo es un lugar bastante inhóspito con su tenue atmósfera, su escasísima presencia de agua y las temperaturas heladas que se alcanzan, en el pasado pensamos que pudo albergar agua líquida que corría por su superficie en forma de ríos que llenaban lagos y mares.

Sin embargo, nuestro planeta vecino no es tan parecido a la cima de las montañas más altas como nos gustaría imaginar. La temperatura media del planeta es de unos -60 ºC, frente a los 16 ºC terrestres. Si bien en el ecuador se han registrado temperaturas por encima de los 30 ºC, por la noche las temperaturas bajan a cifras por debajo de los -60 ºC durante todo el año.

Pero la temperatura probablemente sería el menor de los problemas de los roedores si vivieran en Marte; al fin y al cabo, existen animales que son capaces de soportar temperaturas extremadamente bajas durante cortos períodos de tiempo, entrando en un estado de latencia denominado criptobiosis. En este estado, los animales que gozan de esta adaptación evolutiva ralentizan drásticamente su metabolismo, soportando así el frío extremo —en algunos casos, el animal llega incluso a congelarse—, y cuando regresa el calor, la actividad metabólica se recupera.

La presión atmosférica tiene mayores implicaciones. En la cima de los volcanes andinos es cercana al 40 % de la presión a nivel del mar, mientras que la presión atmosférica en Marte es más similar al 1 % del valor terrestre. Para que un hipotético animal pudiera vivir en este entorno necesitaría disponer de adaptaciones específicas a un entorno con una atmósfera tan enrarecida, incluyendo una anatomía que le permita resistir la bajísima presión y estructuras respiratorias lo suficientemente eficientes como para extraer e escasísimo oxígeno.

Además, la atmósfera marciana está compuesta en un 95 % de dióxido de carbono. Contiene trazas de vapor de agua y oxígeno, que de ninguna forma podrían permitir ni la respiración ni la hidratación de ningún roedor terrestre. Esta composición atmosférica está más próxima a la que se podría encontrar en la Tierra primitiva, antes de que los primeros organismos fotosintéticos la llenasen de oxígeno.

En Río Tinto, Huelva, se dan condiciones que podrían ser análogas a ciertas regiones marcianas. — catolla/iStock

¿Cómo sería la vida en Marte?

Como se ha indicado, hasta el momento no hay pruebas de que en Marte haya ni haya habido vida. Sin embargo, no es una imposibilidad. Lo que no es viable, dadas las condiciones que presenta el planeta rojo, es que esa vida sea de tipo mamiferoide. La búsqueda de formas de vida marciana continúa, pero las esperanzas de encontrar mamíferos como en la Puna de Atacama son poco o nada realistas.

De existir formas de vida marcianas, y según las investigaciones existentes en exobiología, se trataría, sin duda alguna, de vida de tipo microbiano, y probablemente organismos quimiolitoautrófos, capaces de obtener la energía para su metabolismo a través de reacciones químicas inducidas en el medio, y el carbono a partir del dióxido de carbono tan abundante en la atmósfera marciana. Hipotéticamente, podría también haber fotoautótrofos, como las algas y plantas terrestres, pero de nuevo, se trataría de microorganismos más semejantes a las cianobacterias.

En cualquier caso, los microorganismos marcianos entrarían dentro de lo que conocemos como extremófilos, seres vivos adaptados a vivir en condiciones extremas, y más particularmente, serían organismos anaerobios, psicrófilos, hipobarófilos y radiófilos —es decir, capaces de vivir sin oxígeno, en frío extremo, con bajísimas presiones y elevada radiación—. Las condiciones que presenta el planeta rojo.

Referencias:

  • Storz, J. F. et al. 2023. Genomic insights into the mystery of mouse mummies on the summits of Atacama volcanoes. Current Biology, 33(20), R1040–R1042. DOI: 10.1016/j.cub.2023.08.081


  • Mahaffy, P.R. et al. 2013. Abundance and isotopic composition of gases in the Martian atmosphere from the Curiosity rover. Science. 341 (6143): 263–266. DOI: 10.1126/science.1237966
  • Kelly, D. P. et al. 2006. The Chemolithotrophic Prokaryotes. En M. Dworkin et al. (Eds.), The Prokaryotes (pp. 441-456). Springer New York. DOI: 10.1007/0-387-30742-7_15
  • Thombre, R. S. et al. 2020. Chapter 7 - Applications of extremophiles in astrobiology. En R. Salwan et al. (Eds.), Physiological and Biotechnological Aspects of Extremophiles (pp. 89-104). Academic Press. DOI: 10.1016/B978-0-12-818322-9.00007-1

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