¿Cómo sobrevivir a una extinción masiva?

¿Qué características hacen que algunas especies sobrevivan a los graves cataclismos que acaban con otras? Descubre los secretos de la supervivencia en caso de una extinción masiva.
Extinción masiva

La historia de la vida registra numerosos eventos de extinción, algunos locales y otros globales. De los cinco eventos más graves destacan la Gran Mortandad de finales del Pérmico y la extinción de finales del Cretácico, que arrasó con la mayor parte de los dinosaurios. Durante estos eventos, una gran cantidad de especies se extingue, solo unas pocas logran sobrevivir, y ocupan los espacios vacíos que han dejado las otras.

Según muchos expertos, nos encontramos a las puertas de un nuevo evento de extinción masiva, la sexta en la historia de la vida compleja. Un evento que ha iniciado el ser humano. Si el colapso llega a suceder, hay pocas probabilidades reales de que el ser humano, como especie, sobreviva.

Este artículo no es tanto un tutorial sobre qué hacer en caso de extinción masiva, sino qué rasgos ha de tener una especie para sobrevivir a ese tipo de eventos.

La colisión de grandes meteoritos puede provocar un evento de extinción masiva. — dottedhyppo/iStock

La condición perturbadora del cambio

Las poblaciones de seres vivos ha alcanzado una adaptación adecuada a través de la selección natural. Por ello, la mutación, en condiciones ambientales estables, tiende a ser contraproducente. Sin embargo, cuando suceden cambios ambientales, la población original puede verse perjudicada, y es posible que determinadas mutaciones supongan un beneficio.

El cambio ambiental no solo afecta a la adaptación de las poblaciones, sino que también modifica la fuerza y dirección de la selección natural a lo largo del tiempo. Estudios de poblaciones naturales revelan que a menudo la selección es fuerte, pero cambia de dirección debido a la variabilidad en el entorno. Este fenómeno plantea desafíos, ya que las poblaciones que están adaptadas a unas condiciones determinadas, no tienen por qué estarlo a las nuevas.

Animales altamente especializados no suelen sobrevivir a las extinciones masivas. — Freder/iStock

Adaptarse o morir

Ante un entorno estable, algunas especies adquieren grandes niveles de especialización que las hace extraordinariamente eficientes en su entorno, y más exitosas en términos evolutivos. Por otro lado, hay especies que mantienen un perfil generalista. Estos organismos no son tan eficientes, pero tienen la ventaja de adaptarse fácilmente a entornos distintos.

Pero cuando el entorno cambia drásticamente, las condiciones se ven alteradas, y organismos que antes tenían mucho éxito, ahora pueden no tenerlo. La primera regla para sobrevivir a una extinción masiva es no especializarse demasiado.

Si el nivel de especialización ha llegado tan lejos que una especie depende de un solo tipo de alimento, como el koala y el eucalipto, o mantiene una relación de gran dependencia con otra especie, como algunas flores y mariposas, si el entorno cambia y se extingue la especie de la que depende, lo más probable es que esa especie también se extinga.

Cuando dos seres vivos dependen mucho el uno del otro, es poco probable que sobrevivan a un evento de extinción masiva. — redtailcat/iStock

Cuando el tamaño importa

Ser grande puede ser una ventaja en un entorno estable, que se mantiene en equilibrio ecológico , con un ecosistema fuerte que proporciona recursos abundantes. Sin embargo, ante una situación de extinción masiva, ser muy grande no suele asociarse con el éxito.

Los animales grandes presentan características asociadas que los perjudican en una situación de cambio. Normalmente tardan en reproducirse, tienen gestaciones largas y camadas poco numerosas, sobre las que invierten mucho tiempo y energía. Lo que los ecólogos denominan ‘estrategia de la K’ que viene muy bien en entornos estables. Sin embargo, cuando sucede un cambio brusco, reproducirse lentamente y aportar poca descendencia va ligado con una baja tasa de variación genética, y por lo tanto, las probabilidades de que aparezcan individuos mutantes mejor adaptados a las nuevas condiciones son escasas.

Por otro lado, los animales grandes necesitan abundante comida, durante una extinción masiva, muchas plantas y animales mueren, lo que puede aportar abundancia de alimentos en el corto plazo, pero a largo plazo es insostenible, los ecosistemas no soportan la presión de depredación y la especie se extingue.

Por el contrario, los animales pequeños suelen tener tiempos de reproducción y gestación mucho más cortos, y camadas prolíficas sobre las que invierten poca energía. La denominada ‘estrategia de la r’, que en un contexto de cambio, ofrece más oportunidades a las poblaciones para mutaciones que puedan ser favorables. Es decir, la tasa evolutiva es mayor. Además, los animales pequeños necesitan menos alimento, y es más fácil que el ecosistema pueda sostenerlos, incluso aunque esté muy perturbado.

Según David Muench y sus colaboradores, durante la extinción del Cretácico, hace unos 66 millones de años, pereció toda especie cuya masa corporal superase los 25 kilogramos.

Las criaturas pequeñas tienen más probabilidades de éxito en un evento de extinción masiva. — CreativeNature_nl/iStock

Nocturno, mejor que diurno

El comportamiento de las especies también influye en el éxito durante una extinción masiva. Según un reciente estudio llevado a cabo por Maxwell E.R. Shafer, de la Universidad de Basel (Suiza), y colaboradores, la nocturnidad está asociada a un mayor éxito evolutivo.

En el pre-print recientemente presentado en la plataforma BioArchiv, los investigadores destacan que la mayor parte de los grupos supervivientes de las últimas grandes extinciones masivas eran nocturnos, y que es durante la radiación evolutiva posterior al evento de extinción, donde los animales vuelven a adquirir hábitos diurnos, ocupando los nichos ecológicos que han quedado vacíos.

En caso de evento de extinción masiva, el ser humano tiene pocas probabilidades de éxito. — Bulgac/iStock The scene was created in Autodesk® 3ds Max 2023 with V-Ray 6 and rendered with photorealistic shaders and lighting in Chaos® Vantage with some post-production added.

¿Cómo puede enfrentarse el ser humano a la próxima extinción masiva?

Si no hacemos nada para cambiarlo, la sexta extinción masiva pasará sobre nosotros como una apisonadora, y hasta donde sabemos, el ser humano no es uno de los candidatos a la supervivencia. Como especie, somos animales muy especializados y profundamente dependientes de la estabilidad climática y ambiental. Nuestra tasa reproductiva es baja, tenemos un gran tamaño —que requiere gran cantidad de recursos— y tenemos hábitos diurnos. Todos estos factores suponen graves desventajas para nuestra supervivencia.

Ante esta perspectiva, la mejor estrategia de supervivencia no consiste en la adaptación a un mundo transformado, sino en la prevención de la misma catástrofe. Abrazar la responsabilidad colectiva, actuar hoy para preservar nuestro entorno y mitigar el cambio climático. La humanidad aún puede trazar un camino hacia un futuro donde la extinción masiva no sea el epílogo inevitable.

Referencias:

  • Bell, G. et al. 2008. Adaptation, extinction and global change. Evolutionary Applications, 1(1), 3-16. DOI: 10.1111/j.1752-4571.2007.00011.x
  • Harnik, P. G. 2011. Direct and indirect effects of biological factors on extinction risk in fossil bivalves. Proceedings of the National Academy of Sciences, 108(33), 13594-13599. DOI: 10.1073/pnas.1100572108f
  • Monarrez, P. M. et al. 2021. Mass extinctions alter extinction and origination dynamics with respect to body size. Proceedings of the Royal Society B: Biological Sciences, 288(1960), 20211681. DOI: 10.1098/rspb.2021.1681
  • Muench, D. et al. 2000. Primal Forces. Graphic Arts Center Publishing.
  • Shafer, M. E. R. et al. 2023. Frequent transitions from night-to-day activity after mass extinctions (p. 2023.10.27.564421). bioRxiv. DOI: 10.1101/2023.10.27.564421

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