¿Quién ganaría en una pelea, el escorpión o la tarántula?

El escorpión y la tarántula son dos depredadores arácnidos que han evolucionado para enfrentarse a diferentes desafíos en sus respectivos entornos. Imaginemos por un momento una épica batalla entre estos dos arácnidos, cada uno armado con sus propias armas y tácticas. ¿Quién saldría victorioso en este enfrentamiento?
¿Quién ganaría en una pelea, el escorpión o la tarántula?

Los escorpiones y las tarántulas son dos arácnidos que han estado caminando sobre la Tierra durante cientos de millones de años, incluso antes de la época de los dinosaurios. Y no creamos que eran como ahora: en 2010 Martin Whyte, un científico de la Universidad de Sheffield, encontró las huellas de un escorpión que ni en nuestras peores pesadillas podríamos imaginar un animal semejante (salvo en la segunda parte de la trilogía de La Momia): un escorpión marino de dos metros de largo y uno de ancho, que arrastró sus seis patas por la arena húmeda de una playa de la West Lothian (Escocia) hace unos 330 millones de años. Es el rastro es el más grande conocido de un animal invertebrado. El nombre científico es Hibbertopterus y se cree que fue uno de los primeros animales acuáticos en conseguir una locomoción terrestre.

Theraphosa blondi. Foto: Wikipedia

La pregunta no es una cuestión baladí: quién ganaría en una pelea ha sido tema de numerosos videos de YouTube, foros e incluso artículos de investigación. Claro que la cosa no es tan sencilla pues debemos escoger a quien representará a las más de 900 especies de tarántulas y 2500 especies de escorpiones que se encuentran en todo el mundo. Una vez elegidos los contendientes toda la cuestión se reduce a tres características: tamaño, velocidad y veneno.

El maestro del sigilo vs la bestia peluda

A primera vista, la lucha parece igualada. Los escorpiones y las tarántulas suelen ser depredadores de emboscada que "se sientan y esperan" a sus presas, y ambos están bien provistos de armas.

Los escorpiones, con su distintiva cola curvada y pinza, son hábiles cazadores nocturnos que se deslizan sigilosamente en la oscuridad en busca de presas. Su aguijón, ubicado en la cola, es su principal arma, inyectando veneno paralizante en sus víctimas. La mayoría de las especies de escorpiones son solitarias y territorialmente agresivas.

El escorpión tiene una armadura resistente en forma de un exoesqueleto endurecido hecho de capas superpuestas de quitina, una proteína similar a la queratina de nuestras uñas. También tienen pinzas para atrapar y desgarrar a sus presas, que podrían usar para agarrar a la tarántula. Uno de los escorpiones más grandes del mundo, el escorpión gigante del bosque (Heterometrus swammerdami), puede crecer hasta 22 centímetros de largo y podría usar sus poderosas pinzas para aplastar una tarántula. Claro que, en caso de apuro, una tarántula (famosa por su aspecto peludo y sus grandes dimensiones) podría dejar caer su pata para escapar, que volvería a crecer a medida que continúa mudando.

Leiurus quinquestriatus. Foto: Wikipedia

¿Agilidad o tamaño?

Las tarántulas no son tan ágiles como los escorpiones pero lo compensan con el tamaño, que les otorga una fuerza considerable. La tarántula pajarera (Theraphosa blondi), de América del Sur, por ejemplo, tiene una longitud corporal impresionante: 12 centímetros y con patas que se extienden casi 30 centímetros. No tiene pinzas pero poseen unos colmillos con puntas de metal, que les permiten perforar fácilmente la quitina e infligir heridas punzantes; en el ser humano produce un dolor que dura dos días y provoca náuseas y sudoración. Contra ella el escorpión lo tendría difícil.

Muchas especies de tarántulas tienen otra defensa especial llamada pelos urticantes, que son cerdas con púas que se lanzan desde el abdomen contra posibles atacantes. Estos pelos pueden irritar gravemente la piel y los ojos de los mamíferos, pero serían ineficaces contra el duro exoesqueleto del escorpión.

Poecilotheria formosa. Foto: Wikipedia

En definitiva, siendo el tamaño uno de los factores cruciales, lo que le confiere además una fuerza bruta considerable, en esta batalla la tarántula lleva ventaja. Pero enfrente tiene la agilidad y la destreza del escorpión, que podrían equilibrar la balanza.

Arma mortal

Los escorpiones y las tarántulas tienen una superarma en su arsenal: el veneno. Los escorpiones lo inyectan usando el aguijón de su cola mientras que las tarántulas lo hacen a través de sus colmillos.

Ambos venenos son cócteles complejos de miles de moléculas diferentes cuyo objetivo es el sistema nervioso de su presa… o contrincante. Esa mezcla la han ido perfeccionando a lo largo de cientos de millones de años de evolución para cumplir tres objetivos: ser de acción rápida, potentes y selectivos. Gracias a ellos pueden atrapar a sus presas (normalmente insectos) y defenderse de sus depredadores (como ratones y pájaros).

A pesar de la creencia común en la reputación terrible de las tarántulas, a lo que debemos temer es al veneno del escorpión. Se estima que cada año se producen más de un millón de envenenamientos por escorpiones, lo que provoca más de 3 000 muertes en todo el mundo. Por el contrario, los venenos de las tarántulas, por norma general, no se consideran peligrosos para el ser humano. Es más, a día de hoy no hay muertes registradas por veneno de tarántula.

Volviendo al escorpión, una regla general (lo que no quiere decir que no haya excepciones): cuanto más pequeñas sean las pinzas del escorpión, más potente será el veneno. Por ejemplo, los escorpiones acechadores de la muerte (del género Leiurus) tienen pinzas delgadas, pero su veneno, lleno de neurotoxinas que sobreexcitan el sistema nervioso y provocan lesiones del miocardio, edema pulmonar y shock cardiogénico, es muy potente. Lo que hace es que el corazón de la víctima no pueda bombear suficiente sangre a órganos clave como el cerebro y los riñones. La muerte está asegurada.

Una gran variedad de tácticas

Decíamos que la velocidad de escorpión es clave para la batalla porque la tarántula es más lenta debido a su tamaño. La cosa cambia si se enfrenta a las tarántulas ornamentales (del género Poecilotheria), originarias del sudeste asiático. Estas tarántulas que habitan en los árboles tienen colores brillantes, se mueven a la velocidad del rayo e inyectan grandes volúmenes de un veneno muy potente, provocando dolores extremos y calambres musculares que pueden durar semanas.

Centruroides vittatus. Foto: Wikipedia

En resumen, el veneno es la superarma de estos dos arácnidos, pero teniendo en cuenta que actúan con rapidez en el sistema nervioso, hay que aplicar el viejo dicho de que “quien golpea primero, golpea dos veces”. Por otro lado tenemos al escorpión amarillo (Leiurus quinquestriatus), que habita en Oriente Medio y el norte de África, que puede batir su cola a una velocidad de 128 centímetros por segundo en un ataque defensivo. Que tenga cuidado la tarántula. Claro que ¡cuidado! las tarántulas marrones de Texas (Aphonopelma hentzi) pueden correr a velocidades similares.

El único problema para los escorpiones es enfrentarse a una tarántula grande porque, a pesar de que puedan picarla en un primer ataque, cuanto más grande sea mayor cantidad de veneno es necesaria para afectarla.

Peleas reales

¿Pero esta pelea es hipotética o se da en el mundo natural? La respuesta es que sí podemos encontrarla en la Naturaleza. Así, en Australia tenemos el escorpión cazador de arañas (Isometroides vescus), que está especializado, como su nombre indica, en cazar arañas pequeñas que habitan en madrigueras, como las arañas trampilla y las arañas lobo. Por el contrario, en aquellos lugares de la península de Yucatán con altas densidades de tarántulas, los escorpiones brillan por su ausencia. La explicación a este hecho fue descubierta cuando los biólogos llevaron al laboratorio a la tarántula mexicana Tliltocatl vagans –que es inofensiva para el ser humano- y a escorpiones de la especie Centruroides: la tarántula depredó con éxito al escorpión en todas las ocasiones, independientemente de quién fuera el primero en atacar.

Recomendamos en