Equilibrio ecológico y el juego del Jenga
El ecosistema de nuestro planeta se asemeja a un juego de Jenga, donde cada especie representa una pieza crucial. Al igual que en el juego, podemos eliminar una pieza sin consecuencias inmediatas, pero a medida que quitamos más piezas, aumenta el riesgo de que todo el sistema se desmorone. Sorprendentemente, algunas de las especies que podríamos considerar menos "atractivas" o menos conocidas, como los gusanos o los hongos, desempeñan roles vitales en el equilibrio biológico.
Los ecosistemas no están aislados, todas las especies en un ecosistema están interconectadas en redes complejas de relaciones ecológicas, donde cada una cumple una función específica.
Hasta el animal más minúsculo e indeseable del planeta cumple una función vital en su ecosistema: por ejemplo, algunas especies de gusanos y hongos son fundamentales para la descomposición de materia orgánica y la reincorporación de los nutrientes en el suelo.
La pérdida de una especie en un ecosistema puede tener efectos muy negativos para supervivencia de la vida en la Tierra.

Especies paraguas
La protección de especies emblemáticas, como los osos , puede tener un efecto positivo en la conservación de todo el ecosistema. Estas especies paraguas actúan como indicadores del estado de salud general del ecosistema en el que habitan. Al proteger su hábitat y garantizar su supervivencia, se benefician muchas otras especies que comparten el mismo entorno. Además, las especies paraguas suelen ocupar niveles tróficos superiores en la red alimentaria, por lo que su conservación también puede ayudar a mantener el equilibrio de las poblaciones de otras especies.

Abejas silestres
Estos insectos himenópteros, además de proporcionarnos un sabroso edulcorante, son los polinizadores más importantes del planeta, por delante de pájaros y murciélagos. Y no hablamos solo de la abeja de la miel: esa es solo una especie de explotación, como el cerdo o la gallina; son miles de especies de abejas silvestres, frecuentemente olvidadas. Una cuarta parte de las especies vegetales que florecen dependen de ellos. La explotación del terreno agrario para alimentar a la población humana está provocando una merma en la población de estos insectos, cuando en realidad, un 70% de dichas cosechas depende enteramente o en parte de su polinización.

Plancton
El plancton engloba un gran número de las bacterias, virus, microbios y pequeños animales que se mueven arrastrados por las corrientes y vientos del océano, y que sirven de alimento a prácticamente toda vida marina. El plancton vegetal o fitoplancton produce la mitad del oxígeno que llega a la atmósfera —aunque el que respiramos tiene un origen prehistórico—, al tiempo que absorbe gran parte del dióxido de carbono presente en la superficie y aminora el efecto invernadero.

Hongos
Los hongos, aunque no pertenecen al reino animal, son determinantes en el mantenimiento de los ecosistemas. Son los máximos recicladores de los restos orgánicos en descomposición, además de proporcionar agua y minerales a las plantas a través de sus raíces. El ser humano no podría sobrevivir sin ellos, ya que en su organismo habitan hasta 80 tipos de hongos diferentes y todos ellos desempeñan un papel fundamental en la salud.

Primates
Su importancia no reside únicamente en el parentesco, dado que compartimos más del 90%de nuestros genes. Dependemos de su hábitat porque los bosques son importantes sumideros de carbono que liberan oxígeno a través de la fotosíntesis, y por su función de evapotranspiración que influye en las precipitaciones. Son lo que se llama especies paraguas. También son unos excelentes difusores de simientes a través de sus excrementos debido a su dieta rica en frutas. Una de cada dos especies de primates se encuentra actualmente en peligro de extinción.

Murciélagos
Los murciélagos de las áreas urbanas pueden consumir casi 14.000 kilos de insectos en una sola noche, librándonos de este modo de plagas nocivas. Además dispersan más de 30.000 semillas pequeñas en una noche a través de sus deposiciones.
Referencias:
Cardinale, B. J. et al. 2012. Biodiversity loss and its impact on humanity. Nature, 486(7401), 59-67.
