Si a alguien le acarician un brazo falso mientras su brazo real está fuera de su vista, lo más probable es que empiece a sentir que el brazo falso es suyo. Esta curiosa experiencia se conoce como la ilusión de la mano de goma, un fenómeno clásico de la neurociencia que ha sido estudiado en humanos, monos y hasta ratones. Pero lo que quizá pocos esperaban es que también funcione con pulpos, animales invertebrados cuyo sistema nervioso se desarrolló por un camino evolutivo completamente distinto al nuestro.
Un estudio reciente realizado por investigadores japoneses ha comprobado que los pulpos pueden ser engañados de forma similar. Aunque estos animales no tienen huesos ni cerebros centralizados como los nuestros, reaccionan defensivamente cuando se pellizca una prótesis que han llegado a percibir como propia. Los pulpos, en otras palabras, parecen tener una forma de conciencia corporal comparable a la humana, lo que plantea preguntas profundas sobre la percepción, el cuerpo y la mente en especies muy distintas a la nuestra.
La ilusión que engaña al cerebro humano… y ahora al de un pulpo
La ilusión de la mano de goma fue descrita por primera vez en 1998 por Matthew Botvinick y Jonathan Cohen. En el experimento original, se ocultaba la mano real de una persona tras una pantalla mientras una mano de goma se colocaba a la vista. Al acariciar simultáneamente la mano real y la falsa, muchas personas comenzaban a sentir que la de goma era parte de su cuerpo. El truco, simple pero potente, demuestra cómo el cerebro integra señales visuales, táctiles y propioceptivas para construir una sensación de pertenencia corporal.
Hasta ahora, esta ilusión se había documentado en humanos, primates y algunos roedores. La sorpresa es que ahora se haya comprobado su eficacia en un invertebrado, concretamente en el Callistoctopus aspilosomatis, una especie de pulpo de cuerpo liso. Lo más llamativo es que el pulpo no posee una representación corporal unificada como la nuestra. Su sistema nervioso está descentralizado: más de dos tercios de sus neuronas están distribuidas en los brazos, no en el cerebro. Aun así, este nuevo estudio demuestra que es capaz de experimentar una sensación similar de propiedad corporal.

El experimento con pulpos: diseño y resultados
La investigación fue llevada a cabo por Sumire Kawashima y Yuzuru Ikeda, de la Universidad de Ryukyus en Okinawa, Japón, y publicada en la revista Current Biology. En el estudio, los científicos colocaron a varios pulpos en un tanque y utilizaron una prótesis gelatinosa en forma de brazo, posicionada sobre uno de sus tentáculos. La prótesis estaba fijada a un panel opaco que impedía al animal ver su extremidad real. De este modo, el pulpo solo podía observar el brazo falso.
Ambos brazos —el real y el falso— fueron acariciados al mismo tiempo con pinzas de plástico durante unos ocho segundos. Luego, los investigadores pellizcaron la prótesis con unas pinzas metálicas. Lo notable fue que los pulpos reaccionaron como si hubieran sido tocados en su propio cuerpo. Las respuestas incluían cambios de color, retracción de tentáculos y movimientos de huida. Estos comportamientos son considerados respuestas defensivas claras en estos animales.
El procedimiento se repitió con seis pulpos distintos, y todos ellos mostraron reacciones similares. Sin embargo, cuando se interrumpía la sincronía entre las caricias o se usaba una prótesis que no coincidía con la forma del brazo real, la ilusión desaparecía. Esto indica que la coincidencia temporal y espacial entre estímulos visuales y táctiles es crucial, incluso en organismos con estructuras neuronales tan diferentes a las nuestras.

¿Qué significa esto sobre la conciencia corporal en animales?
Este hallazgo resulta significativo porque cuestiona muchas de las suposiciones sobre la conciencia corporal. Se pensaba que la sensación de poseer un cuerpo bien definido estaba asociada a cerebros vertebrados complejos y centralizados. Sin embargo, los pulpos no solo son invertebrados, sino que su sistema nervioso ha evolucionado de manera completamente independiente al de los humanos. Pese a ello, demuestran reacciones que implican algún tipo de integración multisensorial avanzada.
Según el estudio, "estos hallazgos en el pulpo, que tiene un sistema nervioso complejo desarrollado de forma independiente al de los vertebrados, pueden constituir un modelo importante para estudiar la evolución del sentido de propiedad corporal". Esta afirmación sugiere que la autoconciencia corporal podría ser un fenómeno más extendido y menos exclusivo de los mamíferos de lo que se creía hasta ahora.
Este tipo de investigaciones también invitan a pensar en otras formas de conciencia en el reino animal. Si un pulpo puede experimentar una forma de ilusión corporal, ¿qué otras capacidades perceptivas o cognitivas podrían estar presentes en especies alejadas filogenéticamente de los humanos? Los resultados abren nuevas vías para estudiar la percepción desde una perspectiva evolutiva.
Aplicaciones futuras: robótica, salud y neurociencia
Además de su valor en biología comparada, los resultados tienen implicaciones prácticas en campos como la robótica y la inteligencia artificial. Comprender cómo diferentes organismos integran información sensorial para construir una representación del cuerpo puede ser útil para desarrollar sistemas robóticos con capacidades perceptivas más refinadas.
Otra aplicación relevante se encuentra en el estudio de trastornos neurológicos humanos. Condiciones como la asomatognosia, en la que una persona pierde la percepción de alguna parte de su cuerpo, podrían beneficiarse de modelos animales alternativos. Si se logran identificar los mecanismos neuronales básicos implicados en la propiedad corporal en especies tan distintas como el pulpo, quizás se puedan diseñar nuevas terapias sensoriales o enfoques de rehabilitación.
Los investigadores señalan que este tipo de estudios también ayudan a comprender cómo se forma la conciencia del cuerpo desde la base. En un futuro, podría utilizarse esta información para mejorar la integración sensorial en prótesis humanas, creando sensaciones más naturales para los usuarios de brazos y piernas artificiales.
¿Tienen los pulpos algo parecido al “yo”?
Aunque es aventurado afirmar que los pulpos tienen un sentido del "yo" en el mismo sentido que los humanos, los resultados apuntan a la existencia de una forma básica de auto-percepción corporal. No se trata necesariamente de una conciencia reflexiva o una identidad personal, sino de una integración de señales que permite al animal distinguir entre lo que es propio y lo que no lo es.
Esto redefine en parte lo que entendemos por conciencia. No es una cualidad binaria —presente o ausente—, sino un espectro que puede manifestarse de formas muy distintas. En este sentido, el pulpo se convierte en un modelo fascinante para explorar los orígenes evolutivos de la percepción del cuerpo. Al estudiar a estas criaturas, se amplía el campo de lo posible en neurociencia y se enriquecen las preguntas sobre lo que significa tener un cuerpo y sentirlo como propio.
El trabajo de Kawashima e Ikeda nos recuerda que la conciencia no es patrimonio exclusivo de los vertebrados superiores. A veces, la clave para entender lo humano está en observar con atención lo no humano.
Referencias
- Sumire Kawashima, Yuzuru Ikeda. Rubber arm illusion in octopus. Current Biology (2025). DOI: 10.1016/j.cub.2025.05.017