El rendimiento subóptimo de un ordenador puede resultar tanto irritante como desalentador. Ya sea que la lentitud se manifieste en largos tiempos de arranque, en la puesta en marcha de programas, o simplemente en la apertura y cierre de ventanas, una computadora de baja velocidad puede incrementar el esfuerzo requerido para el trabajo diario y mermar la satisfacción de actividades recreativas, como por ejemplo, el disfrute de los videojuegos.
Si has padecido esta situación durante un periodo prolongado, ahora es el momento idóneo para invertir unos minutos en la aplicación de diversas estrategias de optimización para tu equipo. En este artículo, desglosaremos las causas más habituales que conllevan a una performance deficiente de tu PC, además de proporcionar una guía detallada sobre cómo puedes solucionar dichos problemas por cuenta propia.
El Administrador de tareas es como una bola de cristal
Piensa en el Administrador de tareas como una ventana a la salud de tu PC. La aplicación te da una idea de lo que está afectando al procesador, cuánta memoria está ocupando algo e incluso cuántos datos de red ha usado un programa.
Una forma fácil de abrir el Administrador de tareas en Windows 10 es hacer clic con el botón derecho en la barra de tareas y seleccionar Administrador de tareas de la lista de opciones. En Windows 11, haz clic en la lupa en la barra de tareas y busca Administrador de tareas.
La vista predeterminada del Administrador de tareas no muestra mucha información más allá de las aplicaciones que se están ejecutando actualmente (útil si ya sabes cuál quieres cerrar). Para ver lo que realmente importa, haz clic en Más detalles en la esquina inferior izquierda.

Las razones más comunes por las que tu PC va lento
Hay demasiadas aplicaciones y servicios para crear una lista sucinta de lo que probablemente ralentice un PC, pero eso no significa que no haya culpables concretos. Estos son algunos de los principales problemas que todos experimentamos en nuestro PC.
Análisis antivirus
Si observas que tu sistema está funcionando con lentitud mientras tienes abierto el Administrador de tareas, es posible que hayas notado que tu software antivirus aparece con frecuencia entre los primeros de la lista. Los programas antivirus pueden ralentizar tu sistema mientras realizan análisis activos en busca de malware y virus. En lugar de permitir que el antivirus realice escaneos de manera aleatoria, sería recomendable programarlo para que se ejecute en momentos en los que no estás utilizando activamente el ordenador.
Demasiadas aplicaciones ejecutándose
Si detectas que tu PC demora considerablemente en responder después de iniciar sesión en tu cuenta de Windows, es posible que este fenómeno se deba a un número excesivo de aplicaciones que intentan ponerse en marcha simultáneamente al iniciar el sistema. Esta sobrecarga puede saturar la memoria RAM y el procesador, generando un rendimiento inferior al deseado.
La gestión de estas aplicaciones y servicios puede realizarse mediante el Administrador de tareas, una herramienta integrada en el sistema operativo Windows. Al abrirlo, debes seleccionar la pestaña "Inicio", en la cual podrás visualizar un listado de todas las aplicaciones y servicios programados para ejecutarse al encender el ordenador.
Cada entrada en esta lista proporciona información útil, como el nombre de la aplicación, el fabricante, y el impacto estimado en el tiempo de inicio del sistema. Aquí, es importante realizar una revisión detallada, y tomar decisiones sobre qué programas realmente necesitas que se ejecuten de forma automática al iniciar.
Es aconsejable deshabilitar todos aquellos programas y servicios que no sean esenciales en el arranque del equipo. Para hacer esto, solo tienes que hacer clic derecho en la aplicación o servicio que deseas deshabilitar y seleccionar "Deshabilitar". Cabe mencionar que no es necesario eliminar las aplicaciones de la lista, ya que pueden ser útiles en ocasiones y puedes habilitarlas nuevamente cuando las necesites.
Esta práctica puede liberar una cantidad significativa de recursos del sistema y acelerar el tiempo de arranque, permitiendo así un mejor rendimiento y una experiencia de usuario más fluida desde el momento en que se enciende el PC.
Por último, vale la pena recalcar que este proceso de optimización debe realizarse con precaución. Si no estás seguro sobre la función de una aplicación o servicio en particular, es mejor investigar antes de desactivarlo para evitar posibles complicaciones en el funcionamiento de tu ordenador.
Algunos navegadores acaparan los recursos
Es posible que tu navegador esté afectando negativamente la velocidad de tu PC, especialmente si sueles mantener abiertas numerosas ventanas y pestañas simultáneamente.
Los navegadores modernos, aunque muy funcionales y llenos de características útiles, también pueden ser bastante exigentes en cuanto a recursos del sistema, particularmente cuando se les exige manejar múltiples pestañas o procesos a la vez.
Cada pestaña o ventana adicional que se abre en el navegador consume una porción adicional de memoria RAM y procesador. Este consumo se incrementa aún más si dichas pestañas están cargando páginas web complejas, con abundante contenido multimedia o scripts que se ejecutan en segundo plano. Asimismo, las extensiones o complementos del navegador, aunque pueden ofrecer funcionalidades adicionales, también demandan recursos adicionales.
Para evitar que el navegador ralentice tu PC, es aconsejable adoptar algunas medidas. En primer lugar, trata de limitar la cantidad de pestañas y ventanas abiertas simultáneamente. Asegúrate de cerrar aquellas que ya no estés utilizando. Considera también la posibilidad de utilizar marcadores para las páginas web que visitas frecuentemente, en lugar de mantenerlas abiertas todo el tiempo.
En segundo lugar, revisa la lista de extensiones o complementos instalados en tu navegador y considera desactivar o eliminar aquellos que no uses con frecuencia. A menudo, las extensiones que parecen útiles pueden terminar consumiendo más recursos de los que realmente aportan en funcionalidad.
Finalmente, considera la posibilidad de utilizar un navegador optimizado para el rendimiento o con características de ahorro de energía. Muchos navegadores modernos ofrecen modos de "bajo consumo" o configuraciones que limitan el uso de recursos del sistema.
Implementando estas prácticas, podrías notar una mejora significativa en la velocidad y el rendimiento general de tu PC al navegar por internet. Además, la eficiencia energética de tu ordenador también podría mejorar, lo que puede resultar en un ahorro de energía y una vida útil más larga para tus componentes de hardware.