Del colaboracionismo 'pacífico' a la revuelta patriótica: Bulgaria durante la II Guerra Mundial

El rey búlgaro Boris III colaboró con el régimen nazi, aunque se opuso a participar en la invasión de Rusia y la deportación de judíos. Este colaboracionismo, además de la evidente oposición de la URSS, fue confrontado por la Resistencia del país liderada por el Frente Patriótico.
Del colaboracionismo 'pacífico' a la revuelta patriótica: Bulgaria durante la II Guerra Mundial

Aliada de Alemania en la Primera Guerra Mundial, Bulgaria también lo fue en la Segunda, aunque más en lo referente a política y economía que militarmente. La situación de la monarquía de Bulgaria fue, como apunta el historiador Stanley G. Payne en su libro El fascismo, “la más anómala de todas las de Europa”. En marzo de 1941, firmó el Pacto Tripartito con el Eje, pero no quiso declarar la guerra a la URSS ni participar en la invasión alemana. Aun así, tanto Gran Bretaña como Estados Unidos le declararon la guerra.

Cooperación con Hitler

El único rey europeo al que Hitler, que odiaba la monarquía, parecía respetar era Boris III, y eso que sólo dejó permanecer a las tropas germanas en su territorio para la invasión de Yugoslavia. Fue, por tanto, una “colaboración pacífica”. El monarca también se negó a participar en la Operación Barbarroja, la invasión de la URSS, defendiendo su neutralidad con este argumento: “Mis generales son germanófilos, mis diplomáticos anglófilos, la reina es italianófila y mi pueblo rusófilo”. Boris III y la Iglesia ortodoxa se opusieron asimismo a las sanciones y la deportación de los 50.000 judíos del país. Ante tal resistencia, Hitler se conformó con que Bulgaria se limitase a actuar como una policía de los Balcanes y le proporcionase minerales y alimentos.

El rey Boris III de Bulgaria
El rey Boris III de Bulgaria en la celebración del aniversario de su ascensión al trono, en Sofía, el 7 de octubre de 1937. Foto: Getty.

En agosto de 1943, poco después de haber visitado al Führer, el Rey sintió un dolor que él mismo relacionó con una angina de pecho. Finalmente murió y los médicos diagnosticaron una embolia coronaria aguda, pero pronto empezó a hablarse de un posible envenenamiento. En un cruce de acusaciones, los británicos señalaron a los alemanes y los alemanes a los británicos. También estaba en el punto de mira la URSS. Los comunistas búlgaros, que acusaron al régimen de haber colaborado obedientemente con el Tercer Reichquisieron borrar todo recuerdo de Boris III, así que exhumaron su cadáver y lo enterraron en un lugar secreto. Su sucesor en el trono, su hijo Simeón II, era un niño y quedó bajo la tutela de políticos al servicio de los alemanes.

Acuerdos con los aliados

La Resistencia, que crecía bajo el liderazgo de los comunistas, impulsó la creación del Frente Patriótico, destinado a combatir el colaboracionismo. Su fuerza armada era el Ejército Rebelde de Liberación Nacional, que incluía a más de 20.000 guerrilleros y simpatizantes. Agrupaba varias fuerzas antifascistas; entre ellas, el Partido Comunista Búlgaro, el ala izquierda de la Unión Agraria y la organización Zveno (“Enlace”).

Un grupo de partisanos búlgaros
Un grupo de partisanos búlgaros entran en la ciudad de Plovdiv durante la II Guerra Mundial. Foto: Getty.

A medida que la guerra se volvía contra Alemania y sus partidarios, y ante el imparable avance soviético, los dirigentes búlgaros buscaron acuerdos con los aliados. Pero era tarde. En septiembre de 1944, el Ejército Rojo se hacía con el país mientras la Resistencia llamaba a la insurrección.

El 9 de septiembre de 1944, el Frente Patriótico, apoyado por la URSS, dio un golpe de Estado que puso fin al régimen monárquico-fascista y permitió un alto el fuego con Stalin. Se formó Gobierno y se firmó la paz con los aliados.

La formación de Zveno

La organización político-militar Zveno (“Enlace”) había sido creada en 1930 por oficiales del Ejército e intelectuales búlgaros asociados al periódico del mismo nombre. Se declaraban elitistas y defendían una administración fuerte y centralizada. Su talante autoritario les hacía ver en los partidos políticos el origen de los problemas del país, al anteponer estos sus intereses a los del Estado. Su momento llegaría en mayo de 1934, cuando sus oficiales se hicieron con el poder mediante un golpe de Estado y colocaron a Kimon Georgiev como primer ministro.

Kimon Georgiev
Aunque Zveno se disolvió en 1949, su líder, Kimon Georgiev, ocupó puestos en el Gobierno hasta 1962. Foto: ASC.

En 1935, Boris III logró apartar a Zveno del poder para dirigir el país desde el trono. Ya durante la Segunda Guerra Mundial, y en vistas de la desastrosa situación de Alemania (con la que Bulgaria se había aliado en 1943), Zveno optó por unirse al movimiento de Resistencia antifascista, el Frente Patriótico, que protagonizó un golpe de Estado que devolvió el poder a Georgiev. Así, Zveno consiguió la firma de un acuerdo de alto el fuego con la Unión Soviética.

Recomendamos en