El sorprendente origen de los tiburones que conocemos hoy: descubren que vivieron 200 millones de años en el fondo del mar antes de conquistar el océano

Durante 200 millones de años, los tiburones no surcaban los mares como hoy. Vivían pegados al fondo marino, ocultos y discretos. Una nueva investigación ha revelado cuándo y cómo evolucionaron.
Hoy asociamos a los tiburones con las aguas profundas y abiertas, pero durante la mayor parte de su historia fueron habitantes discretos del lecho marino
Hoy asociamos a los tiburones con las aguas profundas y abiertas, pero durante la mayor parte de su historia fueron habitantes discretos del lecho marino. Foto: Istock/Christian Pérez

Cuando imaginamos a un tiburón, casi todos visualizamos la misma escena: una silueta poderosa deslizándose entre aguas azules abiertas, con su aleta dorsal cortando la superficie. Esa imagen, popularizada por documentales, películas y titulares de prensa, no podría estar más alejada de los orígenes reales de estos animales. La mayoría de las especies actuales no se parecen en absoluto al temido tiburón blanco o al ágil tiburón tigre. Y lo que es más sorprendente, durante la mayor parte de su existencia, los tiburones no vivieron en mar abierto. Eran criaturas del fondo.

Un nuevo estudio, publicado recientemente en la revista Ecology and Evolution, ha reconstruido la historia evolutiva de los tiburones a partir de más de 450 especies actuales. El trabajo, liderado por Joel Gayford y un equipo internacional de investigadores, revela que los primeros tiburones eran bentónicos: habitaban el lecho marino, con cuerpos más aplanados, colas asimétricas y estilos de vida discretos. La transición hacia los cuerpos profundos y simétricos de los tiburones pelágicos, capaces de surcar los océanos con eficiencia, fue un proceso evolutivo complejo y sorprendentemente reciente en la escala geológica.

De habitantes del fondo a reyes del océano

El linaje de los tiburones es muy antiguo, remontándose más allá de los dinosaurios. Pero no fue hasta el Jurásico y el Cretácico —hace entre 200 y 66 millones de años— cuando comenzaron a surgir formas más especializadas para la vida pelágica, es decir, en aguas abiertas. Según el estudio, hubo al menos cuatro transiciones evolutivas independientes hacia esta morfología de “cuerpo profundo” que caracteriza a los tiburones más conocidos de hoy.

Lo revelador es que estas transiciones no fueron simultáneas ni producto del azar. Coincidieron con periodos de grandes transformaciones planetarias: aumentos del nivel del mar, fragmentación continental, calentamiento de las aguas superficiales y cambios drásticos en las cadenas alimenticias marinas. Estos eventos, lejos de ser simples antecedentes geológicos, crearon las condiciones necesarias para que ciertos linajes de tiburones escaparan del fondo y se adaptaran a los vastos espacios del océano abierto.

El cuerpo profundo, con una aleta dorsal adelantada y una cola más simétrica y eficiente, no surgió por casualidad. Fue una adaptación clave que permitió a estos tiburones nadar más rápido, recorrer mayores distancias y cazar presas en mar abierto. Este cambio anatómico precedió incluso al cambio de hábitat, lo que sugiere una especie de “preparación evolutiva”: el cuerpo cambió primero, y eso facilitó la conquista de un nuevo entorno.

Una escena que revela cómo era la vida marina hace millones de años
Una escena que revela cómo era la vida marina hace millones de años. Recreación artística de un tiburón prehistórico. Foto: ChatGPT-4o/Christian Pérez

El papel del clima y los rivales marinos

Pero ¿por qué se produjo esta transformación justo entonces? Los científicos apuntan a varios factores. Durante el Jurásico y el Cretácico, el nivel del mar alcanzó algunos de sus picos históricos más altos. Al subir el agua, aumentaron las plataformas continentales y con ellas, los hábitats intermedios entre el fondo y el océano abierto. Al mismo tiempo, grandes reptiles marinos como los ictiosaurios comenzaron a desaparecer, dejando vacíos ecológicos que los tiburones pudieron aprovechar.

Además, los peces óseos (actinopterigios) también se diversificaron en esa época, generando nuevas presas para los tiburones. La expansión de estos peces en aguas abiertas pudo haber sido un incentivo decisivo: más comida en mar abierto significaba más oportunidades, pero también más competencia. Los tiburones que lograron adaptar su cuerpo para nadar mejor y aprovechar esos recursos prosperaron. Los que no, se quedaron en el fondo.

El estudio sugiere que no fue una simple “migración” hacia el océano abierto, sino una revolución anatómica y ecológica. Los tiburones que hoy dominan los mares como cazadores de alta velocidad son descendientes de linajes que lograron reinventarse completamente hace más de 100 millones de años.

No todos los tiburones son lo que parecen

A pesar de su fama, los tiburones pelágicos representan una pequeña fracción del total. De las más de 500 especies actuales, la inmensa mayoría sigue siendo bentónica o bentopelágica, es decir, vive cerca del fondo marino o en zonas intermedias. Es más, algunas especies actuales con cuerpo profundo siguen habitando cerca del lecho marino, lo que indica que forma y función no siempre coinciden de manera directa.

Esto pone en cuestión muchas suposiciones clásicas sobre la biología y evolución de estos animales. No existe un único “tiburón tipo”, ni mucho menos una línea evolutiva simple del fondo al mar abierto. La diversidad morfológica y ecológica de los tiburones es mucho más rica de lo que solemos imaginar.

El nuevo estudio revela que los tiburones actuales descienden de especies que pasaron millones de años ancladas al fondo marino
El nuevo estudio revela que los tiburones actuales descienden de especies que pasaron millones de años ancladas al fondo marino. Foto: Istock/Christian Pérez

Este estudio no solo cambia nuestra visión sobre los tiburones. También proporciona pistas valiosas sobre cómo los ecosistemas marinos han cambiado con el tiempo y cómo podrían volver a cambiar en el futuro. Comprender qué impulsó a los tiburones a colonizar el océano abierto en el pasado podría ayudarnos a prever cómo responderán ante los desafíos actuales, como el cambio climático, la acidificación de los océanos o la pesca excesiva.

Además, este tipo de investigaciones ayudan a desmitificar a los tiburones. Lejos de ser monstruos marinos o máquinas asesinas, son piezas clave de los ecosistemas, con una historia evolutiva tan fascinante como cualquier otro grupo animal. Pensarlos solo como depredadores pelágicos es ignorar siglos de evolución en las sombras del fondo marino.

La historia de los tiburones es, en el fondo, una historia de adaptación, transformación y supervivencia. Una historia que comenzó entre sedimentos oscuros y que, poco a poco, se elevó hasta conquistar el azul infinito del océano.

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