Parece sacado de una criatura fantástica: un pez con dientes en la frente. Pero no es producto de la ciencia ficción, sino de la evolución. Se trata del Hydrolagus colliei, conocido como “tiburón fantasma” o “ratfish”, un pez de las profundidades que sorprende no solo por su aspecto, sino por una característica anatómica poco común: un apéndice en su cabeza cubierto de dientes funcionales. Lo más desconcertante es para qué lo usa. Este apéndice dentado, exclusivo de los machos, cumple una función íntimamente ligada a la reproducción. Podría formar parte de nuestra lista de las especies de tiburón más asombrosas.
Un nuevo estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences ha confirmado que estos dientes no están en la boca, sino sobre la frente. Más sorprendente aún, se ha demostrado que son verdaderos dientes, no simples estructuras parecidas o escamas modificadas. Este hallazgo no solo reescribe lo que sabemos sobre la evolución de la dentición en vertebrados, sino que también abre nuevas preguntas sobre las capacidades ocultas del cuerpo para formar estructuras complejas fuera de sus ubicaciones habituales.
Un apéndice que muerde… pero no para comer
Los científicos llevaban tiempo intrigados por la presencia de una estructura frontal en los machos de algunas especies de quimeras. En el caso del Hydrolagus colliei, esa estructura —conocida como tenaculum— parece una pequeña masa carnosa en reposo, pero cuando se extiende revela un conjunto de afilados dientes organizados en hileras. Estos dientes no están ahí para atrapar presas, sino para sujetar a la hembra durante la cópula, una estrategia vista en otros peces cartilaginosos como los tiburones, pero que aquí se lleva a cabo con una herramienta totalmente distinta.
Según el estudio, “los machos desarrollan un tenaculum completamente dentado solo al alcanzar la madurez sexual”, y su aparición está estrechamente relacionada con señales genéticas específicas . Esta herramienta es tan especializada que incluso deja marcas visibles en las hembras tras el apareamiento.

Dientes de verdad, fuera de la boca
Lo que convierte este descubrimiento en algo más que una simple rareza es que, a nivel estructural y genético, los dientes del tenaculum no son escamas modificadas, como podría pensarse a primera vista. El equipo de investigación utilizó tomografías, análisis histológicos y estudios moleculares para determinar que estos dientes tienen pulpas internas, múltiples capas de dentina y un desarrollo que imita al de los dientes orales en tiburones y rayas.
Las imágenes obtenidas mediante micro-CT muestran que estas piezas dentales surgen desde el interior del apéndice, no desde la piel que lo recubre. Además, se detectó la expresión de genes como Sox2 y β-catenina, relacionados con el desarrollo dental. Esto refuerza la conclusión de que se trata de dientes auténticos: “Los dientes tenaculares se mineralizan de forma similar a los verdaderos dientes en otros condrictios”, señalan los autores.

Un vistazo al pasado: el fósil que lo confirma
Para entender el origen evolutivo de esta curiosa estructura, los investigadores no se limitaron a examinar ejemplares actuales. También analizaron un fósil de hace 315 millones de años, Helodus simplex, perteneciente al mismo linaje. Este fósil presentaba un apéndice similar en la cabeza, con dientes que, al igual que en los ejemplares vivos, se organizaban en forma de espiral.
Este hallazgo aporta una nueva perspectiva sobre la evolución dental en vertebrados. Los autores explican que “el tenaculum conserva características ancestrales como unidades dentales individuales, lo que refleja su origen en la dentición oral”. Es decir, no se trata de una invención evolutiva completamente nueva, sino de una reutilización de un programa genético antiguo en una ubicación diferente del cuerpo.

Una estructura que evoluciona para el sexo
El tenaculum no es el único apéndice que los machos de quimera han desarrollado para el apareamiento. También poseen otras estructuras, como claspers pélvicos y un pequeño órgano prensil delante de las aletas. Todas estas adaptaciones anatómicas refuerzan la idea de que, en estas especies, la reproducción ha sido un motor evolutivo clave.
Lo más sorprendente es que el tenaculum con dientes solo se desarrolla completamente en los machos, aunque las hembras pueden presentar un pequeño vestigio de esta estructura. Esto indica que su crecimiento está probablemente regulado por hormonas sexuales. El estudio lo describe como un “camino de desarrollo por defecto que solo madura completamente en los machos”, lo que lo convierte en un claro ejemplo de dimorfismo sexual .
Además, los dientes del tenaculum se reemplazan continuamente, a diferencia de los dientes orales del Hydrolagus colliei, que están fusionados en placas y no se regeneran. Este detalle añade una capa más de complejidad evolutiva, ya que sugiere que la capacidad de reemplazo dental se ha conservado solo en esta estructura reproductiva externa.
Una reliquia evolutiva que amplía nuestro mapa dental
Los científicos ven en este hallazgo mucho más que una curiosidad biológica. La existencia de dientes verdaderos fuera de la boca en un vertebrado moderno demuestra que la evolución puede reutilizar programas genéticos antiguos en lugares insospechados. El tenaculum representa una forma de "bricolaje evolutivo", en la que las piezas disponibles se combinan de maneras nuevas y sorprendentes.
Como explica el artículo, “el tenaculum se interpreta como una reliquia del desarrollo, que conserva un patrón odontogénico ancestral” . En lugar de buscar un único origen para los dientes, este enfoque plantea que la competencia dental puede surgir en distintos puntos del cuerpo, si las condiciones lo permiten. Este caso sugiere que los límites espaciales de la dentición en los vertebrados no son tan rígidos como se pensaba.
Este descubrimiento también invita a repensar cómo surgieron los dientes en los primeros vertebrados. Tal vez, en lugar de un solo origen en la boca, los dientes evolucionaron en múltiples regiones del cuerpo y fueron seleccionados donde resultaron más útiles, como en la boca para alimentarse o, en este caso, en la frente para reproducirse.
Referencias
- Karly E. Cohen, Michael I. Coates, Gareth J. Fraser. Teeth outside the jaw: Evolution and development of the toothed head clasper in chimaeras. Proceedings of the National Academy of Sciences (2025). DOI: 10.1073/pnas.2508054122.