Los protagonistas de la crisis de 1929 y la Gran Depresión

Hace casi 100 años la economía mundial también estaba en crisis, aunque no por una epidemias, sino por la primera gran crisis bursátil global, que se propagó rápidamente por un un mundo que aún no sabía qué era la globalización.
Crisis de 1929
Por el fotógrafo del World Telegram - Biblioteca del Congreso. Colección New York World-Telegram & Sun - Wikimedia Commons. - Multitud de depositantes se reúnen bajo la lluvia frente al Bank of United States tras su quiebra.

En octubre de 1929 la Bolsa de Nueva York, en Wall Street, comenzó a encadenar varios "días negros". Tras un "jueves negro", el 24 de octubre de 1929. Pero los siguientes lunes negro y martes negro, (28 y 29 de octubre de 1929) hicieron que el pánico cundiera, que la gente acudiera en tropel a sacar el dinero de los bancos antes de que quebrasen y que algunos de los agentes de Bolsa de aquel momento tirasen por las ventanas de los edificios.

El inicio de la crisis de 1929

En octubre de 1929, la Bolsa de Nueva York, ubicada en Wall Street, se convirtió en el epicentro de una serie de eventos que marcarían el inicio de la Gran Depresión. Este periodo, conocido como la crisis de 1929, tuvo repercusiones profundas en la economía global, afectando a países de todo el mundo y provocando un desempleo masivo. La caída de la bolsa no solo fue un desastre financiero, sino también un catalizador para revisar las teorías económicas de la época. Las políticas de los gobernantes, el comportamiento de los banqueros y las estrategias de los economistas jugaron un papel crucial en la forma en que se desarrolló y se intentó mitigar esta crisis.

Multitud en el American Union Bank de Nueva York durante una corrida bancaria a principios de la Gran Depresión. Crisis de 1929.
Multitud en el American Union Bank de Nueva York durante una corrida bancaria a principios de la Gran Depresión. Imagen: Archivo nacional de fotos - Wikipedia.

Octubre de 1929 y el colapso de la bolsa

En el fatídico octubre de 1929, la economía estadounidense, que había experimentado un crecimiento acelerado durante los años 20, se enfrentó a una dura realidad. La especulación desenfrenada en la bolsa de valores había inflado una burbuja financiera insostenible. Cuando esta burbuja estalló, el valor de las acciones cayó abruptamente, dejando a inversores y empresas en la ruina. La caída de la bolsa fue el resultado de una combinación de factores, incluyendo el exceso de crédito, la falta de regulación financiera adecuada y un optimismo desmedido que había llevado a muchos a invertir más allá de sus posibilidades.

El colapso de la bolsa no solo afectó a los grandes inversores, sino también a las personas comunes que habían puesto sus ahorros en el mercado de valores con la esperanza de obtener ganancias rápidas. La pérdida de confianza en el sistema financiero llevó a una retirada masiva de fondos de los bancos, lo que a su vez provocó una serie de quiebras bancarias. Este colapso financiero inicial se extendió rápidamente a otros sectores de la economía, marcando el comienzo de una recesión que se convertiría en la Gran Depresión.

Eventos clave: jueves negro, lunes negro y martes negro

El "jueves negro", 24 de octubre de 1929, fue el primer indicio de la catástrofe que se avecinaba. En ese día, el pánico se apoderó de los inversores cuando miles de acciones fueron puestas a la venta, pero no encontraban compradores. A pesar de los esfuerzos de los grandes bancos por estabilizar el mercado mediante la compra de acciones, la confianza ya estaba quebrada. Este evento fue seguido por el "lunes negro" y el "martes negro", el 28 y 29 de octubre, respectivamente, cuando la situación empeoró drásticamente.

Durante estos días críticos, el volumen de acciones vendidas alcanzó cifras récord, superando los 16 millones de transacciones en un solo día. La caída abrupta del valor de las acciones no solo afectó a las fortunas individuales, sino que también tuvo un impacto devastador en la economía en general. Las empresas se encontraron de repente con una falta de capital, lo que llevó a despidos masivos y a una contracción general del consumo y la demanda interna. Estos eventos marcaron un punto de no retorno, sumiendo al mundo en una crisis económica sin precedentes.

Principales figuras de la crisis de 1929

Crisis de 1929
Multitud reunida en la bolsa tras el colapso. Imagen: Gobierno US - Wikimedia Commons.

Herbert Hoover: políticas y respuestas

Herbert Hoover, presidente de los Estados Unidos durante el colapso de la bolsa, se enfrentó a críticas por su gestión de la crisis. Conocido por su enfoque conservador, Hoover subestimó la gravedad de la situación, creyendo que el mercado se corregiría por sí mismo sin necesidad de intervención gubernamental. Atribuyó la crisis a factores externos, como la debilidad de las economías europeas, y se mostró reacio a implementar reformas económicas significativas.

Las políticas de Hoover, centradas en mantener el equilibrio presupuestario y proteger a los bancos, no lograron frenar el aumento del desempleo ni la caída de la producción. Su negativa a proporcionar ayudas directas a los desempleados y su resistencia a adoptar medidas de estímulo económico fueron vistas como ineficaces. La falta de acción decisiva por parte del gobierno federal exacerbó la situación, contribuyendo a la percepción de que Hoover era "el hombre al que le daba igual", un apodo que reflejaba la frustración de la población con su liderazgo.

John Maynard Keynes y sus propuestas económicas

En medio del caos económico, el economista británico John Maynard Keynes emergió como una voz crítica del orden establecido. Keynes cuestionó las teorías económicas neoclásicas que dominaban la época, que sostenían que el libre mercado era capaz de resolver problemas como el desempleo y la pobreza sin intervención estatal. En su lugar, Keynes argumentó que la falta de demanda interna podía llevar a un estancamiento económico, y que era necesario que el gobierno interviniera para estimular la economía.

Keynes abogó por políticas fiscales expansivas, sugiriendo que el gasto público podía ayudar a reactivar la demanda y reducir el desempleo. Sus ideas, aunque inicialmente controvertidas, ganaron tracción a medida que la crisis se prolongaba. Las propuestas de Keynes no solo influyeron en la respuesta de algunos gobiernos a la Gran Depresión, sino que también sentaron las bases para el desarrollo de políticas económicas en las décadas siguientes, particularmente en el periodo de posguerra.

Louis Nathaniel Von Rothschild y el impacto en Europa

Mientras que la crisis se originó en Estados Unidos, sus efectos se sintieron rápidamente en Europa, donde el sistema bancario ya estaba debilitado por las secuelas de la Primera Guerra Mundial. Louis Nathaniel Von Rothschild, presidente del Creditanstalt, el mayor banco comercial de Austria, se encontró en el centro de la tormenta financiera. El colapso del Creditanstalt en 1931 fue un golpe devastador para la economía europea, provocando una serie de quiebras en otros bancos y agravando la crisis económica en el continente.

El fracaso del Creditanstalt no solo fue un reflejo de la interdependencia de las economías mundiales, sino que también subrayó las vulnerabilidades del sistema financiero europeo. La caída del banco austriaco tuvo un efecto dominó, afectando a otras instituciones financieras y contribuyendo al aumento del desempleo y la inestabilidad económica en toda Europa. La situación fue aprovechada por movimientos políticos extremistas, que utilizaron la crisis para ganar apoyo y culpar a grupos específicos, como los judíos, de los problemas económicos.

Jesse Livermore: el especulador durante el crash

En el mundo de las finanzas, Jesse Lauriston Livermore se destacó como un especulador que no solo sobrevivió al colapso de la bolsa, sino que prosperó durante el mismo. Livermore, conocido por su habilidad para anticipar movimientos del mercado, había ganado una fortuna vendiendo en corto antes del martes negro de 1929. Mientras la mayoría de los inversores sufrían pérdidas devastadoras, Livermore acumuló una riqueza considerable, convirtiéndose en un símbolo de éxito para muchos aspirantes a inversores.

Sin embargo, su historia también es un recordatorio de los riesgos de la especulación desenfrenada. A pesar de su éxito inicial, Livermore continuó tomando riesgos financieros significativos, lo que eventualmente llevó a la pérdida de gran parte de su fortuna. Su vida personal también fue tumultuosa, marcada por matrimonios problemáticos y una trágica muerte. Livermore dejó un legado complejo, siendo visto tanto como un genio de las finanzas como una advertencia sobre los peligros de la avaricia y la falta de moderación.

Franklin Delano Roosevelt y el New Deal

La elección de Franklin Delano Roosevelt como presidente de los Estados Unidos en 1932 marcó un punto de inflexión en la respuesta del país a la Gran Depresión. Roosevelt, con su enfoque proactivo y su promesa de un "New Deal" para el pueblo estadounidense, implementó una serie de reformas destinadas a revitalizar la economía y aliviar el sufrimiento de millones de ciudadanos. Su administración introdujo una nueva regulación bancaria, programas de obras públicas para crear empleo y medidas para fortalecer los derechos laborales.

El New Deal no solo buscaba abordar los problemas inmediatos de la crisis, sino también establecer un marco para prevenir futuras catástrofes económicas. Aunque las políticas de Roosevelt no resolvieron todos los problemas de la Gran Depresión de inmediato, sentaron las bases para la recuperación económica y la expansión del papel del gobierno en la economía. Su liderazgo durante este periodo crítico consolidó su legado como un presidente audaz que no temía desafiar el status quo para lograr el bienestar de su nación.

Consecuencias globales de la crisis de 1929

Crisis de 1929
Por el fotógrafo del World Telegram - Biblioteca del Congreso. Colección New York World-Telegram & Sun - Wikimedia Commons.

Quiebras bancarias y desempleo masivo

La crisis de 1929 tuvo un impacto devastador en el sistema bancario global. En Estados Unidos, la desconfianza en las instituciones financieras llevó a una ola de retiros bancarios, lo que resultó en la quiebra de miles de bancos. Esta situación se replicó en otros países, donde la falta de liquidez y el colapso de las instituciones financieras exacerbaron la recesión económica. La pérdida de ahorros y la falta de acceso al crédito paralizaron la actividad económica, provocando un desempleo masivo en todo el mundo.

El desempleo se convirtió en una de las características más visibles de la Gran Depresión. Millones de personas perdieron sus empleos, lo que llevó a un aumento de la pobreza y la desesperación. Las largas filas en busca de trabajo y las colas para recibir alimentos se convirtieron en imágenes icónicas de la época. La falta de ingresos no solo afectó a las familias, sino que también redujo el consumo, creando un ciclo vicioso que dificultaba la recuperación económica.

Afectación a países endeudados

La crisis de 1929 tuvo un impacto particularmente severo en aquellos países que ya estaban endeudados debido a las consecuencias de la Primera Guerra Mundial. Las economías de Europa, debilitadas por la guerra y con deudas significativas, se vieron especialmente afectadas por la caída del comercio internacional y la contracción del crédito. La incapacidad de estos países para pagar sus deudas exacerbó la crisis económica y social, contribuyendo a la inestabilidad política que caracterizó a la década de 1930.

En América Latina, muchos países dependían de la exportación de materias primas, y la caída de los precios internacionales redujo drásticamente sus ingresos. La falta de divisas y el aumento de las deudas externas llevaron a la adopción de políticas proteccionistas, que a menudo resultaron ineficaces para abordar los problemas económicos subyacentes. La crisis también fomentó el surgimiento de regímenes autoritarios que prometían estabilidad y crecimiento económico, aunque a menudo a costa de las libertades democráticas.

La interdependencia de las economías mundiales

La crisis de 1929 puso de manifiesto la creciente interdependencia de las economías mundiales. A medida que el colapso financiero se extendía de un país a otro, quedó claro que las economías nacionales ya no podían considerarse aisladas. Los problemas económicos en un país tenían el potencial de desencadenar crisis en otros, como se evidenció en la rápida propagación de la depresión desde Estados Unidos a Europa y más allá.

Esta interdependencia también subrayó la necesidad de una cooperación internacional más estrecha para abordar problemas económicos globales. La falta de coordinación y las políticas proteccionistas adoptadas por muchos países durante la crisis exacerbaron la situación, llevando a una reducción del comercio internacional y a una mayor contracción económica. La experiencia de la Gran Depresión impulsó el desarrollo de instituciones internacionales y acuerdos económicos en las décadas posteriores, con el objetivo de prevenir futuras crisis globales.

Revisión de teorías económicas tras la crisis

Impacto en las políticas monetarias y fiscales

La crisis de 1929 y la posterior Gran Depresión llevaron a una revisión fundamental de las teorías económicas vigentes. Las políticas monetarias y fiscales tradicionales, que se centraban en el equilibrio presupuestario y la no intervención del estado, fueron cuestionadas. Los economistas comenzaron a abogar por un papel más activo del gobierno en la gestión de la economía, utilizando herramientas fiscales y monetarias para estimular el crecimiento y estabilizar los mercados.

El enfoque keynesiano, que proponía el uso del gasto público para aumentar la demanda y reducir el desempleo, ganó aceptación en muchos países. Esta nueva perspectiva económica influyó en las políticas adoptadas durante el New Deal de Roosevelt y en otras iniciativas gubernamentales en todo el mundo. La crisis también llevó a la creación de instituciones financieras internacionales, como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, para promover la estabilidad económica global.

Desempleados haciendo cola ante un comedor social de la Depresión abierto en Chicago por Al Capone.
Desempleados haciendo cola ante un comedor social de la Depresión abierto en Chicago por Al Capone. Imagen: Wikimedia Commons.

El papel del estado en la economía

La Gran Depresión marcó un cambio significativo en la percepción del papel del estado en la economía. Antes de la crisis, prevalecía la creencia de que los mercados podían autorregularse y que la intervención gubernamental debía ser mínima. Sin embargo, la magnitud de la depresión y el fracaso de las políticas tradicionales para abordar sus efectos llevaron a un replanteamiento de esta visión.

El estado comenzó a asumir un papel más activo en la regulación de los mercados financieros, la provisión de servicios sociales y la promoción del empleo. Las políticas de bienestar social y las medidas de estímulo económico se convirtieron en componentes esenciales de la gobernanza económica en muchos países. Este cambio de enfoque no solo ayudó a mitigar los efectos de la crisis, sino que también estableció un precedente para la intervención gubernamental en futuras recesiones económicas.

Conclusiones: lecciones aprendidas y legado

La crisis de 1929 y la Gran Depresión que le siguió dejaron un legado duradero en la economía mundial. Las lecciones aprendidas de este periodo han influido en la formulación de políticas económicas y en la regulación financiera durante casi un siglo. La necesidad de una mayor supervisión del sistema financiero, la importancia de la cooperación internacional y el reconocimiento del papel del estado en la economía son algunos de los principios que surgieron de esta experiencia.

Aunque las circunstancias económicas han cambiado desde entonces, la crisis de 1929 sigue siendo un recordatorio de los riesgos de la especulación desenfrenada y la falta de regulación. Los desafíos económicos actuales, como las crisis financieras globales y la creciente interdependencia económica, subrayan la relevancia de estas lecciones históricas. La capacidad de aprender del pasado y adaptarse a nuevas realidades seguirá siendo crucial para garantizar la estabilidad y el crecimiento económico en el futuro.

Referencias

  • Romo, H. G. (2014). Las crisis: De la Gran Depresión a la primera gran crisis mundial del siglo XXI. Ediciones Era.
  • Crafts, N., & Fearon, P. (Eds.). (2013). The great depression of the 1930s: lessons for today. Oxford University Press, USA.

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