El núcleo interno de la Tierra, tradicionalmente considerado una esfera homogénea, es en realidad una estructura compleja y texturizada, según un estudio reciente publicado en Nature Communications. Compuesto principalmente de hierro y níquel, el núcleo interno se encuentra a unos 6371 kilómetros bajo la superficie terrestre y juega un papel crucial en la dinámica del planeta. A diferencia del núcleo externo líquido, el núcleo interno es sólido debido a la presión extrema que contrarresta las altas temperaturas.
Este descubrimiento desafía las concepciones previas y sugiere una distribución no uniforme de sus componentes, lo que podría influir en la transferencia de calor y en la dinámica del campo magnético terrestre. Utilizando datos sísmicos de terremotos y una red global de sismómetros, los investigadores han mapeado la estructura interna del núcleo con una precisión sin precedentes, revelando la presencia de hierro líquido atrapado. Estos hallazgos son esenciales para comprender la evolución geodinámica de la Tierra y su campo magnético a lo largo del tiempo.
El núcleo interno de la Tierra es un enigma que ha intrigado a la comunidad científica durante décadas. Recientes investigaciones han desafiado la concepción tradicional de que esta parte del planeta es una masa uniforme y homogénea. En lugar de ello, el núcleo interno se asemeja a un tapiz complejo, compuesto por diferentes "tejidos" que revelan una estructura más diversa de lo que se pensaba anteriormente. Este descubrimiento, publicado en la prestigiosa revista Nature Communications, abre nuevas perspectivas sobre la dinámica interna de nuestro planeta y su evolución a lo largo del tiempo.

Los investigadores analizaron miles de terremotos que rebotan en el centro de metal sólido de la Tierra. Concretamente, utilizaron datos sísmicos de una red global de 20 conjuntos de sismómetros que están diseñados para detectar señales diminutas de explosiones nucleares subterráneas. Estos consistían en instrumentos colocados en pozos perforados hasta 10 metros de profundidad en formaciones de granito, dispuestos en patrones para mejorar las señales que captan, similares a antenas parabólicas. Al medir esta retrodispersión en una red mundial de instrumentos de detección, los científicos pudieron mapear su estructura interna.
"Nuestro mayor descubrimiento es que la falta de homogeneidad tiende a ser más fuerte cuando se profundiza. Hacia el centro de la Tierra, tiende a ser más fuerte", destaca Pang. "Creemos que este tejido está relacionado con la rapidez con la que crecía el núcleo interno. Hace mucho tiempo, el núcleo interno creció muy rápido. Alcanzó un equilibrio y luego comenzó a crecer mucho más lentamente", dijo el sismólogo Keith Koper, coautor del trabajo.
¿Qué es el núcleo interno de la Tierra?
Definición y composición del núcleo interno
El núcleo interno de la Tierra es la capa más profunda de nuestro planeta, situada a aproximadamente 6371 kilómetros bajo la superficie. Está compuesto principalmente por una aleación de hierro y níquel, acompañada de elementos más ligeros como oxígeno, silicio y azufre. A pesar de las extremas presiones y temperaturas que se experimentan en esta región, el núcleo interno se mantiene en un estado sólido. Este fenómeno es atribuido a la presión abrumadora que contrarresta las altas temperaturas, permitiendo que el hierro permanezca en estado sólido.
La comprensión del núcleo interno es crucial para los científicos, ya que su composición y comportamiento afectan directamente a la dinámica terrestre. La presencia de elementos ligeros en el núcleo interno sugiere procesos complejos durante su formación y crecimiento, lo que influye en la manera en que el calor se transfiere desde el núcleo hacia las capas superiores de la Tierra. Esta transferencia de calor es fundamental para los procesos geodinámicos que ocurren en el planeta.
El estudio del núcleo interno no solo se centra en su composición, sino también en su papel en la historia geológica de la Tierra. Los científicos creen que el núcleo interno ha experimentado cambios significativos desde su formación, lo que ha tenido implicaciones en la evolución del campo magnético terrestre y en la tectónica de placas.

Núcleo interno vs. núcleo externo: diferencias clave
El núcleo de la Tierra se divide en dos partes principales: el núcleo interno y el núcleo externo. Mientras que el núcleo interno es sólido, el núcleo externo es una capa de hierro y níquel en estado líquido. Esta diferencia en estado físico es una de las características más distintivas entre ambos núcleos. La existencia de un núcleo externo líquido es fundamental para la generación del campo magnético terrestre a través del proceso conocido como geodinamo.
El núcleo externo, al ser líquido, permite el movimiento de corrientes de convección que son esenciales para la generación y mantenimiento del campo magnético de la Tierra. Estas corrientes de convección son impulsadas por el calor que se transfiere desde el núcleo interno sólido hacia el núcleo externo líquido. Este proceso de geodinamo es vital para proteger a la Tierra de la radiación solar y cósmica, y es responsable de fenómenos como las auroras boreales.
Las diferencias entre el núcleo interno y el núcleo externo también se reflejan en sus composiciones químicas. Aunque ambos están compuestos principalmente por hierro y níquel, el núcleo externo contiene una mayor proporción de elementos ligeros, lo que influye en su comportamiento dinámico. Estas diferencias en composición y estado físico son clave para comprender cómo funciona el interior de nuestro planeta y cómo ha evolucionado a lo largo del tiempo.
Descubrimientos recientes sobre el núcleo interno
Texturización y falta de homogeneidad
El núcleo interno de la Tierra, anteriormente considerado una esfera homogénea, ha revelado una textura compleja y variada. Este hallazgo desafía las suposiciones previas y sugiere que el núcleo interno está compuesto por diferentes "tejidos" que varían en su estructura. La falta de homogeneidad en el núcleo interno es más pronunciada hacia su centro, lo que indica una distribución desigual de sus componentes.
La texturización del núcleo interno podría estar relacionada con su proceso de crecimiento histórico. Los investigadores han propuesto que, en sus etapas iniciales, el núcleo interno creció rápidamente, alcanzando un equilibrio antes de comenzar a expandirse a un ritmo más lento. Este patrón de crecimiento podría explicar las variaciones en la estructura interna del núcleo, así como la presencia de regiones con diferentes propiedades físicas y químicas.

Este descubrimiento tiene implicaciones significativas para nuestra comprensión de los procesos geodinámicos que ocurren en el interior de la Tierra. La variabilidad en la estructura del núcleo interno podría influir en la forma en que el calor se transfiere desde el núcleo hacia el manto, afectando así a la tectónica de placas y a la dinámica del campo magnético terrestre.
Estudio de Nature Communications: metodología y hallazgos
El estudio publicado en Nature Communications utilizó una innovadora metodología para investigar la estructura del núcleo interno de la Tierra. Los investigadores analizaron datos sísmicos de miles de terremotos, aprovechando las ondas sísmicas que rebotan en el núcleo interno para mapear su estructura. Este enfoque permitió a los científicos obtener una visión detallada de la texturización del núcleo interno y su falta de homogeneidad.
El equipo de investigación empleó una red global de sismómetros, diseñada para detectar señales diminutas de explosiones nucleares subterráneas. Estos sismómetros, colocados en pozos perforados en formaciones de granito, se dispusieron en patrones que mejoran la capacidad de captación de señales, similar a las antenas parabólicas. Esta red global permitió a los investigadores medir la retrodispersión de las ondas sísmicas y mapear la estructura interna del núcleo con una precisión sin precedentes.
Los hallazgos del estudio proporcionan una "nueva visión" sobre cómo el núcleo interno de la Tierra ha crecido y se ha solidificado con el tiempo. La investigación sugiere que no todo el hierro en el núcleo interno se ha solidificado, lo que implica la presencia de hierro líquido atrapado en su interior. Esta información es crucial para comprender la dinámica interna de la Tierra y su evolución a lo largo de millones de años.
Uso de datos sísmicos y red global de sismómetros
El uso de datos sísmicos es una herramienta fundamental para estudiar el interior de la Tierra, especialmente en regiones tan inaccesibles como el núcleo interno. Las ondas sísmicas generadas por terremotos proporcionan información valiosa sobre la estructura y composición de las capas internas del planeta. En el caso del núcleo interno, estas ondas permiten a los científicos mapear su estructura y detectar variaciones en su composición.
La red global de sismómetros utilizada en el estudio es esencial para la detección de señales sísmicas diminutas que rebotan en el núcleo interno. Estos sismómetros están diseñados para captar ondas sísmicas con una alta sensibilidad, lo que permite a los investigadores obtener datos precisos sobre la estructura interna del núcleo. La disposición estratégica de los sismómetros en pozos de granito mejora su capacidad de detección, similar a cómo las antenas parabólicas captan señales de radio.

La combinación de datos sísmicos y tecnología avanzada de sismometría ha permitido a los investigadores obtener una visión sin precedentes del núcleo interno de la Tierra. Estos avances en la investigación sísmica continúan desvelando los misterios de las profundidades de nuestro planeta, proporcionando información crucial para comprender su dinámica interna y su evolución a lo largo del tiempo.
Importancia del núcleo interno en la estructura de la Tierra
Relación con el crecimiento histórico del núcleo
El crecimiento histórico del núcleo interno de la Tierra es un factor clave para entender su estructura actual y su papel en la dinámica planetaria. Los científicos creen que el núcleo interno ha pasado por diferentes fases de crecimiento, comenzando con un rápido aumento de tamaño en sus primeras etapas, seguido por un periodo de equilibrio y un crecimiento más lento. Este patrón de crecimiento ha influido en la distribución de los elementos dentro del núcleo y en su texturización.
La relación entre el crecimiento del núcleo interno y su estructura es compleja. A medida que el núcleo interno crece, el hierro se solidifica a partir del núcleo externo líquido, formando una estructura cristalina que varía en su composición y propiedades físicas. Este proceso de solidificación no es uniforme, lo que resulta en una falta de homogeneidad en el núcleo interno y en la presencia de regiones con diferentes características.
El estudio del crecimiento histórico del núcleo interno es fundamental para comprender cómo ha evolucionado el campo magnético terrestre. La solidificación del hierro en el núcleo interno libera calor, que impulsa las corrientes de convección en el núcleo externo líquido, generando el campo magnético. Por lo tanto, el crecimiento del núcleo interno está intrínsecamente ligado a la dinámica del campo magnético y a la protección de la Tierra frente a la radiación solar y cósmica.
Impacto en el campo magnético terrestre
El núcleo interno de la Tierra desempeña un papel crucial en la generación y mantenimiento del campo magnético terrestre. Este campo magnético es esencial para proteger al planeta de la radiación solar y cósmica, y es responsable de fenómenos como las auroras boreales. La generación del campo magnético se produce en el núcleo externo líquido, donde las corrientes de convección impulsadas por el calor del núcleo interno crean un efecto de geodinamo.

El impacto del núcleo interno en el campo magnético terrestre está relacionado con su crecimiento y solidificación. A medida que el núcleo interno crece, libera calor que impulsa las corrientes de convección en el núcleo externo. Estas corrientes son responsables de la generación del campo magnético, que se extiende desde el núcleo hasta el espacio exterior, formando una barrera protectora alrededor del planeta.
La variabilidad en la estructura del núcleo interno, como la texturización y la falta de homogeneidad, puede influir en la dinámica del campo magnético. Cambios en la distribución de los elementos dentro del núcleo interno pueden afectar la transferencia de calor y, por lo tanto, las corrientes de convección en el núcleo externo. Este proceso es fundamental para comprender cómo ha evolucionado el campo magnético a lo largo del tiempo y cómo podría cambiar en el futuro.
Capas de la Tierra y sus características
Corteza, manto, núcleo exterior y núcleo interno
La Tierra está compuesta por varias capas distintas, cada una con sus propias características y funciones. La corteza terrestre es la capa más externa y está formada por corteza continental y oceánica. Esta capa está compuesta principalmente por rocas de silicato y varía en espesor, desde unos pocos kilómetros bajo los océanos hasta más de 70 kilómetros bajo los continentes.
Debajo de la corteza se encuentra el manto, que constituye aproximadamente el 84% del volumen de la Tierra. El manto está compuesto de roca sólida, pero se comporta como un fluido viscoso en escalas de tiempo geológicas, lo que permite que ocurran procesos de convección. Estos procesos son fundamentales para la tectónica de placas y la dinámica interna del planeta.
El núcleo exterior es una capa de hierro fundido y níquel que rodea el núcleo interno. Tiene aproximadamente 2200 kilómetros de espesor y es responsable de generar el campo magnético de la Tierra a través del proceso de geodinamo. Finalmente, el núcleo interno es la capa más profunda, compuesta principalmente de una aleación de hierro y níquel, y se mantiene en estado sólido a pesar de las extremas presiones y temperaturas.
Composición y funciones de cada capa
Cada capa de la Tierra tiene una composición única y desempeña funciones específicas en la dinámica del planeta. La corteza terrestre, formada por rocas de silicato, es la capa donde se desarrollan los procesos geológicos superficiales, como la formación de montañas, terremotos y volcanes. La corteza también alberga la biosfera, donde se desarrolla la vida en el planeta.

El manto, compuesto principalmente de olivino y otros minerales de silicato, es responsable de la convección térmica que impulsa la tectónica de placas. Este movimiento de las placas tectónicas es fundamental para la formación de continentes, océanos y montañas, y para la actividad volcánica que recicla los materiales de la corteza.
El núcleo exterior, compuesto de hierro y níquel en estado líquido, genera el campo magnético de la Tierra a través del proceso de geodinamo. Este campo magnético es esencial para proteger al planeta de la radiación solar y cósmica, y desempeña un papel crucial en la navegación y en la protección de la atmósfera.
El núcleo interno, compuesto principalmente de hierro y níquel en estado sólido, influye en la dinámica del núcleo exterior y en la generación del campo magnético. Su crecimiento y solidificación liberan calor que impulsa las corrientes de convección en el núcleo externo, manteniendo el campo magnético y protegiendo al planeta.
Referencia:
- Guanning Pang, Enhanced inner core fine-scale heterogeneity towards Earth's centre, Nature (2023). DOI: 10.1038/s41586-023-06213-2. www.nature.com/articles/s41586-023-06213-2
- Phạm, TS., Tkalčić, H. Up-to-fivefold reverberating waves through the Earth’s center and distinctly anisotropic innermost inner core. Nat Commun 14, 754 (2023). https://doi.org/10.1038/s41467-023-36074-2
- “Dynamic history of the inner core constrained by seismic anisotropy” by Daniel A. Frost, Marine Lasbleis, Brian Chandler and Barbara Romanowicz, 3 June 2021, Nature Geoscience. DOI: 10.1038/s41561-021-00761-w