Ötzi es una de las momias humanas más antiguas, conocidas y estudiadas que existen. Descubierto por casualidad por unos alpinistas el 19 de septiembre de 1991 en los Alpes de Ötzal, el conocido como hombre de hielo vivió en la Edad del Cobre, pero aún hoy sigue desvelándonos sus secretos.

El último descubrimiento sobre la momia, publicado en la revista Cell Genomics, apunta a que el hombre de hielo del Tirol tuvo la piel más oscura que los europeos actuales y que fue calvo. Los investigadores también han encontrado en el genoma de Ötzi genes que presentan un mayor riesgo de obesidad y diabetes tipo 2. Sin embargo, creen que estos factores no se activaron en el hombre porque tenía un estilo de vida saludable.
Ötzi es la momia más antigua de Europa. Sus restos se encuentran en el Museo Arqueológico del Tirol del Sur (Italia) y se cree que murió hacia el 3255 a.C., con unos 45 años. El hombre medía 1,60 metros y pesaba 50 kilos. Tenía artritis y múltiples caries.
Las primeras reconstrucciones que se hicieron del hombre de hielo indicaban que Ötzi, que recibió este nombre por el lugar donde fue encontrado: los Alpes de Ötzal, pudo tener la piel blanca, los ojos claros y ser un tanto peludo. Estudios posteriores revelaron, por el contrario, que los ojos de Ötzi eran de color marrón.
El actual estudio, el más avanzado a nivel genético, indica que su piel fue más oscura de lo que se pensaba. “Es el tono de piel más oscuro que se ha registrado en individuos europeos contemporáneos", explica el antropólogo Albert Zink, coautor del estudio y director del Instituto de Investigación Eurac de Estudios sobre Momias de Bolzano. "Antes se pensaba que la piel de la momia se había oscurecido durante su conservación en el hielo, pero presumiblemente lo que vemos ahora es, en realidad, en gran medida el color de piel original de Ötzi. Saber esto, por supuesto, también es importante para la correcta conservación de la momia".
Hasta ahora se creía que Ötzi lució una cabellera larga, pero tal y como apuntan los investigadores, al ser un hombre maduro, lo más probable es que ya no tuviera el pelo largo y espeso, sino como mucho una escasa coronilla. De hecho, sus genes muestran una predisposición a la calvicie. "Se trata de un resultado relativamente claro y también podría explicar por qué casi no se encontró pelo en la momia", afirma Zink.
La composición genética de la mayoría de los europeos actuales es fruto principalmente de la mezcla de tres grupos ancestrales. Los cazadores-recolectores occidentales se fusionaron gradualmente con los primeros agricultores que emigraron de Anatolia (actual Turquía) hace unos 8.000 años y a los que más tarde se unieron los pastores esteparios de Europa del Este, hace aproximadamente 4.900 años.
En 2012, el análisis inicial del genoma del hombre de hielo reveló rastros genéticos de estos pastores esteparios. Sin embargo, los nuevos resultados más avanzados ya no apoyan este hallazgo. La razón de la inexactitud sería que la muestra original se habría contaminado con ADN moderno. Desde aquel primer estudio, las tecnologías de secuenciación han avanzado mucho y se han descifrado más genomas de otros europeos que vivieron en la Prehistoria, a menudo a partir de restos de huesos. De esta manera, los investigadores han podido comparar el código genético de Ötzi con el de otras personas que vivieron en su misma época y cuyos genomas están disponibles. Lo que se ha descubierto es que el genoma del hombre de hielo tiene más ancestros en común con los primeros agricultores que habitaron Anatolia que cualquiera de sus homólogos europeos.
El equipo de investigadores concluye que el hombre de hielo procedía de una población relativamente aislada que tuvo muy poco contacto con otros grupos europeos. "Nos sorprendió mucho no encontrar rastros de pastores esteparios de Europa del Este en el análisis más reciente del genoma del hombre de hielo; la proporción de genes de cazadores-recolectores en el genoma de Ötzi es también muy baja. Genéticamente, sus antepasados parecen haber llegado directamente de Anatolia sin mezclarse con grupos de cazadores-recolectores", explica Johannes Krause, jefe del Departamento de Arqueogenética del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Leipzig y coautor del estudio.
Referencia:
Wang, K., Prüfer, K., Krause-Kyora, B. et. al. 2023. High-coverage genome of the Tyrolean Iceman reveals unusually high Anatolian farmer ancestry. Cell Genomics. DOI: https://doi.org/10.1016/j.xgen.2023.100377