Los científicos no saben por qué hay cerebros humanos de hace 12.000 años sorprendentemente bien conservados

Hasta el hallazgo de un cerebro humano bien conservado se consideraba raro. ¿Hay que cambiar la perspectiva?
Los científicos no saben por qué hay cerebros humanos de hace 12.000 años sorprendentemente bien conservados

Estamos habituados a que los registros geológicos nos demuestren que la preservación de los tejidos blandos es bastante complicada, peculiar, anómala. Ahora, un nuevo estudio ha catalogado cerebros humanos que se han encontrado en registros arqueológicos de todo el mundo. Más de 4.400 cerebros humanos conservados a lo largo del tiempo, y ha descubierto que nuestro órgano pensante resiste la descomposición mucho más de lo que pensábamos.

Los científicos no saben por qué hay cerebros humanos de hace 12.000 años sorprendentemente bien conservados - Midjourney/Sarah Romero

"En el campo forense, es bien sabido que el cerebro es uno de los primeros órganos en descomponerse después de la muerte", dijo Alexandra Morton-Hayward, investigadora de posgrado y autora principal del estudio que publica la revista Proceedings of the Royal Society B. “Sin embargo, este enorme archivo demuestra claramente que hay ciertas circunstancias en las que sobrevive. Ya sea que esas circunstancias sean ambientales o estén relacionadas con la bioquímica única del cerebro, es el foco de nuestro trabajo actual y futuro. Estamos encontrando números y tipos asombrosos de biomoléculas antiguas conservadas en estos cerebros arqueológicos, y es emocionante explorar todo eso. Pueden hablarnos sobre la vida y la muerte de nuestros antepasados".

No tan insólito

La investigadora repasó una gran cantidad de artículos científicos que hablaban del hallazgo de cierto cráneo en buen estado de conservación de hacía 2.500 años. Otro estudio hacía también referencia a otro, y así sucesivamente. Se dio cuenta, tras más de una década de investigación, que todos esos estudios presentaban el descubrimiento de un cerebro bien conservado como algo único en todas las ocasiones.

"Para ser honesto, no esperamos que un cerebro se conserve en ningún tipo de entorno", dice la experta. “Si, como arqueólogo, excavo una tumba y encuentro un cerebro dando vueltas dentro de un cráneo, me sorprendería. Pero en particular, no esperamos que los tejidos blandos se conserven en ambientes anegados”.

¿No es tan raro que se conserven? - Alexandra L. Morton-Hayward

Base de datos de cerebros

En el nuevo trabajo, los científicos han construido un archivo de 4.400 cerebros humanos preservados en el registro arqueológico procedentes de personas de lugares de todo el mundo (exceptuando la Antártida), desde exploradores del Polo Norte, víctimas del sacrificio ritual inca en el volcán inactivo Llullaillaco alrededor del año 1450 d.C., o incluso soldados de la Guerra Civil española acumulados en una fosa común; algunos datan de hace casi 12.000 años y hasta 1.300 de ellos sobrevivieron incluso cuando el resto de tejidos blandos se había descompuesto. Todos ellos contaban con condiciones que evitaban la descomposición. (Curiosamente, estos cerebros también representan los más antiguos del archivo, y varios datan de la última Edad de Hielo).

"Este registro de cerebros antiguos pone de relieve la variedad de entornos en los que pueden conservarse, desde el alto Ártico hasta los desiertos áridos", aclara la profesora Erin Saupe del Departamento de Ciencias de la Tierra de Oxford y coautora del trabajo.

Ejemplos de cerebros conservados - Alexandra L. Morton-Hayward

Su trabajo implicó examinar detenidamente toda la literatura científica publicada que pudieron conseguir, así como llegar a historiadores de todo el mundo.

El análisis de datos climáticos históricos reveló patrones en las condiciones ambientales asociados con diferentes modos de conservación a lo largo del tiempo, incluida la deshidratación, la congelación, la saponificación (la transformación de grasas en 'cera de tumbas') y el curtido (generalmente con turba, para formar 'momias de pantano').

“Si esas circunstancias son ambientales o están relacionadas con la bioquímica única del cerebro es el foco de nuestro trabajo actual y futuro. Estamos encontrando cantidades y tipos asombrosos de biomoléculas antiguas conservadas en estos cerebros arqueológicos. Es emocionante explorar todo lo que nos pueden decir sobre la vida y la muerte de nuestros antepasados”, aclaran los autores.

Sin embargo, de esos 1.308 que fueron la única estructura de tejido blando que sobrevivió, el método de conservación de estos cerebros no pudo vincularse a las condiciones naturales de conservación. Estos restos fueron encontrados en lugares como fosas comunes y poco profundas, tumbas, naufragios o túmulos, lo que, según los científicos, sugiere que podría haber un mecanismo de preservación de los tejidos blandos que sea específico del sistema nervioso central aunque esto representa un nuevo misterio.

Lo positivo de todo esto es que apenas se ha estudiado el 1% de los cerebros conservados en busca de biomoléculas antiguas, por lo que el potencial sin explotar se presenta como un archivo gigante al pasado acerca de la salud, las enfermedades y la evolución humana en la antigüedad.

Alexandra Morton-Hayward, antropóloga forense y candidata a doctorado en la Universidad de Oxford - Graham Poulter

REferencias:

  • A.L. Morton-Hayward et al. Human brains preserve in diverse environments for at least 12,000 years. Proceedings of the Royal Society B. Published online March 20 2024. doi: 10.1098/rspb.2023.2606.
  • Franks, D. (2019). The Evolution of the Human Brain. Neurosociology: Fundamentals and Current Findings. https://doi.org/10.1007/978-1-4419-5531-9_2.
  • DeSilva, J., Traniello, J., Claxton, A., & Fannin, L. (2021). When and Why Did Human Brains Decrease in Size? A New Change-Point Analysis and Insights From Brain Evolution in Ants. , 9. https://doi.org/10.3389/fevo.2021.742639.
  • Eze, U., Bhaduri, A., Haeussler, M., Nowakowski, T., & Kriegstein, A. (2020). Single-cell atlas of early human brain development highlights heterogeneity of human neuroepithelial cells and early radial glia. Nature Neuroscience, 24, 584 - 594. https://doi.org/10.1038/s41593-020-00794-1.

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