Los orígenes y modos de vida de nuestros antepasados: los celtas en Hispania

Los pueblos celtas que poblaron la península ibérica antes de la conquista romana constituyen una de nuestras raíces principales y perviven en nuestro acervo cultural a través de topónimos, creencias, tradiciones o leyendas
Los orígenes y modos de vida de nuestros antepasados: los celtas en Hispania

El artículo explora la rica herencia cultural de los celtas en la península ibérica, conocida como Hispania. Los celtas, junto con otros grupos como los iberos y tartesios, contribuyeron a un mosaico cultural que perdura hasta hoy. La interacción entre estos pueblos generó un mestizaje que, aunque culminó en la romanización, mantuvo vivas las raíces celtas. Investigaciones interdisciplinarias en arqueología, lingüística y genética han revelado la influencia celta en la península, evidenciada en asentamientos como los castros y en la toponimia actual.

Castro galaico de Santa Tecla, en el municipio de La Guardia (Pontevedra). Foto: Shutterstock.

Además, los celtíberos jugaron un papel crucial en la expansión cultural. A pesar de la romanización, la cultura celta persistió, adaptándose a los cambios. Hoy en día, su legado se refleja en tradiciones, toponimia y elementos culturales, subrayando la importancia de proteger este patrimonio para enriquecer la comprensión histórica y cultural de Hispania.

Interés histórico y cultural de los celtas en Hispania

Raíz cultural y étnica: celtas e iberos

La frase del poeta Marcial, «Nosotros somos hijos de celtas y de iberos», captura la esencia de la dualidad cultural que caracterizaba a los habitantes de la península ibérica. Esta coexistencia de raíces celtas e ibéricas refleja un complejo entramado de influencias culturales que ha perdurado a lo largo de los siglos. Los celtas, con su cultura guerrera y pastoril, se integraron en el tejido social de la península, aportando sus propias tradiciones y modos de vida. Por su parte, los iberos, con un origen que se remonta al Neolítico, contribuyeron con su lengua no indoeuropea, que guarda similitudes con el vasco y el sardo, enriqueciendo aún más la diversidad cultural de la región.

Diversidad de pueblos y mestizaje en la península ibérica

La península ibérica fue un crisol de culturas donde convivieron diversos pueblos, cada uno con sus propias costumbres, lenguas y orígenes. Este mosaico cultural fue el resultado de un prolongado proceso de mestizaje e interetnicidad, que se vio favorecido por la llegada de influencias externas a lo largo de los siglos. Los pueblos ibéricos, por ejemplo, se asentaron en las áreas orientales, mientras que los celtas se expandieron por el norte y el oeste. Este intercambio cultural se intensificó con la llegada de fenicios y griegos, quienes establecieron colonias en la costa mediterránea, facilitando la difusión de ideas y prácticas culturales.

Distribución de los diferentes pueblos de la península ibérica. Foto: Carlos Aguilera.

Investigaciones interdisciplinarias sobre los celtas

Arqueología, lingüística y genética

Los estudios actuales sobre los celtas en Hispania se benefician de un enfoque interdisciplinario que combina la arqueología, la lingüística y la genética. Estos campos han proporcionado nuevas perspectivas sobre la distribución y las características de los pueblos celtas en la península. Las investigaciones arqueológicas han revelado la existencia de asentamientos celtas, conocidos como castros, que ofrecen una visión detallada de su organización social y económica. Por otro lado, los estudios lingüísticos han permitido identificar la presencia de lenguas celtas en inscripciones y topónimos, mientras que la genética ha ayudado a trazar las conexiones ancestrales entre los celtas y otros grupos europeos.

Doble origen de los iberos

El doble origen de los iberos es un aspecto fascinante de la historia de la península ibérica. A finales del II milenio a. C., gentes de los Campos de Urnas, originarios de Centroeuropa, llegaron al noreste de la península, trayendo consigo cambios significativos en la cultura material, la religión y la organización social. Estos cambios reflejan una similitud con los celtíberos, quienes también compartían un origen común. Los iberos del noreste se extendieron hacia el Levante, mientras que en el sur, los pueblos ibéricos se desarrollaron a partir de la Cultura de El Argar. Esta dualidad en el origen de los iberos explica las diferencias culturales observadas en distintas regiones de la península.

Substrato «proto-celta» en la península

El substrato «proto-celta» en la península ibérica es un tema de gran interés para los investigadores. Se cree que este substrato llegó con la Cultura Campaniforme en el III milenio a. C., extendiéndose desde el sistema Ibérico hasta el Atlántico, incluyendo el País Vasco y la zona cantábrica. Los pueblos asociados a este substrato, como los lusitanos, vettones y galaicos, muestran una continuidad cultural que se remonta a tiempos prehistóricos. Estos grupos, inicialmente pastores guerreros, desarrollaron una cultura propia que se integró con las influencias celtas posteriores, dando lugar a una rica tradición cultural que perdura hasta nuestros días.

Vista panorámica del Castro de Barona, en A Coruña, habitado desde el siglo I a. C. hasta el siglo I d.C. Foto: Shutterstock.

Influencias y evidencias históricas

La cultura tartesia y su papel en la celtización

La cultura tartesia, que floreció en el Valle del Guadalquivir, desempeñó un papel crucial en el proceso de celtización de la península ibérica. Los tartesios, con raíces mediterráneas similares a las de los iberos, establecieron contactos con los fenicios, lo que facilitó la introducción de elementos culturales celtas en su sociedad. Estos intercambios culturales se reflejan en la celtización de la lengua tartesia y en la adopción de prácticas celtas por parte de las élites tartesias. Este proceso de aculturación se extendió por toda la Hispania meridional, contribuyendo a la difusión de la cultura celta en la región.

Primeras evidencias escritas sobre los celtas en Hispania

Las primeras evidencias escritas sobre los celtas en Hispania provienen de textos antiguos como la Ora Maritima de Avieno y las obras de Herodoto. Estos documentos mencionan la presencia de pueblos celtas en la península, proporcionando una visión temprana de su distribución geográfica y sus características culturales. A lo largo de los siglos, la percepción de los celtas ha evolucionado, con estudios que han pasado de considerar a los celtas como invasores procedentes de la Galia a reconocer su presencia autóctona en la península, influenciada por múltiples oleadas migratorias y contactos culturales.

Evolución de la percepción de los celtas desde el siglo XVI

Desde el siglo XVI, la percepción de los celtas en Hispania ha experimentado una evolución significativa. Inicialmente, se pensaba que los celtas habían llegado a la península en una sola invasión desde la Galia, siguiendo las descripciones de autores clásicos. Sin embargo, descubrimientos arqueológicos posteriores, como los campos de urnas en Tarrasa, llevaron a reconsiderar esta teoría. Hoy en día, se reconoce la existencia de múltiples estratos etnoculturales celtas en Hispania, algunos de los cuales se remontan a la Cultura Campaniforme, mientras que otros llegaron con los Campos de Urnas, enriqueciendo así la comprensión de la historia celta en la península.

Estela circular empleada para el culto solar. Museo Regional de Prehistoria y Arqueología, Santander. Foto: Album.

Descripción de los celtas y su forma de vida

Guerreros pastores y castros fortificados

Los celtas de Hispania eran conocidos por su estilo de vida como guerreros y pastores, habitando en castros fortificados que controlaban los valles circundantes. Estos asentamientos, caracterizados por sus casas redondas y fortificaciones, reflejan una sociedad organizada en torno a la defensa y el control de los recursos. Los celtas mantenían una economía basada en la ganadería y el intercambio de metales, como el estaño y el oro, con otras regiones atlánticas. Su estructura social, menos compleja que la de otras culturas, se centraba en jefaturas locales, documentadas a través de estelas y esculturas de guerreros.

Importancia de los celtíberos en la expansión cultural

Los celtíberos, una mezcla de celtas e iberos, desempeñaron un papel crucial en la expansión cultural y territorial de los celtas en Hispania. Estos grupos, asentados en el sistema Ibérico y la Meseta, desarrollaron una cultura propia que influyó en otros pueblos de la península. Los celtíberos eran conocidos por su habilidad como guerreros, lo que les permitió expandirse y celtiberizar a otros grupos, como los vacceos y vettones. Su lengua, el celtibérico, forma parte del Celta Continental y se ha conservado en inscripciones que datan del siglo III a. C., proporcionando valiosa información sobre su cultura y sociedad.

Romanización de Hispania y continuidad cultural celta

La romanización de Hispania, que comenzó con la conquista romana en el siglo II a. C., supuso un cambio significativo en la organización política y social de la península. Sin embargo, la cultura celta no desapareció por completo. Los pagani, o habitantes de las aldeas, continuaron practicando sus costumbres y hablando sus lenguas, manteniendo viva la herencia celta. Esta continuidad cultural se refleja en la toponimia, con nombres de lugares y ríos de origen celta, y en las tradiciones populares que han perdurado hasta nuestros días. La romanización, por tanto, no extinguió la cultura celta, sino que la transformó y adaptó a las nuevas circunstancias.

Legado y reconocimiento de los celtas hoy

Toponimia y elementos culturales actuales

El legado celta en Hispania es evidente en la toponimia y en diversos elementos culturales que se han mantenido vivos hasta la actualidad. Nombres de ríos como el Deva, el Nervión y la Pisuerga, o de ciudades como Segovia y Salamanca, tienen un origen celta que atestigua la presencia histórica de estos pueblos en la península. Además, elementos culturales como los hórreos gallegos y asturianos, y la tradición de beber cerveza, palabra de origen celta, son testimonio de la influencia celta en la vida cotidiana de los habitantes de la región.

Conservación de tradiciones y creencias

Las tradiciones y creencias celtas han perdurado a lo largo de los siglos, adaptándose a los cambios culturales y sociales. Ritos en peñas, árboles y fuentes sagradas, así como festividades populares, conservan elementos de las antiguas creencias celtas. El santuario de San Andrés de Teixido, por ejemplo, es una cristianización de las creencias celtas en la metempsicosis. Estas tradiciones, junto con la literatura oral y las leyendas transmitidas de generación en generación, forman parte del rico patrimonio cultural de la península ibérica.

Grabado coloreado ilustrando la guerra numantina en la edición francesa de la Historia de Polibio traducida del griego por Dom Vincent Thuillier. Foto: Album.

Patrimonio Cultural: los celtas de Hispania

El reconocimiento de los celtas de Hispania como parte del Patrimonio Cultural es fundamental para la preservación de su legado. Los restos arqueológicos y las tradiciones folklóricas asociadas a los celtas son una fuente invaluable de conocimiento sobre el pasado de la península. Además, representan una atractiva oferta turística que puede contribuir al desarrollo de regiones apartadas y despobladas. Proteger y promover este patrimonio es esencial para mantener viva la memoria de los celtas y su influencia en la historia y cultura de Hispania.

El uso del hórreo se extiende por buena parte del norte de la península ibérica. En la imagen, un hórreo gallego. Foto: Shutterstock.

* Este artículo fue originalmente publicado en la edición impresa de Muy Historia.

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